Besos y muchas gracias por la paciencia.
Capítulo
8.
Destino.
Anouk.
Las
compras de Navidad en Kirkenes me encantaron, claro que no era igual recorrer
las tiendas de Moscú en limousine que ir cargada con los paquetes y en autobús.
Joder, ¡qué rabia!
Por
lo menos no nevaba aunque hacía mucho frío. Imaginé que mis padres estarían
junto al hogar pensando que comprar para cada uno de nosotros. Por suerte
viajaría para Nochebuena después de dejar los regalos para los integrantes de
la mansión. Incluso le había comprado a Ron un reloj que seguro le gustaría. Había
sido muy amable conmigo. En realidad todos habían sido geniales después de todo.
Nunca hubiera imaginado que pasaría tan bien reunida en la sala los fines de
semana cuando todos se juntaban a contar anécdotas.
Aunque
fuera solo por la semana de fiestas, extrañaría a Marin, a Scarlet y nuestras
charlas confidentes. A Rose y sus lecciones sobre machos cada vez que la
ayudaba hacer las tareas como limpiar las habitaciones. Me había
enseñado que no era difícil y podía ser divertido pasar la aspiradora o tender
las camas. La adorable pelirroja necesitaba ayuda ahora que Sara no se le
permitía hacer esfuerzos.
Charles
era un buen aliado en cuestión de limpieza y aprendí técnicas de cómo lustrar
los muebles sin que quedaran vetas. Hasta Margaret me había enseñado a cocinar
tartas de frutas las preferidas de Liz, y hacer tostados de jamón para Douglas
sin que se quemaran.
Pronto
podría contraer matrimonio… Bueno me faltaba lo esencial… El novio.
Suspiré
inmóvil bajo la garita de la parada de autobús. ¿Y si cogía un taxi? No… No me
había quedado mucho dinero y debía guardar para llevar a Moscú y así no pedir
nada a mis padres.
Una
señora se posicionó detrás de mí con una niña pequeña de la mano. A la pequeña
sólo se le veían los ojitos claros detrás de la gorra y bufanda.
-Holaaa,
¿tienes frío?
La
niña asintió con la cabeza.
-No
te preocupes pronto llegarás a tu casa y en unos días vendrá Santa Claus y te
dejará regalos –sonreí.
La
madre me miró seria.
-En
casa no creemos en el maldito Santa Claus.
La
miré sorprendida.
-Ah…
Bueno… ¿Por qué no lo ha visto nunca? Pues no se fíe. Le sorprendería saber en
cuantos seres no ve y existen –volví a sonreír y creí sentir un gruñido.
-Okay…
Giré
y miré hacia la calle esperando divisar el autobús.
¡Qué
humanos amargados!
De
pronto una moto zigzagueó con elegancia entre los coches llamando la atención.
No solo a mí sino a un par de chicas que se disponían a cruzar la calle.
Seguí
la moto con la vista hasta que se detuvo frente a mí. El conductor miraba hacia
adelante muy concentrado esperando que la luz del semáforo le diera paso.
Lo
miré detenidamente…
Chaqueta
para la nieve, jeans gastados, botas de cuero y piel, y casco. Un inoportuno
casco que no dejaba que viera su rostro.
¿Y
si tosía o estornudaba? ¿Se giraría para verme? Era musculoso…
Animada
no sé si por el frío y el aburrimiento o la desesperación de encontrar un macho
apuesto que me desvirgara aunque fuera humano, intenté toser un poco. Sin
embargo él ni se inmutó.
Lo
intenté otra vez porque a terca nadie me ganaba.
Ya
con un irascible ataque fingido de tos, el chico giró la cabeza y me miró.
Un
par de ojos azul profundo se clavaron en mí.
Pero…
a ese chico lo conocía…
Abrí
mi boca asombrada por la casualidad de encontrar alguien conocido en plena ciudad
y con tanta muchedumbre.
-¡Señor
leñador! –exclamé sonriendo.
Él
arqueó las cejas y agrandó los ojos como si hubiera visto a Satanás.
-Holaaa,
soy yo, Anouk. ¿Recuerdas? La de la leña. Fui con Scarlet a la reserva hace un
par de semanas.
Él
negó rotundamente con la cabeza y sin moverse aceleró la moto.
Me
acerqué apresurada bajando la acera.
-¡Ay
pero cómo no te acuerdas de mí! ¡Soy difícil de olvidar!
Juntó
las cejas en señal de protesta y miró hacia adelante.
Caminé
rápido hasta pararme frente a la moto.
-Holaaaa,
¿estoy pintada? ¡Soy Anouk! La chica a la que le has arreglado el tacón.
Creo
que rodó los ojos.
Me
dio impresión que me recordaba pero por alguna razón prefería olvidarme.
Al
fin viendo que no me movía interceptando su salida a menos que me llevara por
delante, desaceleró y se quitó el casco.
Su
rostro mostraba el enfado aunque si debía ser sincera ese detalle con los
cabellos desordenados y cobrizos lo hacía hermoso.
-¿Y?
–pregunté-. ¿Ahora me recuerdas?
Bufó
y murmuró algo por lo bajo. Las bocinas sonando y los motores arrancando no
permitieron que escuchara lo que había dicho aunque imaginaba que no era un
piropo.
-¿Qué
necesitas? ¿Se te ha roto otro tacón? –preguntó con el casco bajo el brazo en
actitud antipática.
Reí
abrazando mis paquetes. Es que me daba gracia verlo enfadado.
-Nooo,
estuve de compras y ya regreso a la mansión… ¿Tú podrías alcanzarme?
-¿Qué?
Elevé
la voz. ¿Era sordo?
-¡Digooo,
si me llevas hasta la mansión!
Sus
ojos azules me miraron y sus labios se entreabrieron como si fuera a protestar.
Tenía un hoyuelo en la barbilla y una boca de esas que a una le gusta lamer y
besar. Por supuesto en mis sueños porque nunca me habían besado.
-¿Tengo
cara de ser tu chofer?
Lo
miré sorprendida.
-¡No
sé de dónde saca Liz que eres atento, simpático, y caballero!
Esa
frase creo lo hizo enojar más. Mi corazón latió de contemplar sus músculos
ponerse rígidos y marcarse bajo la chaqueta y el jeans.
-Escucha,
Anouk o como te llames, quiero llegar a mi casa así que apártate y espera el autobús.
-¡No
seas así, leñador! ¿Qué cuesta que te acompañe en el camino?
-No
te imaginas cuánto –protestó.
-Hace
frío y el autobús tardará en llegar.
Una
bocina sonó tras él.
-Mira
que suerte tienes, ya llegó –dijo señalando unos metros a su espalda.
Puto
autobús…
-Irá
completo.
-¿Y
se te caerán los anillos? –sonrió con ironía.
-Pues,
fíjate que no llevo anillos solo el de los Gólubev, mi acomodada y adinerada
familia rusa.
-Te
felicito. Supongo tendrás dinero para coger un
taxi.
-No,
no tengo.
Me
miró fijo.
Sí…
Ojos azules…
-Por
favor, llévame. Te queda de camino.
-No
tengo casco para ti.
Sonreí.
Me
acerqué hasta quedar muy cerca… El aroma a pino con un toque vainillado me
gustó.
-Señor
leñador… Por favor… No muero con facilidad.
Pestañee.
No
sé si resultaría. Rose decía que debía surtir efecto en los machos. Bueno… En
él no.
No
se desmayó a mis pies ni me cantó una serenata en media calle pero al menos
desistió de dejarme plantada con los paquetes y gruñó un “sube”.
Iba
a subir y me detuvo.
-¿Qué
haces?
-Subo
a la moto, ¿no has dicho eso?
-Primero
dame los paquetes. Ponlos en la bolsa más grande y dámelos, los colgaré en el
manubrio. ¿Cómo quieres cogerte de mí?
-Ah…
Sí… Tienes razón.
Hice
tal cual me había dicho y sin perder tiempo subí tras él. Ahora… ¿De dónde me
agarraba?
-Abrázame
–ordenó.
No
sé porqué la orden de abrazarlo sacudió mi cuerpo.
La
primera vez que un macho me pedía que lo abrazara.
Mis
manos primero con timidez y después más animada, lo rodearon por la zona baja
de la cintura. Algunos dedos rozaron la hebilla del cinto de cuero y comencé a
transpirar. Joder… Estaba cerca de tocar donde ninguna dama debía…
-Coge
más arriba –ordenó.
-Okay,
okay.
Mis
manos ascendieron por encima de su chaqueta hasta la altura de los pectorales.
-¡En
la cintura! –exclamó sin mucha paciencia.
-Vale
vale, entendí.
Me
dio el casco.
-Mejor
póntelo tú.
-Hace
frío leñador, no llevas gorra.
-¿Quieres
ponerte el casco y dejar de hablar?
-Ufaaa.
Okay.
-Ah,
voy a pedirte otro favor.
-El
que desees.
¿Yo
había dicho eso? Joder…
-No
me llames leñador, mi nombre es Drank.
-Bueno,
Drank… Tienes razón. Vivimos cerca así que podríamos vernos más a menudo.
-¡Siii
claro! Vamos, trata de no caerte o te pagaré por buena.
………………………………………………………………...........
Bajé
de la moto y Drank apresurado me dio la bolsa con los paquetes. Mientras le
entregaba el casco, sonreí. Hecho totalmente innecesario porque no me miró.
Aceleró
la moto en el instante que grité, “¡aguarda”!
Me
miró.
Me
acerqué feliz por no haber viajado en autobús.
-Gracias
por traerme.
-De
nada.
-¿Quieres beber un café?
-No,
gracias –contestó secamente.
-Bueno,
tienes razón, está Liz y está Lenya, y tú no te llevas bien con él. Porque él
ya ha regresado de la isla, ¿lo sabías?
Me
observó detenidamente como estudiándome.
Ojos
azules…
-¿Qué
piensas cuando me miras así? –pregunté mientras los colores llenaban mis
mejillas.
-Pienso
que no tienes idea de la ubicación, ¿verdad? Me importa un cuerno que haga
Lenya y Liz. Adiós.
-Yo
creo que sí te importa sino no te pondría así.
Frunció
el ceño.
-¿Así
cómo?
-Furioso.
-Mira,
ricachona engreída, tú no sabes nada de Liz y de mí, así que te agradecería que
no te metieras en asuntos privados.
Dicho
esto hizo rugir la moto y partió a toda velocidad.
¡Qué
antipático!
Toqué
el portero eléctrico y a los veinte segundos los portones se abrieron.
Caminé
por el sendero hacia la mansión revisando la bolsa de paquetes… uno, dos, tres,
cuatro… seis… ¿Me faltaba uno? No podía ser, había un regalo que había colgado
de otra bolsa más pequeña. ¿Y ahora? Bueno, irremediablemente tendría que ir a
esa maldita reserva… Quizás sería genial verlo otra vez… No, mejor no. Le diría
a Scarlet que fuera por el paquete.
Charles
me abrió la puerta y con su característica sonrisa amable saludó.
-Oh,
Anouk, veo que has ido de compras.
-Sí,
compré regalos para todos pero no podrán verlos.
-Unió
las manos a su espalda mientras me observaba subir la escalera.
-¿Qué
clase de regalos son si no podemos verlos?
Me
detuve a mitad de camino.
-Charles,
son regalos para el árbol de Navidad.
-Oh,
cierto. Quedan menos de un mes. ¿Te quedarás a pasarla con nosotros?
-Ay
no, viajaré a Moscú. Pero dejaré encargado a Rose que ponga los regalos bajo el
árbol de mi parte.
-¡Qué
gentil Anouk!
Caminé
por el pasillo directo a mi habitación justo cuando Rose salía de la suya.
-¡Rose!
Ven a mi habitación te contaré cómo me fue de compras.
-Lo
siento Anouk, tengo trabajo atrasado, llegarán las fiestas y hay que buscar
adornos, luces, etc. En otro momento, ¿vale?
Caminó
apresurada mientras la veía alejarse.
-¡Qué
pena! Deseaba contarte que me trajo un macho con moto hasta aquí.
Rose
se detuvo de golpe y giró asombrada. Con pasos rápidos y ágiles volvió hacia
mí.
-Qué
el trabajo espere, vamos a tu habitación ya mismo y me cuentas ese milagro.
Reí
al tiempo que me cogía del brazo y tironeaba hacia mi habitación.
............................................................................................................
............................................................................................................
Ya
sentadas en la cama comencé mi relato, a decir verdad, un poco distorsionado.
-Resulta
que estaba en la parada esperando el autobús cuando de pronto escucho una bocina.
Por supuesto siendo una dama no me giré hacia el sonido aunque supuse que era
para mí.
-¿Y?
¡Cuenta!
-Ya
estoy haciéndolo Rose, no seas impaciente.
-Ante
tanta insistencia no tuve más remedio que mirar y adivina… Era el amigo de Liz
en moto que se ofreció para traerme.
-¿El
pelirrojo con músculos?
-Siiii.
Bueno… me negué, a lo que él siguió insistiendo. Hasta que finalmente acepté.
-¡Cuenta!
Si te trajo en moto, él adelante y tú prendida atrás, ¿has podido palparlo de
armas? –sonrió pícara.
-¿Palparlo
de qué?
-Ay
Anouk, si lo tocaste, lo manoseaste un poco.
-Ah…
No. ¿Cómo crees? Además estaba tan molesto y malhumorado.
-¿Pero
por qué estaba molesto? ¿No dices que se ofreció traerte?
La
miré seria. Después bajé la vista con tristeza.
-Te
mentí… No quería traerme y yo fui la que insistí.
Temerosa
de escuchar la carcajada de Rose me preparé para la burla, pero al contrario,
Rose posó su mano en mi hombro y me sonrió.
-No
te preocupes todas exageramos alguna vez. Así que no te apenes. Ahora, cuenta
como fueron realmente los hechos.
-Okay
–sonreí.
Después
de contar los hechos tal cual habían sucedido comencé a escuchar una serie
de preguntas y consejos interminables.
¡Qué
complicado era estar con un macho!
-A
ver Anouk, piensa. ¿Te miraba con deseo?
-¿Qué
deseo? Si ya te he dicho como me trató.
-Ay, no seas tonta. Los machos actúan extraño. Dime, ¿te miró los pechos?
-Tenía
mi abrigo prendido hasta el último botón.
-¿Y
las piernas?
-Llevo
jeans, ¿no lo ves?
-Ufaaa.
¿La boca? ¿Te miró la boca y se pasó la lengua por los labios?
-No…
-Tranquila.
Dale tiempo.
-No
creo que quiera verme. Ya sabes le dije lo de Lenya y Liz y se enfado mucho.
-Es que eres tonta. Mira… Primer consejo y muy importante. Nunca nombres a las
ex novias a ningún macho.
-¿Por
qué?
-Porque
tu objetivo, querida mía, es que piensen cada vez menos en ellas. ¿Entiendes?
Me
puse de pie y caminé hacia la ventana.
-En
el caso del leñador será imposible. Tiene a Liz muy metida en su corazón.
Rose
rio.
-Mira
que eres inocente… Anouk, estoy segura que Liz jamás le dará lo que él
necesita. Y tú, estarás para dárselo.
-¿Qué
cosa es?
Señaló
con el índice mientras sonreía.
-Lo
que tienes entre tus piernas, querida.
-Pero…
No tengo experiencia en la cama. Soy virgen.
-Créeme,
le encantará ese detalle.
-¿Y
debo hacérselo saber?
-Sí…
Sin embargo no sacarás el tema así nomás. Por ejemplo… “¡Qué bello día! Oye,
¿sabes? Soy virgen. No, no, no. Así no. Debes buscar el momento íntimo.
-Dejaré
que lo averigüe en el momento.
-Ni
se te ocurra.
-¿Por
qué? Sería grandioso.
-Grandioso
es el grito que darás si él no toma precauciones y te entierra el sexo de un
embiste.
-¿Entonces
duele? –pregunté horrorizada.
-Bueeenoo,
algo sí. La primera vez. Pero te aseguro que valdrá la pena.
Sonreí…
Aunque algo llamado pánico comenzaba adueñarse de mí.
Anoushka.
Esa
mañana me levanté temprano y asee la casa. El hecho de haber visto a mi amado y
escuchar el motivo por el cual jamás podríamos estar juntos me angustió lo
suficiente para dar vueltas en la cama y no conciliar una pizca de sueño. El
reloj marcaba las nueve y cuarto de la mañana cuando solo me faltaba dar brillo
a los pocos muebles.
Mi
abuelo saludó con un buen día y se dirigió a la cocina en silencio. ¿No habría
podido dormir por los ruidos tempraneros?
Deposité
el “lustramuebles” sobre la mesa y lo seguí.
-Abuelo,
¿te he despertado?
Él
sonrió mientras tanteaba una de las sillas de la cocina para no llevarla por
delante.
-Oh
no, no te preocupes. A mi edad duermo poco.
-¿Tu
bastón?
-Ah
pues…lo olvidé en el baño.
Arrastró
sus pies hacia la derecha rumbo a la encimera.
-Te haré el café y las tostadas.
-Anoushka,
no es necesario. Puedo hacerlo solo. Conozco cada rincón de esta casa.
-¿Seguro?
-Tan
seguro como conozco tu alma… ¿Qué ocurrió anoche?
-Yo…
-Vamos,
cuéntame. Era muy tarde y te he escuchado salir un buen rato, después
regresaste llorando. ¿Lo has visto?
-¿A
quién abuelo?
Mi
abuelo sonrió mientras buscaba en los estantes el frasco de café instantáneo.
-Al
chico del que estás enamorada. Ese que desapareció y no había regresado… Hasta
anoche, ¿verdad? ¿Era él?
Me
acerqué y cogí asiento lentamente.
-Sí.
Anoche regresó.
-Déjame
adivinar… No son buenas noticias.
Mi
abuelo deslizó su mano derecha por el mármol desgastado hasta chocar con las
tazas limpias que estaban boca abajo. Cogió dos de ellas para después contar
los cajones con las yemas de los dedos y abrir el tercero donde estaban los
cubiertos.
Salté
de mi silla y me acerqué cogiéndole las manos.
-Abuelo,
sé que puedes solo, pero déjame ayudarte. Necesito… Necesito que alguien
escuche sobre mi angustia. Así que… siéntate, haré el café para los dos y te
diré lo que ocurrió.
………………………………………………………………………
Ya
con las tazas de café, humeantes y dulces, frente a nosotros, mi abuelo escuchó
parte de la historia. Por supuesto no podía contar los hechos tal como fueron,
por ejemplo que Dimitri no partió como cualquier ser humano perdiéndose por la
calle oscura, sino que lo hizo a la velocidad de la luz. Sin embargo eso no
modificaba poder hablar de su despedida y mi pena.
-Mi
niña, quizás él recapacite. Te ha dicho que te ama, y el amor hace de las
diferencias sociales, meras pequeñeces.
Me
mantuve pensativa unos instantes, bebí un sorbo de café, y conté el verdadero
motivo. Sin embargo obvié el secreto de los Gólubev.
-No
es el dinero que me separa de su familia… Es el pasado… La señora Gólubev es…
La señora Gólubev es descendiente de los Romanov.
No
podía contarle que ella misma había estado en la masacre, no era posible debido
al tiempo transcurrido.
Mi
abuelo abrió la boca sorprendido.
-¡Maldita
suerte, mi niña! Pero… ¿Pero tú no le has explicado que nosotros somos
diferentes? Que nunca hemos incursionado en la política ni nos interesa. Además
que repudiamos los actos de violencia y…
-Sí
abuelo, se lo dije. Pero él insistió que su madre jamás me recibirá y aceptará
en su familia. ¿Entiendes?
-Lo
que entiendo es que estás pagando crímenes ajenos, y no es justo.
-¿Qué
puedo hacer?
-Debes
hablar con ella.
-Es
inútil, me odiará por esos actos cobardes.
Mi
abuelo se mantuvo meditabundo. Sus manos unidas se mantenían tiesas. Hasta que
su voz sonó firme y decidida.
-Te
diré algo, Anoushka. En nuestra familia hubo actos de valentía como el de
luchar por la justicia de un pueblo, pero también actos de cobardía como
aquellos capaces de empuñar un arma contra un enemigo desarmado. Tú arrastras
ese pasado contigo… Ahora, te pregunto Anoushka… ¿Por cuáles actos te decidirás
para forjar tu vida? ¿De actos cobardes o de actos valientes?
Lo
miré con los ojos llorosos. Él insistió…
-Vamos
dime, ¿te quedarás sentada en esta casona llena de fantasmas o irás a plantarte
frente a los Gólubev a decirles que lucharás por el amor?
Mijaíl.
Regresamos
con Sasha del paseo vespertino por el centro de Moscú. Hacía tiempo que no
disfrutábamos de esas caminatas solos, en buena parte por mis obligaciones y
viajes a la Isla del Oso. Extrañaba ir de la mano de mi esposa como si fuéramos
dos enamorados en la primera etapa. Es que Sasha me tenía enamorado como aquel
primer día que la vi. Miento, más enamorado, porque en ese instante no conocía
sus otras virtudes. La había contemplado bella, como seguía siéndolo. Después fui
descubriéndola como hembra, como amiga, como madre, ella era única para mí.
Reconocía
que tenía un carácter difícil si se enfadaba. En ese sentido yo era más
conciliador pero nos acoplábamos muy bien. Sería por el gran
amor que a través de los años nos profesábamos.
La
única vez que estuvimos separados fue con aquella discusión sobre los Romanov.
Recuerdo que me había dolido y no pensaba regresar a ella aunque sabía que
tarde o temprano moriría de amor. Fue la primera vez que conocí el verdadero
miedo. Sí, yo un vampiro que podía haberme enfrentado a innumerables enemigos
desde tiempos inmemorables. Sin embargo no hay peor temor que quedarse sin el
amor verdadero.
Por
suerte no hizo falta desfallecer ante sus pies, ella me buscó con el mismo amor
que yo tenía por ella. Así superamos ese fatal escollo.
Al
pasar por una vidriera Sasha se detuvo.
-Mira
Mijaíl que cama más bonita. ¿Te gusta para Milenka?
Observé
los detalles del mueble en rosa pálido.
-Querida,
Milenka aún duerme en cuna. Esa cama es preciosa pero es para una niña más
grande. No tiene los barrotes de sostén.
Ella
sonrió.
-Lo
sé, Mijaíl. Pero el tiempo pasa muy rápido. Ya tiene siete meses.
Reí.
-Para
que use esa cama tendrá que tener por lo menos tres años.
-¿Tú
crees? ¿Has notado que aprende rápido y es más despierta que otros niños?
-Sí,
no pienses que no me preocupa ese detalle. Mientras pueda crecer entre humanos…
-Entonces,
esperaremos para comprar la cama.
-Claro,
amor. Además sabes que Svetlana vive en París, no querrá cargarla en avión.
-Sí,
eso lo entiendo cariño, Pero cuando pase un poco más de tiempo podríamos
comprarla para cuando nuestra nieta se quede con nosotros unos días.
Volví
a reír.
-¿Tú
crees que Anthony se separará de la niña aunque sea días? Lo dudo.
-Mijaíl,
querido. Aunque sus padres sean reticentes a esa idea, ¿qué nieto no le gusta pasar
unos días con sus abuelos?
-No la consientas demasiado. La harás caprichosa, después no la soportará nadie.
Fíjate los problemas con Anouk, le hemos dado todo y hemos logrado que no sirva
para nada.
-No
digas eso Mijaíl, no te enfades con ella.
-No
lo digo enojado, lo digo con pena. Me gustaría que pudiera valerse sola de una
buena vez.
-Pero
querido, lo está intentando.
-Ay
Sasha, a veces creo que eres demasiado inocente. Resulta que nuestra hija menor
ahora quiere ser docente de Jardín de Infantes. Dime, ¿hasta cuándo piensas que
le durará esa idea?
-Creo
que esta vez va en serio. Ella siempre le ha gustado los niños, se desvive por
su sobrina.
-Eso
es diferente. Una cosa es amar a tu propia sangre y otra soportar críos ajenos
que lloran y patalean entre caprichos.
-Tengo
fe que será buena docente. Y no quiero que la reprendas mientras está aquí con
nosotros. Las fiestas son motivo de unión familiar y paz.
-Vale,
no diré nada pero no pienso darle un solo peso. Ni tú tampoco. ¿Has escuchado
Sasha? Será por su bien. Ah, además dile a Natasha y a Iván que tampoco la
ayuden a mis espaldas. A ver si logramos que Anouk sea responsable una vez en
la vida.
-¿Qué
te ha dicho Sebastien sobre ella?
-Bueno…
Él está conforme pero… No sé. No creo que mi amigo venga con chismes que sabrá
que dolerán. Si Anouk no es suficientemente apta no me lo dirá.
-Mijaíl,
por favor. Solo por esta vez… Confía en ella.
-Okay.
Besé
sus labios y sonreí.
-¿Qué
tal si regresamos a casa? Iván y Natasha estaban desempolvando los artículos de
Navidad.
-Vamos
amor.
……………………………………………………………………...
Apenas
llegamos, Natasha nos sirvió un café para después dedicarse a desenredar las
guías de color dorado del árbol navideño. Dimitri revisaba la agenda sentado junto
al fuego. A decir verdad lo notaba extraño. Como si no estuviera presente entre
nosotros. Varias veces sus ojos se perdían en los leños artificiales que
irradiaban un calor agradable.
Me
acerqué…
-¿Qué
tienes hijo?
Levantó
la vista de su agenda y sonrió.
-Nada
papá, estoy bien.
Iván
trajo a la sala el enorme árbol de Navidad y lo depositó en el suelo.
-¿Dónde
quieren que lo armemos?
-Mi
querido, donde lo armamos siempre –dijo mi esposa sonriendo.
-Bueno,
pensé que deseaban darle un toque distinto a estas fiestas.
-Compré
adornos nuevos –agregó Natasha.
En
ese instante el timbre de casa sonó.
-Iré
yo –dije avanzando hacia el portero eléctrico.
Al
preguntar por el micrófono una voz dulce y femenina contestó.
-Buenos
días. Mi nombre es Anoushka, necesito hablar con la señora Gólubev.
-Aguarda
un momento, por favor.
Busqué
a Sasha con los ojos y ella dejó de hablar con Natasha para mirarme curiosa.
-¿Qué
ocurre?
-Hay
una señorita que desea hablar contigo. Su nombre es Anoushka. ¿La conoces?
Sasha
se puso de pie y unos instantes de silencio rodearon la sala. Silencio que quebró
Dimitri dando un salto del sofá y acercándose a la puerta.
Lo
miré sorprendido.
-Veo
que tú sí la conoces.
-Mucho
–murmuró.
Sasha
avanzó hacia la puerta.
-Anoushka
es la chica que preguntó por ti la otra vez. Trabaja en el Hogar de San
Basilio. Dime, ¿has tenido algo serio con ella? –preguntó mi esposa-. Dinos
toda la verdad. Si esa chica te persigue es peligroso que sepa quiénes somos.
-Ella
ya sabe quiénes somos.
-¿Cómo
que lo sabe? –me exalté-. No nos has dicho nada que rebelaste a una humana
nuestro secreto. Sebastien se enfadará. No le gusta los actos desprolijos.
Fíjate si…
-No
contará nada a nadie ni lo hará –interrumpió mi hijo.
-¿Cómo
estás tan seguro? –preguntó Natasha acercándose.
-Porque
la conozco hace dos años.
-¿Qué?
La
pregunta que sonaba a exclamación salió de la boca de todos.
-Sí,
es así. La conocí, me enamoré, y no puedo quitarla de la cabeza. Así de simple.
-¿Así
de simple? –protestó Iván. ¿Crees que es guardar un secreto como cualquier
otro? Es nuestra raza. Los humanos no deben saberlo. ¿Te has vuelto loco?
Dimitri
lo miró.
-Loco
sí. Por amor. Y créanme que ha sido una tortura disimular tanto tiempo ante
ustedes.
-Querido
–dijo Sasha con voz suave-, ¿por qué no has confiado en nosotros? ¿Por qué era
una chica pobre o humana pensaste que no íbamos a apoyarte? Yo misma era humana
al conocerme tu padre, dime. ¿Merecíamos que nos lo ocultaras?
Dimitri
la miró y sus ojos brillaron de emoción.
-Mamá,
no es tan fácil… Con ella no es tan fácil –susurró.
Sasha
ordenó con voz firme.
-Iván,
por favor, esconde ese árbol. La chica se sentirá horrible si mostramos tanta
opulencia.
-¿Qué
haremos con los muebles? ¿Los quemamos?
-Haz
lo que te digo y no seas insolente. Mijaíl hazla pasar.
Dimitri
se abalanzó y con una mano apoyada en la puerta titubeó.
-Esperen,
yo hablaré con ella quizás pueda volver otro día, después de las fiestas, no
sé…
Sasha
arqueó la ceja.
-Estás comportándote como cavernícola. No la dejaremos plantada. Ella ha venido
hasta aquí.
-No,
es que… puedo acompañarla hasta su casa y explicarle que no es fácil y…
-Pero
si lo difícil ya pasó –contesté impaciente-. ¿No dices que nunca nos ha
delatado?
-Sí,
es verdad… Sin embargo repito… Lo difícil no pasó.
-¿Quieres
dejar de hacerte el misterioso? –protesté.
Dimitri
miró a su madre con actitud de súplica.
-Mamá,
solo recuerda que la amo con toda mi alma. Ahora más… Ahora que sé que haría
cualquier cosa por mí, incluso… enfrentarte.
Sasha
lo observó sin entender. Yo tampoco entendía dónde quería llegar nuestro
hijo. ¿Por qué insistía en la comprensión de su madre? Ella era quien más
defendía el amor en los jóvenes sin importar diferencia social ni raza.
-Apártate
Dimitri, sé caballero y recibe a esa chica si es verdad que la amas –ordenó mi
esposa.
Los
minutos que transcurrieron mientras la señorita subía el ascensor y llegaba a
nuestra puerta fueron interminables. Observaba mi hijo con el rostro
desencajado y me preguntaba qué diablos estaba ocurriendo para desestabilizarlo
de esa forma.
Todas
las respuestas a mis preguntas fueron contestadas un momento después, cuando al
abrir la puerta, la joven sonrió apenas, temblando de pies a cabeza.
-Adelante
–autoricé-. Buenos días.
-Buenos
días –balbuceó.
Sasha
se acercó.
-Pasa,
por favor. Dimitri nos ha contado todo.
-Gracias,
señora Gólubev. Pero no entraré a su casa antes de que sepa quién soy. Si usted
está de acuerdo que imploro que así sea, entonces pisaré su hogar.
-Querida,
por favor. Nosotros no hacemos diferencias sociales. Sé que eres una chica
humilde y no nos importa. Lo importante es que ames a mi hijo como se lo merece.
-Lo
amo, sí… Y quiero que sepa que jamás divulgué el secreto.
-¿Entonces?
-Pero…
Pero también debe saber quién soy…
-No
entiendo.
La
joven bajó la vista y respiró profundo para darse ánimo.
¿Era
una delincuente? ¿Una ladrona? ¿Se dedicaría a la prostitución? No…
-Mi
nombre es Anoushka Yurovsky. Soy bisnieta de uno de los asesinos de los
Romanov.
Creo
que una bomba silenciosa explotó en la sala. Porque no se escuchó pero tuvo el
mismo efecto. Sasha
abrió la boca y sus ojos largaron chispas.
-¡Esto
es una broma de mal gusto! ¡Dime! ¿Qué es todo esto?
Miró
a nuestro hijo con actitud desesperada.
-¡Dimitri,
dime ya mismo que esto es una broma pesada!
Todos
sabíamos incluso la propia Sasha que nadie haría una broma de ese tipo y menos
alguno de mis hijos. Conocíamos cuánto dolor albergaba el alma de mi esposa por
aquellos hechos tan tristes que arrebataron a quienes amaba como su familia.
-No,
mamá. No es una broma. Me enamoré de la bisnieta de quien más has odiado en
esta vida. Pero es así. No lo buscamos.
Sasha
llevó la mano a su pecho y su respiración se volvió agitada.
-Cariño,
¿quieres sentarte? –pregunté temeroso que cayera redonda en la sala.
Mi
esposa trago saliva y respiró profundo tratando de estabilizarse. Podía
escuchar los latidos de su corazón acelerando el pulso.
Al
fin la miró. Su iris tan cálido y amable que lucía casi permanentemente se
volvió un cristal helado y oscurecido por la sombra del pasado.
-Quiero
que partas de aquí ya mismo. Y nunca, escucha bien, nunca vuelvas a cruzarte en
mi camino.
-¡Mamá!
-¡Cállate
Dimitri! El dolor que has provocado en mí no lo consiento viniendo de ti. ¡Tú
sabes! ¡Tú me conoces! ¡Soy tu madre! ¿Cómo puedes hacerme esto?
-Mamá,
no lo busqué. Me enamoré y punto, no tengo porque pedir disculpas ni ella ni
yo. No tenemos que ver con los actos crueles de otros.
-¡Lárgate
de aquí! –volvió a repetir a la joven.
Anoushka
se disponía a retirarse pero Dimitri la detuvo.
-¡No
te vayas!
-¡Quiero
que desaparezca de aquí!
-Entonces
me iré yo también y no me verás nunca más.
La
segunda bomba en la sala…
-Por
favor, tranquilicémonos –supliqué.
-¿Me
pides que me tranquilice mientras este ser por el que corre sangre asesina
quiere ser parte de mi familia?
-Solo
pido que entremos en razón. Hablemos. Anoushka, pasa y siéntate.
Sasha
le cerró el paso.
-Tú
no pisarás mi hogar jamás.
Dimitri
desapareció hacia su habitación no sin antes ordenar a la joven que lo esperara
fuera del edificio.
Cielos…
Tenía razón Dimitri, no iba a ser fácil para nadie.
Después
de cerrar la puerta Sasha desapareció tras de Dimitri, y yo tras ella.
Dimitri
había tirado una maleta sobre su cama y con rabia metía sus prendas sin ningún
cuidado.
-Dimitri,
¡Dimitri no puedes hacerme esto!
-¡Tú,
no puedes hacerme esto! Entiendo todo tu dolor pero debes comprender que nadie
buscó nuestro encuentro, ni que la conociera ni que me enamorara.
-¿Cómo
puedes enamorarte de ese ser con genes asesinos?
-Ella
no tiene que ver con su bisabuelo. Ella es muy noble, no la conoces. Deberías
tratar de conocerla. Por lo menos por mí.
-Ni
por ti ni por nadie permitiré que una Yurovsky se siente en nuestra mesa. No
voy a transigir de ninguna forma.
Dimitri
buscó unos papeles en el cajón de la mesa de luz, seguramente sus documentos y
dinero.
-Entonces
despídete de mí, no volverás a verme.
Sasha
se agitó, su llanto conmovedor movilizaría hasta las piedras, sin embargo
Dimitri estaba muy seguro de su decisión y no volvió atrás.
Abandonó
nuestro hogar sin despedirse de nadie, solo murmuró a sus hermanos, “me
comunicaré con ustedes, no se preocupen”.
Después,
cerró la puerta de este que había sido su hogar por tanto tiempo dejando atrás a
nosotros desconcertados sin creer aún lo que había ocurrido, y a su madre
desconsolada.
NOTA: Buenooo comenzamos con un problema serio que no duden que se solucionará, por supuesto ignoramos cómo. Habrá que esperar. En cuanto a Drank y Anouk espero haberlos sorprendido con este cruce del destino y ojalá que de aquí en más los haga emocionarse y sonreír. Un beso grande. Gracias totales por comentar.
Uy pobre ANOUK esta loca por Drank, pero creo que no le gusta mucho al chico . Me dio pena por Dimitri y ANOUSHKA ojlaa logren que los padres de Dimitri la acepten te mando un beso y te me cuidas
ResponderEliminar¡Hola cielo! Gracias por comentar. No quiero dejar pasar más tiempo sin hacerte esa visita a tu blog que tanto me gusta. No tardaré lo prometo. Sasha deberá hacerlo por su hijo eso quizás todos lo esperamos y adivinamos que será así, el modo y el cuándo ni la autora lo sabe, sólo la dama de los Gólubev y espero que sea pronto.
EliminarDrank y Anouk es una pareja que promete te lo aseguro, confía en mí. Un besote enorme y muchas gracias por hacerte el tiempo para comentar.
Ahhhhhh no podes dejarme asiiii!!!! Me vas a matar del infarto!! Sabes q soy ansiosa y no se esperar...que momento por favor... pense que la liquidaba ahi mismo...
ResponderEliminarLei los dos capis q tenia pendientes de un tiron y aun asi no me alcanza...para cuando el 9???
¡Hola Ale! Querida amiga, muchas gracias por pasarte por el blog y comentar, sabes que amo leer comentarios. Sobre Sasha te diré que no la asesinó pero ganas no le faltaron. Anoushka es muy parecida aquel despiadado hombre que de un plumazo arrebató once vida entre ellos niños. Pero el destino, vos sabes, a veces parece que nos juega bromas pesadas. Me alegro mucho que te guste leerme y te mando un besazo enorme nena.
EliminarOh Anouk esta loca por Drank lo que no entendí porque él la trato de ese modo, ella no ha hecho nada malo, veremos como avanza este par pero me gusto leer sobre ellos, y Dimitri se fue ufff momentos difíciles para está familia, creo que cuando hay situaciones de pecados de tus antepasados no tienes que pagar por ellos en el futuro que mal 😢...gracias Lou un super capítulo!
ResponderEliminar¡Hola Lau! Me alegro que te haya gustado. El tema de Drank es complicado. Por un lado ya ha conocido a Anouk y no fue de la mejor forma ya que la más consentida de los Gólubev aún tiene que aprender a no ser engreída y pretenciosa. Va por buen camino pero le falta. Sin embargo nosotras la conocemos un poco más, él no. Por otra parte la amargura de no poder luchar más por Liz siendo el amor de su vida le ha cambiado el carácter, habrá que esperar que ocurre con él. Drank en su esencia es muy noble, dale tiempo.
EliminarEn cuanto a Dimitri... uf, se viene una gran tormenta y una decisión de Sasha que aunque parezca fácil no lo es. Ver permanentemente los ojos muy similares a aquel asesino no será grato, pero veremos en que queda todo esta jugarreta del destino.
Un beso enorme y te agradezco que te tomes el trabajo de comentar. Muchas gracias.
Hola, Lou... Drank se muestra realmente antipático con Anouk... sí, ya sé que todavía no supera lo de Liz
ResponderEliminarPues me encanta cada vez que Anouk le llama "señor leñador"
Me da pena que el abuelo de Anoushka sea ciego, y me ha gustado su conversación
Mijail se da cuenta de que algo le sucede a Dimitri... pero para Sasha ha sido demasiado enterarse de que Anoushka es bisnieta de uno de los asesinos de la familia que ella quiso tanto
Y Dimitri se marcha de casa ante la negativa de su madre de aceptar a Anoushka
Yo creo que Sasha acabará entendiendo que Anoushka no es culpable
Otro capítulo que me ha parecido genial
Besos
¡Hola tesoro! Siii es muy antipático con ella, dos polos opuestos en cuanto a lo social y raza pero... hay que esperar que resulta.
EliminarAnoushka es un personaje muy dulce y su abuelo también. Deben demostrar auqnue no deberían, que nada tienen que ver con actos asesinos de otros. Sasha ama a su hijo, sí... pero no será fácil aceptar a la chica. Es difícil para ella ver en sus ojos a Yurosvky, es algo que la hará regresar al terrible acto de esa madrugada. Habrá que esperar y créeme a mí también me tienen en vilo. Muchas gracias amiga, un beso enorme.