Saga para + 18

Iris púrpura es el cuarto libro de la saga Los Craig. Para comprender la historia y conocer los personajes es necesario partir de la lectura de Los ojos de Douglas Craig.

La saga es de género romántico paranormal. El blog contiene escenas de sexo y lenguaje adulto.

Si deseas comunicarte conmigo por dudas o pedido de archivos escribe a mi mail. Lou.


domingo, 30 de octubre de 2016

¡Hola chicos! Ya pisando los umbrales de Halloween les dejo capi especial. Como verán no tiene número porque no es correlativo de ningún libro. Es sólo un regalo para ustedes. Las historias son imaginación mía salvo el pozo del infierno, la dama de las nieves, la historia de las Mastriokas, y la bruja Anne, de Noruega.

Espero se diviertan y las haga sonreír. Ese es mi fin. Un beso grande.

Citu, mi niña, no me he olvidado de pasar por tu blog sólo que no estoy en un buen momento pero no es desinterés querida amiga.

Un beso grande a todos. ¡Feliz Halloween junto a los Craig!







HALLOWEEN.


Capítulo especial.


Scarlet.



Las chicas habíamos decidido reunirnos a la hora del miedo. Once en punto de la noche fue la cita junto al hogar de leños para nuestro Halloween de este año. Charles nos prestó la casona cerca del mar y cada una optó por un disfraz diferente aunque no debíamos vernos antes de la reunión.

Fui la primera en llegar a la sala amplia pero acogedora y aguardé sentada en la alfombra ver a mi pandilla.

Las primeras en aparecer fueron Rose y Sara.

-¡Holaaa Scarlet!
-¡Holaaa chicas!

Rose corrió hacia mí sentándose en la alfombra.

-¡No te sientes, quiero ver tu disfraz! –protesté.

Rose se puso de pie y giró lentamente.

Tenía un vestido hechos harapos y estaba sin zapatos, lucía despeinada, y maquillada con una base muy blanca. Alrededor de los ojos profundas ojeras.

-¿Qué eres Rose? –pregunté.

Con los brazos en jarro contestó.

-¿Cómo qué soy, Scarlet? ¿No me reconoces?

Moví la cabeza negando.

Suspiró.

-A ver si ahora te avivas… -respiró profundó y gritó-. ¡Cerebros, quiero comer cerebros!

Parpadee repetidas veces.

-¡Ay Scarlet! ¡Soy una zombie!

Parpadee más.

Se sentó de mala gana mientras Sara se acercaba con dificultad.

-A ver si te desasno. Los zombies comen cerebros de los humanos. Son muertos vivos.
-¿Zombie? ¿Pero estás muerta o estás viva?
-¡Aaaay! ¡Qué me sacas de quicio! Explícale Sara, por favor –rogó.

Sara logró sentarse en la alfombra con esfuerzo.

-Espérate, que el disfraz de IT, el payaso maldito me está matando. La cantidad de tela más el bebé es mucho para mí.
-Estás bonita –sonreí.
-Pues, si estoy bonita no está dando resultado, lo ideal es que te asuste.
-Ah pues, sí me asustas –agregué-. Pero los payasos no dan miedo, Sara.
-Yo sí, porque soy un payaso que mata y soy muy malo.
-Aaaah…
-Mira, los zombies son muertos que reviven y van por el mundo alimentándose de cerebros humanos. No mueren así nomás porque por un lado están muertos y.
-¡Qué complicado!
-Scarlet… -Rose calló y me miró inspeccionándome-. ¿Y tú de qué estás disfrazada?
-De policía –acomodé mi gorra.
-Pero de policía no da miedo.
-Soy un policía vampiro.

Frunció el ceño.

-¡Scarlet! No te has disfrazado de nada. Tú eres un policía vampiro.
-¿Y qué hay con eso? Doy miedo igual.
-¡Scarleeet!
-Okay, tuve que hacer ronda hasta hace poco y no pude comprar nada, las tiendas están cerradas. ¿Conforme?

Se encogió de hombros.

-Por mí está bien.

Un bulto blanco nos sorprendió desde la puerta de entrada. Parecía ser una sábana flotando con dos agujeros a la altura de los ojos.

-¡Buuuuuuuh soy un fantasmaaa!
-¡Margareeet! –gritamos.

Se detuvo desilusionada.

-¿Cómo supieron?
-Por tu voz –palmeó Rose.
-Ufaa.

Las cuatro nos sentamos en la alfombra.

-¿Scarlet, no te has disfrazado? –preguntó.
-¡Qué sí! Soy un policía vampiro.
-Sí, es muy original –protestó Rose.

Al escuchar la puerta fui a abrir y vi a Marin y Liz disfrazadas de brujas.

-Lo lamentamos –dijo Liz encogiéndose de hombros-, ninguna sabía de qué iba el disfraz de la otra.

Reí.

-No importa, son brujas diferentes.
-Cierto –rio Marin girando y mostrando su vestido negro hasta los pies con mangas anchas, donde sobresalían sus dedos de uñas oscuras y puntiagudas. Tenía el cabello suelto y una nariz ganchuda de silicona.

Observé a Liz con su vestido azabache, vaporoso, tapaban apenas sus muslos. Sus ligas negras hacían juego con las medias y zapatos de tacón estiletto.

-Eres una bruja indecente –reí.
-Por supuesto, querida. Es con quien más me identifico.
-¿Lenya te ha visto salir así de la mansión?
-Sí, ¿mi retraso te dice algo?

Reímos.

-Es verdad tuve que esperarla en el taxi –acotó Marin.
-Adelante chicas.
-¿No te has disfrazado, Scarlet? –preguntó Marin.

Rodee mis ojos.

-Siii, soy un policía vampiro.
-Aaaah… -exclamaron las dos.

Antes de cerrar la puerta vi a dos de las chicas Gólubev avanzar por el jardín.

Me crucé de brazos y sonreí.

-¡Me encantan las dos!

Ambas entraron a la sala ante la atenta mirada de Liz.

Natasha caminó lentamente y aspiró el largo cigarrillo con boquilla.

-¿Qué tal? Soy Morticia Adams. ¿Me queda bien?
-Excelente –acoté.

Liz se aproximó.

-¿Y dónde está tu Homero, querida?

Ella la miró bajo ese maquillaje perfecto.

-Me cansé de él y lo eché, tesorito. Ahora está con una idiota.
-Buenooo –interrumpí carraspeando-. ¿Qué tal si pasamos y esperamos por Bianca? ¿Saben algo de ella?
-No la vi en la mansión –informó Marin.
-Creo que la traería Sebastien en el Audi –dijo Liz alisando su vestido.
-Okay… Ah, y Anouk… ¿Qué has elegido para Halloween?

La menor de los Gólubev esta maquillada sutilmente pero su capa roja hasta los pies robaba la atención de todas.

-Soy “la chica de la capa roja”.
-¿Y eso da miedo? –preguntó Rose acercándose para verla mejor.
-Por supuesto, no olviden que la chica termina convertida en lobo como su gran amor y ambos seguirán matando personas.

Liz arqueó una ceja.

-Así no termina la película.
-Claro que sí.
-¡Qué no! Eso no se sabe. Ella parte con él, pero no dice nada si la convierte.
-Es obvio que él la morderá después de acostarse con ella –protestó Anouk con los brazos en jarro.
-Esa es tu interpretación.
-Pues sí, fíjate que es mi interpretación.
-Oigan, yo no vi la película y me han contado el final, par de tontas –protestó Sara.
-Ubiquémonos en la alfombra, en cuanto llegue Bianca y Svetlana apagaremos las luces y contaremos historias de terror.
-Vale, pero insisto, la chica de la capa roja no se convierte y es final abierto –continuó Liz.
-Está bien –dijo Anouk fingiendo tristeza-. Entonces… seré caperucita, ¿te gusta? –le sonrió a Liz con burla.
-Eso no da miedo. Caperucita fue la víctima del cuento.
-Eso es lo que crees tú, sabionda. Es la versión para niños. La verdad es que Caperucita asesina a su abuelita, se mete en la cama con el lobo, y tienen sexo desenfrenado toooda la noche. Y eso no es todo. Caperucita es taaan buena en la cama que logra que el lobo se olvide de toooodas sus ex novias.
-¡Voy a matarte!

Liz saltó sobre Anouk y ambas se agarraron de los cabellos. En fin logramos separarlas entre todas. Cosas que pasan…

Antes de que la paz total reinara aunque habíamos logrado separar a la provocadora de Anouk cuyo Venus se había despertado al parecer esa noche, y a la celosa de su amigo, léase Liz, la puerta de calle se abrió lentamente… Todas miramos para contemplar en segundos a la muerte personificada. Lucía una capa negra hasta los pies y su rostro estaba oculto por la capucha. En su mano derecha, una guadaña.

Reímos.

-¡Bianca! ¡Qué genial idea! –exclamó Margaret.

Pero “ella” no contestó.

Guardamos silencio mientras “la muerte” caminaba entre nosotras.

-Bianca, ¿eres tú? –titubeó Sara.

Ella negó con la cabeza.

-¡Es la muerte de verdad! ¡Es muy alta, Bianca no es así!
-Todas gritamos al mismo tiempo.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah!

Una risa contagiosa se escuchó bajo la capucha.

La extraña se quitó la misma y suspiramos.

-¡Svetlanaaa!

Ella rio descostillándose.

-¡Qué idea tuvo Bianca cuando le pregunté por mi disfraz! Jajajajajaa. Sos todas unas tontas, pensaron que era la muerte.
Reímos.
-¡Vamos a sentarnos, chicas! –invité-. Ah, y antes que alguien me pregunte, estoy disfrazada de policía vampiro, okay.

Apenas nos ubicamos la puerta sonó otra vez.

-¡Esa sí debe ser Bianca!

Me apresuré a abrir y me encontré con mi cuñada vestida de dama antigua. La observé de arriba abajo. Estaba mucho más pálida que de costumbre con profundas ojeras y de sus labios rojos sobresalían puntiagudos colmillos.

Sonreí.

-¿Y tú quién eres?

Bianca caminó a través de la sala y nos miró con mirada sobradora.

-¿Cómo quién soy? Soy el ama de todas ustedes, queridas mías. Soy Mina, reencarnación de Elizabetha. La amada del Conde Drácula. Es decir, el único verdadero y líder de los vampiros.
-¡Aaaay mira tú! –protestó Rose.
-Pero sí que eres engreída –rio Margaret.
-A ver ama de todas nosotras –sonreí-. Haznos el honor de sentarte en la alfombra.
-Pero antes… -Bianca quitó sus manos que escondía bajo la chalina de terciopelo y dejó libre un par de extrañas cosas que salieron volando por la sala-. Quiero presentarles a mis amigos.
-¿Qué cosas son esos pájaros? –pregunté.
-No son pájaros –informó Svetlana-. ¡Son murciélagos!

Todas gritamos al mismo tiempo.

-Tranquilas –Bianca rio-. Los murciélagos no chupan sangre de vampiresas.
-¡Pero de algunas humanas sí! –gritó Marin cubriéndose la garganta con ambas manos.

Reímos por el miedo que reflejaba su rostro aunque los extraños bichos desaparecieron en segundos por una ventana abierta.

-Muy bien, ahora sí –ordené-. Apaguemos las luces y cojamos las velas para encenderlas.

Cogí una caja que había preparado bajo el sofá. La misma contenía velas de todos los tamaños en color negro y naranja.

Rose bailó de alegría.

-Miren me tocó la vela más grande.
-La mía es mejor –agregó Anouk-. No será la más grande de largo pero es la más ancha –rio divertida.
-Oye Anouk –protestó su hermana Natasha-. Sí que tú Venus está alterándote últimamente, ¡eh!

Ella volvió a reír.

Cuando pudimos lograr el orden y sentarnos con las luces apagadas y las velas encendidas, comenzamos esa noche de Halloween que para mí sería memorable. Miento, ya lo era.

-¿Quién comienza a contar? –preguntó Liz.
-Yo –dijo Sara-, porque voto por dos. Mi bebé y yo.
-Vale –contestamos.
-Contaré la historia de un troll.



-Pero de trolls estamos hasta la coronilla –protestó Rose-. Estamos en Noruega. Cuna de trolls.
-Bueno, pero mi historia es terrorífica.
-¡Adelante, cuenta! –exclamó Svetlana-. En Rusia no hay trolls.
-Como sabrán –comenzó Sara-, los trolls son criaturas horribles que se esconden en nuestros bosques cuando es de día. Salen a la noche ya que el sol los puede convertir en roca. Ellos aprovechan la luz de la luna para buscar su alimento y vengarse de los humanos. Los trolls hace miles de años eran amistosos peeeroo… un vez un grupo de granjeros pensando que sería mala suerte tenerlos rondando por sus tierras les tendieron una trampa y los hicieron caer en un gran pozo cavado para ese fin.
-¡Qué malvados! –dijo Svetlana.
-Sí querida, los atraparon y los dejaron sin poder escapar en esa fosa enorme hasta que el sol llegara y lo matara con sus rayos.
-¿Y qué pasó? –preguntó Bianca.
-Los granjeros deseaban quedarse a contemplar como aquellos seres abominables de un solo ojo en la frente iban convirtiéndose en roca a medida que el sol avanzaba. Sin embargo… Los gritos de dolor de los trolls hicieron que cada humano de allí tapara sus oídos y corriera hasta sus granjas.
-¿Lograron escapar los trolls? –preguntó Marin.

Sara movió la cabeza negando.

-Quizás sí, quizás no. Nunca se supo. Porque cuando los granjeros fueron a ver a la noche, la fosa estaba vacía.
Sara hizo una pausa de silencio para después seguir contando con voz lúgubre.
-Lo cierto es que los granjeros nunca tuvieron la oportunidad de verlos.
-¿Desaparecieron del bosque? –preguntó Liz.
-No querida, ellos… todos los graneros que habían participado en ese crimen… fueron encontrados uno a uno… aplastados en las cercanías y sus vísceras colgadas de las ramas de los árboles.
-¡Qué ascooo! –exclamé.
-¡Puaaaj! –dijo Natasha.
-Por eso, cada noche los granjeros aún en estos tiempos se guardan en sus casas y no salen por nada del mundo, por temor a ser aplastados y destripados. Y todas ustedes… tengan cuidado si caminan cerca de un bosque… porque puede alcanzarlas la furia de esos temibles trolls vengativos. Entonces… Sus cuerpos serán aplanados contra el suelo y sus tripas saldrán por los orificios de sus cuerpos, lentamente. Y mientras mueren en una horrible agonía verán al troll colgar sus intestinos de las ramas más próximas.

Todas aplaudimos.

-¡Muy bueno Sara! –felicitó Margaret- Mi historia también es de un troll.
-Cuenta Margaret –alentó Anouk.
-Había una vez, hace mucho tiempo, que los leñadores dormían en el bosque para ahorrar tiempo, no ir y venir a la ciudad, y así poder cortar mucha leña. Cuenta la leyenda, que los trolls, dueños del bosque, odiaban que los humanos maltrataran la naturaleza. Decidieron una noche emplear sus dones mágicos. Se dice que los trolls pueden convertirse en bellas mujeres y así engañar a los hombres. Así fue como una noche donde los leñadores dormían en sus carpas, bellas hembras los rodearon y ellos muertos de pasión cayeron en sus redes.
-¿Y se enamoraron y se casaron? –rio Marin.
-No, no. Este cuento es de terror.
-Pues que se casen es de terror –rio Natasha-. No hay peor cuento sobre la tierra.

Reímos.

-Cuando los hombres –continuó Margaret-, estaban en pleno coito con esas hembras.
-¿En pleno qué? –pregunté.
-¡Coito Scarlet! –exclamó Bianca-. El acto sexual.
-Siii, es cuando el macho deja de usar su cerebro y la hembra tiene todo el poder –rio Liz.

Reí.

-Calla Liz, que hay veces que la hembra es la que no usa su cerebro y el macho usa la inteligencia. Sino mírenme a mí –Sara acarició su panza con ternura-. Quedé embarazada sin darme cuenta.

Reímos aunque la historia de Margaret no había concluido.

-Sigue Margaret –incité-. ¿Qué ocurrió con los leñadores? ¿Los mataron?
-Ojalá hubiera sido así, tesoro. Porque lo que hicieron los trolls es descubrirse tal como eran y con las mismas hachas que cortaban los árboles cortaron los penes de todos los leñadores.
-¡Ooooh! –exclamamos todas.
-¡Qué horror! –gritó Anouk-. Drank es leñador.

Reímos otra vez, incluso Liz.

-Entonces dile que no se quede en el bosque por las noches y se encierre muy bien en su cabaña. Seguramente los trolls lo estarán buscando –rio Margaret.
-Mi amigo no corta árboles indiscriminadamente, sólo los necesarios y cuida bien que árboles están prohibidos –protestó Liz.
-De todas formas a quien debe preocupar su pene es a mí –rio Anouk.
-Calla, que no te da ni la hora –peleó Liz.
-¡Ya me dará mucho más que la hora!
-¡Así se habla Anouk! –exclamó Rose.
-Tú procura de no hacerlo sufrir porque colgaré tus tripas en las ramas de los árboles.
-¡Tú y cuántas más! ¡Hembra celosa y posesiva!
-Yaaaa, cállense. Sígamos… Ahora contaré yo el mejor cuento de terror –dije con aire de sabelotodo-. Es el mejor porque es la historia verídica de Anne Pedersdotter.
-La bruja más famosa en Noruega –agregó Liz.
-Así es, chicas. Su historia está perfectamente documentada. Anne, nacida en Trondheim era esposa de un clérigo luterano. Fue acusada de bruja en 1575, pero bajo sus artilugios y el poder que tenía su esposo obtuvo el perdón Real. Pero poco después… Al enviudar… hechos extraños comenzaron a saberse por todo Bergen. Personas asesinadas por extraños ritos fueron encontradas. Pedazos de cuerpos desgarrados esparcidos por las calles con el signo grabado de Satán. Fue así como en 1590, Anne fue acusada nuevamente pero esta vez no pudo salvarse y murió quemada atada a un poste el 7 de abril de ese año. Lo terrorífico es que se sabe que en las noches de Halloween, Anne anda por las calles cazando niños y personas cautas a las que no duda en atraparlas y comérselas hasta sólo dejar sus dientes y uñas.
-Pobre Anne –lagrimeó Sara-. Morir quemada.
-¡Pero Sara! La humana era una bruja. No hay forma de matar una bruja si no la queman –protestó Rose.
-¡A mí me da pena igual!
-¡Estás tan sensible! –protestó Bianca.
-No caminaré por Bergen en Halloween, jamás –dijo Marin sonriendo-. Digo, por las dudas.
-Es más –agregué-. Como es bruja y tiene pacto con el diablo, puede aparecer y desaparecer no sólo en Bergen sino… Puede estar cerca de aquí, quien sabe…
-¡Las espantaremos con ajo! –gritó Rose.
-Rose, el ajo es para los vampiros no para las brujas y ya sabemos que es un mito –rio Natasha.
-Cierto –rio Margaret-. Yo cocino con ajo.

Reímos.

-Ahora contaré yo –dijo Svetlana alisando su capa negra.
-Cuenta de Rusia –animó Bianca.
-Se dice que desde hace miles de años vive entre las montañas heladas de mi país, una mujer de singular belleza de cabellos largos y oscuros...
-Eso lo sabemos todos pero vivo en Moscú –rio Natasha.
-Calla engreída –rio Bianca.
-Se la llama la dama de las nieves. Se cuenta que su belleza puede hacer caer a cualquier hombre a sus pies. Pero… esta hembra bella esconde un secreto…
-¿Cuál? –se entusiasmó Rose.
-Ella usa su hermosura para atraer a los machos y asesinarlos. Cuando ellos la siguen enamorados, ella los besa y los convierte en hielo. También se divierte hipnotizándolos y cuando ellos creen que está allí, en realidad son rodeados por una manada de lobos que se los devoran sin compasión.
-¡Joder Svetlana! –protestó Liz-. Si seguimos así entre trolls, brujas, y fantasmas, no quedarán machos en el mundo.

Reímos.

-¿Pero por qué actúa así? ¿Por qué los odia? –preguntó Margaret.
-Ah pues, fue una mujer engañada, lastimada en su orgullo, y traicionada por su amado.
-Así somos las hembras rusas, peligrosas –rio Natasha.
-¡Oye, las hembras de Noruega también! –se quejó Bianca.
-Por ello –continuó Svetlana-, se aconseja a los hombres rusos que si tienen la desdicha de toparse con ella, no le presten atención. Su final será terrible.
-Pobre dama de las nieves, fue engañada –murmuró Sara.
-Ahora escuchen, tengo otra historia rusa más escalofriante –dijo Anouk.
-¡Cuenta! –exclamé.
-Todas conocemos las simpáticas muñecas rusas, las Mastriokas.
-Siii, son las que se meten en otra muñeca igual –sonrió Marin.
-Esas mismas… La historia comenzó cuando un leñador buscando leña para abastecerse contra el crudo invierno, encontró un gran trozo de madera color blanco que le llamó la atención. Al regresar con la leña se puso a tallar ese trozo especial ya que le parecía muy bonito para quemarlo. Cuando terminó su trabajo contempló que había hecho una graciosa y linda muñeca. Como estaba solo y necesitaba compañía, le hablaba todos los días a esa muñeca como si de verdad estuviera viva. Un día la muñeca lo saludó y comenzó a hablar con él. Sin embargo por más que fuera muy simpática terminó pidiéndole un favor.
-¿Qué favor? –preguntó Liz.
-Que la convirtiera en madre. Entonces el leñador extrajo parte de la madera de la misma muñeca e hizo otra más pequeña. Pero con el correr del tiempo esta muñeca más pequeña le pidió ser madre también. A lo que el leñador continuó haciendo lo mismo con las muñecas y ellas pidiéndole más. Hasta que un día, se dio cuenta que nunca terminaría de satisfacerlas e hizo con un tronco de madera diferente un muñeco varón. Fue encerrando a las muñecas una a una dentro del muñeco hasta que ya no quedó ninguna.
-¿Y entonces? –preguntó Rose.
-Entonces… se dice que las muñecas Mastriokas pueden llevar una maldición. Si las compras y llevas a tu casa no debes abrirlas nunca. O serás esclavo de ellas como lo fue el leñador.
-Uuuuuuh –exclamamos.
-¡Me gustó tu historia, Anouk! –sonrió Marin.
-Siii, estuvo genial, pero no compraré esas muñecas –rio Margaret.
-¿Y tú Natasha? ¿Tienes alguna historia de Rusia?
-Por supuesto. Contaré la famosa y verídica historia del Pozo del infierno.
-¡Siiiii! –me entusiasmé.
-Ciertos científicos rusos que excavaban en los montes Urales, llegaron muy profundo hasta donde nunca el humano hubiera imaginado que podría lograr. Alrededor de unos catorce kilómetros hacia el centro de la tierra. Estaban muy dichosos con el logro y quisieron investigar en las profundidades y seguir un poco más. Pero al llegar a un punto, la temperatura comenzó a subir deliberadamente hasta alcanzar los mil cien centígrados.
-¿Tuvieron que abandonar? –preguntó Sara.
-Sí, debieron huir. Pero no por el calor que estaba derritiendo hasta los equipos de medición. Sino porque los micrófonos grabaron sonidos extraños y aterradores. Entre ellos gritos de auxilio y dolor. Todo quedó registrado. Y hasta hoy se asegura que es la prueba de que existe el infierno y esas voces eran de almas torturadas. Está demás decir que nadie se atreve a bajar. Aseguran que esa fosa descomunal tiene poderes sobrenaturales y los animales muertos pueden volver a la vida en horrorosas condiciones.
-Uy, ¡qué tal! El infierno en los Urales –rio Rose.



-Ahora me toca a mí –dijo Liz-. Aunque… no sé si deba…
-¿Por qué? –pregunté.
-Porque la historia que muchos aseguran haber sido testigos tiene su origen en Kirkenes, es decir, exactamente por aquí, cerca… junto al acantilado.
-¡Cuenta, cuenta, cuenta! –exclamamos todas.
-Muy bien, pero después no digan que quieren irse porque tienen miedo.
-¡Noooo! –gritamos al unísono, entusiasmadas.
-Vale… Hace casi cien años una pareja de humanos compró una casona cerca del mar. Quizás… Podría ser esta misma…
-¿Entonces? –preguntó Rose.
-¡Espérate Rose, ten paciencia! –acotó Marin.
-¿Continúo?
-¡Síiii!
-Entonces, vivieron felices muchos años aquí, disfrutando de una vista maravillosa. Como la que Charles debe ver todas las mañanas desde la planta de arriba. La dueña de casa tuvo un niño muy bonito que creció hasta la edad de cinco años… Pero como la felicidad no es eterna, la desgracia golpeó a la puerta un día que jamás olvidarían… El niño, travieso como todos los niños, se escapó para ver de cerca el mar. Sus padres al darse cuenta de la ausencia salieron a buscarlo pero por más esfuerzo incluso de parte de la policía no pudieron hallarlo, ni ese día, ni la semana siguiente. Imaginen, sus padres desesperados continuaron la búsqueda.
-¡Por favor! Di si lo encontraron –dijo Anouk-. No soporto el sufrimiento de los niños.
-Pues sí, lo encontró su padre… La noche del 31 de octubre, la noche de Halloween. Pero no vivo… hecho añicos contra los acantilados.
-¡Nooooooo! –gritamos todas.
-¡Qué triste! –lagrimeó Sara.
-Aguarden –continuó Liz-. Esto no termina aquí.
-¡Sigue! –la animó Bianca.
-Sus padres no encontraron consuelo. Y como el niño tuvo el trágico final por descuido de los adultos, su progenitor se sintió culpable y a su vez acusó a la madre por el error. Fue terrible como ambos no podían vivir con esa culpabilidad. Fue así como en una de esas peleas que tenían ambos, muy a menudo… El padre dio muerte a su esposa degollándola y luego se suicidó.
-¡Ooooooh!
-Se dice que la casona quedó maldita y además…
-¿Además qué? –pregunté.
-El niño ahogado vuelve cada Halloween a golpear las puertas de esa casa y todas las casas de los alrededores para vengarse por su destino. Torturando con su presencia fantasmal a todo aquel que abra la puerta. Si los humanos responden al llamado… El niño asesina sin piedad a cada persona que se le cruce hasta el amanecer.
-¡Muy bueno, Liz! –exclamamos.
-Ahora falta Bianca y Rose. ¿Qué tienen para contarnos?

Las llamas pequeñas de las velas iluminaban nuestros rostros haciendo más tétrica esa noche.

-Ahora yo –dijo Rose.

De pronto, unos golpes en la puerta nos sobresaltaron.

-¿Escucharon eso? –preguntó Natasha.
-Siiiiiiii, escuchamos –respondimos.
-Fueron llamados a esta puerta –dijo Sara angustiada.

Todas nos mantuvimos en silencio.

-Creo que nos pareció y fue el viento –dijo Marin parpadeando.

Sin embargo, los golpes de llamado en la puerta volvieron a escucharse.

-¡Es el niño! -gritó Rose.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaah! –gritamos y comenzamos a correr por la sala.
-¡Enciendan las luces, joder! – gritó Svetlana.
-¡No funcionan! –gritó Margaret.

Volvimos a gritar como locas desquiciadas y aterradas. Todas nos escondimos como pudimos y aguardamos temblando de pies a cabeza sin tener la loca idea de averiguar quién era. Sobre todo porque para ello debíamos abrir la puerta…

Hasta que en el medio del silencio unas risas se escucharon. Risas que no venían del interior de la casa sino del jardín. Risas… que poco a poco supimos reconocer.

-¡Esa risa es de Anthony! –se enfadó Svetlana.
-¡Y esa es la de Charles! –exclamó Margaret.

Bianca salió de su escondite e intentó encender las luces nuevamente no teniendo buen resultado.

-¡Esto es obra de Numa!

Liz saltó entre los sillones y se abalanzó hacia la puerta abriéndola de par en par.

-¡Lenya Craig, te mataré!

Todas seguimos a Liz al jardín para comprobar a esos machos muertos de risa ante la broma pesada que nos habían hecho.

-¡Qué idiotas son! –se enojó Natasha.
-¡Y metiches! –agregó Marin, mientras Douglas muerto de risa pedía perdón con las manos juntas.
-¡Numa, devuelve la luz ahora mismo! –gritó Rose con los brazos en jarro.

Sebastien se acercó a Bianca y la abrazó aunque ella intentó apartarse, muy enojada.

-Mi amor, fue una pequeña broma, no te enfades.

Poco a poco se reunieron con los machos, esos a los que creíamos tan tontos. Ellos nos habían hecho pasar el susto de nuestras vidas. Finalmente terminamos riendo todos, recordando como habíamos caído en la trampa. Así cada una partió de la casona con su amorcito, salvo Anouk, Natasha, y yo, que quedamos cruzadas de brazos en el jardín.

-¿Y ahora que haremos? –preguntó Anouk-. Nosotras estamos solas como perros de calle.
-Cierto –me encogí de hombros.

Natasha se sentó en el césped.

-Estamos sin machos, esto sí que es una historia de terror.
-Tranquila, entraré a la casa y traeré una botella de coñac, beberemos y si tienen más historias esperaremos el amanecer haciéndonos compañía.
-¡Buena idea!

Efectivamente, queridos lectores, humanos… Nosotras finalizamos la noche con terrible borrachera. ¿Y ustedes? ¿Cómo pasaron su Halloween?








6 comentarios:

  1. Uy me divertí con las chicas me gusto la historia de Margaret y lo que Scarlet no entendía lo de los zombies. Te mando un beso . Tranqui cuando puedas me lees

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    1. ¡Gracias Ju! Siempre tan atenta. Me encanta que te haya gustado. Un besazo enorme.

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  2. Ah me divertí con este capítulo especial, y Scarlet no entendía de los zombies yo se lo hubiera explicado porque me gustan jaja...muchas gracias Lou me gustó mucho!

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    1. ¡Me alegro mucho Lau! Fue muy divertido para mí escribirlo. Creo que valió la pena. Un besote enorme.

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  3. Jajaja pero que buen Halloween pasaron estas chicas! Muy originales los disfraces, el mejor, el de Scarlet...poooobre,no le quedó otra que ser policia vampiro ����
    Me gustó muchisimo este capítulo especial amiga, realmente me divertí. Muchas gracias por compartirlo!
    Besotes! Te quiero!!

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  4. Jajajaja amo a esos machos! los amo de verdad, son perfectos. Creo que las chicas pasaron el Halloween perfecto♥

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