Saga para + 18

Iris púrpura es el cuarto libro de la saga Los Craig. Para comprender la historia y conocer los personajes es necesario partir de la lectura de Los ojos de Douglas Craig.

La saga es de género romántico paranormal. El blog contiene escenas de sexo y lenguaje adulto.

Si deseas comunicarte conmigo por dudas o pedido de archivos escribe a mi mail. Lou.


domingo, 2 de octubre de 2016

¡Holaa! ¡Tanto tiempo! Aquí está finalmente el capi esperado. Todo de ustedes sin demora.
Besos y muchas gracias por la paciencia.




Capítulo 8.
Destino.

Anouk.

Las compras de Navidad en Kirkenes me encantaron, claro que no era igual recorrer las tiendas de Moscú en limousine que ir cargada con los paquetes y en autobús. Joder, ¡qué rabia!

Por lo menos no nevaba aunque hacía mucho frío. Imaginé que mis padres estarían junto al hogar pensando que comprar para cada uno de nosotros. Por suerte viajaría para Nochebuena después de dejar los regalos para los integrantes de la mansión. Incluso le había comprado a Ron un reloj que seguro le gustaría. Había sido muy amable conmigo. En realidad todos habían sido geniales después de todo. Nunca hubiera imaginado que pasaría tan bien reunida en la sala los fines de semana cuando todos se juntaban a contar anécdotas.

Aunque fuera solo por la semana de fiestas, extrañaría a Marin, a Scarlet y nuestras charlas confidentes. A Rose y sus lecciones sobre machos cada vez que la ayudaba hacer las tareas como limpiar las habitaciones. Me había enseñado que no era difícil y podía ser divertido pasar la aspiradora o tender las camas. La adorable pelirroja necesitaba ayuda ahora que Sara no se le permitía hacer esfuerzos.

Charles era un buen aliado en cuestión de limpieza y aprendí técnicas de cómo lustrar los muebles sin que quedaran vetas. Hasta Margaret me había enseñado a cocinar tartas de frutas las preferidas de Liz, y hacer tostados de jamón para Douglas sin que se quemaran.

Pronto podría contraer matrimonio… Bueno me faltaba lo esencial… El novio.

Suspiré inmóvil bajo la garita de la parada de autobús. ¿Y si cogía un taxi? No… No me había quedado mucho dinero y debía guardar para llevar a Moscú y así no pedir nada a mis padres.

Una señora se posicionó detrás de mí con una niña pequeña de la mano. A la pequeña sólo se le veían los ojitos claros detrás de la gorra y bufanda.

-Holaaa, ¿tienes frío?

La niña asintió con la cabeza.

-No te preocupes pronto llegarás a tu casa y en unos días vendrá Santa Claus y te dejará regalos –sonreí.

La madre me miró seria.

-En casa no creemos en el maldito Santa Claus.

La miré sorprendida.

-Ah… Bueno… ¿Por qué no lo ha visto nunca? Pues no se fíe. Le sorprendería saber en cuantos seres no ve y existen –volví a sonreír y creí sentir un gruñido.
-Okay…

Giré y miré hacia la calle esperando divisar el autobús.

¡Qué humanos amargados!

De pronto una moto zigzagueó con elegancia entre los coches llamando la atención. No solo a mí sino a un par de chicas que se disponían a cruzar la calle.

Seguí la moto con la vista hasta que se detuvo frente a mí. El conductor miraba hacia adelante muy concentrado esperando que la luz del semáforo le diera paso.

Lo miré detenidamente…

Chaqueta para la nieve, jeans gastados, botas de cuero y piel, y casco. Un inoportuno casco que no dejaba que viera su rostro.

¿Y si tosía o estornudaba? ¿Se giraría para verme? Era musculoso…

Animada no sé si por el frío y el aburrimiento o la desesperación de encontrar un macho apuesto que me desvirgara aunque fuera humano, intenté toser un poco. Sin embargo él ni se inmutó.

Lo intenté otra vez porque a terca nadie me ganaba.

Ya con un irascible ataque fingido de tos, el chico giró la cabeza y me miró.

Un par de ojos azul profundo se clavaron en mí.

Pero… a ese chico lo conocía…

Abrí mi boca asombrada por la casualidad de encontrar alguien conocido en plena ciudad y con tanta muchedumbre.

-¡Señor leñador! –exclamé sonriendo.

Él arqueó las cejas y agrandó los ojos como si hubiera visto a Satanás.

-Holaaa, soy yo, Anouk. ¿Recuerdas? La de la leña. Fui con Scarlet a la reserva hace un par de semanas.

Él negó rotundamente con la cabeza y sin moverse aceleró la moto.

Me acerqué apresurada bajando la acera.

-¡Ay pero cómo no te acuerdas de mí! ¡Soy difícil de olvidar!

Juntó las cejas en señal de protesta y miró hacia adelante.

Caminé rápido hasta pararme frente a la moto.

-Holaaaa, ¿estoy pintada? ¡Soy Anouk! La chica a la que le has arreglado el tacón.

Creo que rodó los ojos.

Me dio impresión que me recordaba pero por alguna razón prefería olvidarme.

Al fin viendo que no me movía interceptando su salida a menos que me llevara por delante, desaceleró y se quitó el casco.

Su rostro mostraba el enfado aunque si debía ser sincera ese detalle con los cabellos desordenados y cobrizos lo hacía hermoso.

-¿Y? –pregunté-. ¿Ahora me recuerdas?

Bufó y murmuró algo por lo bajo. Las bocinas sonando y los motores arrancando no permitieron que escuchara lo que había dicho aunque imaginaba que no era un piropo.

-¿Qué necesitas? ¿Se te ha roto otro tacón? –preguntó con el casco bajo el brazo en actitud antipática.

Reí abrazando mis paquetes. Es que me daba gracia verlo enfadado.

-Nooo, estuve de compras y ya regreso a la mansión… ¿Tú podrías alcanzarme?
-¿Qué?

Elevé la voz. ¿Era sordo?

-¡Digooo, si me llevas hasta la mansión!

Sus ojos azules me miraron y sus labios se entreabrieron como si fuera a protestar. Tenía un hoyuelo en la barbilla y una boca de esas que a una le gusta lamer y besar. Por supuesto en mis sueños porque nunca me habían besado.

-¿Tengo cara de ser tu chofer?

Lo miré sorprendida.

-¡No sé de dónde saca Liz que eres atento, simpático, y caballero!

Esa frase creo lo hizo enojar más. Mi corazón latió de contemplar sus músculos ponerse rígidos y marcarse bajo la chaqueta y el jeans.

-Escucha, Anouk o como te llames, quiero llegar a mi casa así que apártate y espera el autobús.
-¡No seas así, leñador! ¿Qué cuesta que te acompañe en el camino?
-No te imaginas cuánto –protestó.
-Hace frío y el autobús tardará en llegar.

Una bocina sonó tras él.

-Mira que suerte tienes, ya llegó –dijo señalando unos metros a su espalda.

Puto autobús…

-Irá completo.
-¿Y se te caerán los anillos? –sonrió con ironía.
-Pues, fíjate que no llevo anillos solo el de los Gólubev, mi acomodada y adinerada familia rusa.
-Te felicito. Supongo tendrás dinero para coger un  taxi.
-No, no tengo.

Me miró fijo.

Sí… Ojos azules…

-Por favor, llévame. Te queda de camino.
-No tengo casco para ti.

Sonreí.

Me acerqué hasta quedar muy cerca… El aroma a pino con un toque vainillado me gustó.

-Señor leñador… Por favor… No muero con facilidad.

Pestañee.

No sé si resultaría. Rose decía que debía surtir efecto en los machos. Bueno… En él no.

No se desmayó a mis pies ni me cantó una serenata en media calle pero al menos desistió de dejarme plantada con los paquetes y gruñó un “sube”.

Iba a subir y me detuvo.

-¿Qué haces?
-Subo a la moto, ¿no has dicho eso?
-Primero dame los paquetes. Ponlos en la bolsa más grande y dámelos, los colgaré en el manubrio. ¿Cómo quieres cogerte de mí?
-Ah… Sí… Tienes razón.

Hice tal cual me había dicho y sin perder tiempo subí tras él. Ahora… ¿De dónde me agarraba?

-Abrázame –ordenó.

No sé porqué la orden de abrazarlo sacudió mi cuerpo.

La primera vez que un macho me pedía que lo abrazara.

Mis manos primero con timidez y después más animada, lo rodearon por la zona baja de la cintura. Algunos dedos rozaron la hebilla del cinto de cuero y comencé a transpirar. Joder… Estaba cerca de tocar donde ninguna dama debía…

-Coge más arriba –ordenó.
-Okay, okay.

Mis manos ascendieron por encima de su chaqueta hasta la altura de los pectorales.

-¡En la cintura! –exclamó sin mucha paciencia.
-Vale vale, entendí.

Me dio el casco.

-Mejor póntelo tú.
-Hace frío leñador, no llevas gorra.
-¿Quieres ponerte el casco y dejar de hablar?
-Ufaaa. Okay.
-Ah, voy a pedirte otro favor.
-El que desees.

¿Yo había dicho eso? Joder…

-No me llames leñador, mi nombre es Drank.
-Bueno, Drank… Tienes razón. Vivimos cerca así que podríamos vernos más a menudo.
-¡Siii claro! Vamos, trata de no caerte o te pagaré por buena.

………………………………………………………………...........

Bajé de la moto y Drank apresurado me dio la bolsa con los paquetes. Mientras le entregaba el casco, sonreí. Hecho totalmente innecesario porque no me miró.

Aceleró la moto en el instante que grité, “¡aguarda”!

Me miró.

Me acerqué feliz por no haber viajado en autobús.

-Gracias por traerme.
-De nada.
-¿Quieres beber un café?
-No, gracias –contestó secamente.
-Bueno, tienes razón, está Liz y está Lenya, y tú no te llevas bien con él. Porque él ya ha regresado de la isla, ¿lo sabías?

Me observó detenidamente como estudiándome.

Ojos azules…

-¿Qué piensas cuando me miras así? –pregunté mientras los colores llenaban mis mejillas.
-Pienso que no tienes idea de la ubicación, ¿verdad? Me importa un cuerno que haga Lenya y Liz. Adiós.
-Yo creo que sí te importa sino no te pondría así.

Frunció el ceño.

-¿Así cómo?
-Furioso.
-Mira, ricachona engreída, tú no sabes nada de Liz y de mí, así que te agradecería que no te metieras en asuntos privados.

Dicho esto hizo rugir la moto y partió a toda velocidad.

¡Qué antipático!

Toqué el portero eléctrico y a los veinte segundos los portones se abrieron.

Caminé por el sendero hacia la mansión revisando la bolsa de paquetes… uno, dos, tres, cuatro… seis… ¿Me faltaba uno? No podía ser, había un regalo que había colgado de otra bolsa más pequeña. ¿Y ahora? Bueno, irremediablemente tendría que ir a esa maldita reserva… Quizás sería genial verlo otra vez… No, mejor no. Le diría a Scarlet que fuera por el paquete.

Charles me abrió la puerta y con su característica sonrisa amable saludó.

-Oh, Anouk, veo que has ido de compras.
-Sí, compré regalos para todos pero no podrán verlos.
-Unió las manos a su espalda mientras me observaba subir la escalera.
-¿Qué clase de regalos son si no podemos verlos?

Me detuve a mitad de camino.

-Charles, son regalos para el árbol de Navidad.
-Oh, cierto. Quedan menos de un mes. ¿Te quedarás a pasarla con nosotros?
-Ay no, viajaré a Moscú. Pero dejaré encargado a Rose que ponga los regalos bajo el árbol de mi parte.
-¡Qué gentil Anouk!
Caminé por el pasillo directo a mi habitación justo cuando Rose salía de la suya.
-¡Rose! Ven a mi habitación te contaré cómo me fue de compras.
-Lo siento Anouk, tengo trabajo atrasado, llegarán las fiestas y hay que buscar adornos, luces, etc. En otro momento, ¿vale?

Caminó apresurada mientras la veía alejarse.

-¡Qué pena! Deseaba contarte que me trajo un macho con moto hasta aquí.

Rose se detuvo de golpe y giró asombrada. Con pasos rápidos y ágiles volvió hacia mí.

-Qué el trabajo espere, vamos a tu habitación ya mismo y me cuentas ese milagro.

Reí al tiempo que me cogía del brazo y tironeaba hacia mi habitación.

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Ya sentadas en la cama comencé mi relato, a decir verdad, un poco distorsionado.

-Resulta que estaba en la parada esperando el autobús cuando de pronto escucho una bocina. Por supuesto siendo una dama no me giré hacia el sonido aunque supuse que era para mí.
-¿Y? ¡Cuenta!
-Ya estoy haciéndolo Rose, no seas impaciente.
-Ante tanta insistencia no tuve más remedio que mirar y adivina… Era el amigo de Liz en moto que se ofreció para traerme.
-¿El pelirrojo con músculos?
-Siiii. Bueno… me negué, a lo que él siguió insistiendo. Hasta que finalmente acepté.
-¡Cuenta! Si te trajo en moto, él adelante y tú prendida atrás, ¿has podido palparlo de armas? –sonrió pícara.
-¿Palparlo de qué?
-Ay Anouk, si lo tocaste, lo manoseaste un poco.
-Ah… No. ¿Cómo crees? Además estaba tan molesto y malhumorado.
-¿Pero por qué estaba molesto? ¿No dices que se ofreció traerte?

La miré seria. Después bajé la vista con tristeza.

-Te mentí… No quería traerme y yo fui la que insistí.

Temerosa de escuchar la carcajada de Rose me preparé para la burla, pero al contrario, Rose posó su mano en mi hombro y me sonrió.

-No te preocupes todas exageramos alguna vez. Así que no te apenes. Ahora, cuenta como fueron realmente los hechos.
-Okay –sonreí.

Después de contar los hechos tal cual habían sucedido comencé a escuchar una serie de preguntas y consejos interminables.

¡Qué complicado era estar con un macho!

-A ver Anouk, piensa. ¿Te miraba con deseo?
-¿Qué deseo? Si ya te he dicho como me trató.
-Ay, no seas tonta. Los machos actúan extraño. Dime, ¿te miró los pechos?
-Tenía mi abrigo prendido hasta el último botón.
-¿Y las piernas?
-Llevo jeans, ¿no lo ves?
-Ufaaa. ¿La boca? ¿Te miró la boca y se pasó la lengua por los labios?
-No…
-Tranquila. Dale tiempo.
-No creo que quiera verme. Ya sabes le dije lo de Lenya y Liz y se enfado mucho.
-Es que eres tonta. Mira… Primer consejo y muy importante. Nunca nombres a las ex novias a ningún macho.
-¿Por qué?
-Porque tu objetivo, querida mía, es que piensen cada vez menos en ellas. ¿Entiendes?

Me puse de pie y caminé hacia la ventana.

-En el caso del leñador será imposible. Tiene a Liz muy metida en su corazón.

Rose rio.

-Mira que eres inocente… Anouk, estoy segura que Liz jamás le dará lo que él necesita. Y tú, estarás para dárselo.
-¿Qué cosa es?

Señaló con el índice mientras sonreía.

-Lo que tienes entre tus piernas, querida.
-Pero… No tengo experiencia en la cama. Soy virgen.
-Créeme, le encantará ese detalle.
-¿Y debo hacérselo saber?
-Sí… Sin embargo no sacarás el tema así nomás. Por ejemplo… “¡Qué bello día! Oye, ¿sabes? Soy virgen. No, no, no. Así no. Debes buscar el momento íntimo.
-Dejaré que lo averigüe en el momento.
-Ni se te ocurra.
-¿Por qué? Sería grandioso.
-Grandioso es el grito que darás si él no toma precauciones y te entierra el sexo de un embiste.
-¿Entonces duele? –pregunté horrorizada.
-Bueeenoo, algo sí. La primera vez. Pero te aseguro que valdrá la pena.

Sonreí… Aunque algo llamado pánico comenzaba adueñarse de mí.

Anoushka.

Esa mañana me levanté temprano y asee la casa. El hecho de haber visto a mi amado y escuchar el motivo por el cual jamás podríamos estar juntos me angustió lo suficiente para dar vueltas en la cama y no conciliar una pizca de sueño. El reloj marcaba las nueve y cuarto de la mañana cuando solo me faltaba dar brillo a los pocos muebles.

Mi abuelo saludó con un buen día y se dirigió a la cocina en silencio. ¿No habría podido dormir por los ruidos tempraneros?

Deposité el “lustramuebles” sobre la mesa y lo seguí.

-Abuelo, ¿te he despertado?

Él sonrió mientras tanteaba una de las sillas de la cocina para no llevarla por delante.

-Oh no, no te preocupes. A mi edad duermo poco.
-¿Tu bastón?
-Ah pues…lo olvidé en el baño.

Arrastró sus pies hacia la derecha rumbo a la encimera.

-Te haré el café y las tostadas.
-Anoushka, no es necesario. Puedo hacerlo solo. Conozco cada rincón de esta casa.
-¿Seguro?
-Tan seguro como conozco tu alma… ¿Qué ocurrió anoche?
-Yo…
-Vamos, cuéntame. Era muy tarde y te he escuchado salir un buen rato, después regresaste llorando. ¿Lo has visto?
-¿A quién abuelo?

Mi abuelo sonrió mientras buscaba en los estantes el frasco de café instantáneo.

-Al chico del que estás enamorada. Ese que desapareció y no había regresado… Hasta anoche, ¿verdad? ¿Era él?

Me acerqué y cogí asiento lentamente.

-Sí. Anoche regresó.
-Déjame adivinar… No son buenas noticias.

Mi abuelo deslizó su mano derecha por el mármol desgastado hasta chocar con las tazas limpias que estaban boca abajo. Cogió dos de ellas para después contar los cajones con las yemas de los dedos y abrir el tercero donde estaban los cubiertos.

Salté de mi silla y me acerqué cogiéndole las manos.

-Abuelo, sé que puedes solo, pero déjame ayudarte. Necesito… Necesito que alguien escuche sobre mi angustia. Así que… siéntate, haré el café para los dos y te diré lo que ocurrió.
………………………………………………………………………

Ya con las tazas de café, humeantes y dulces, frente a nosotros, mi abuelo escuchó parte de la historia. Por supuesto no podía contar los hechos tal como fueron, por ejemplo que Dimitri no partió como cualquier ser humano perdiéndose por la calle oscura, sino que lo hizo a la velocidad de la luz. Sin embargo eso no modificaba poder hablar de su despedida y mi pena.

-Mi niña, quizás él recapacite. Te ha dicho que te ama, y el amor hace de las diferencias sociales, meras pequeñeces.

Me mantuve pensativa unos instantes, bebí un sorbo de café, y conté el verdadero motivo. Sin embargo obvié el secreto de los Gólubev.

-No es el dinero que me separa de su familia… Es el pasado… La señora Gólubev es… La señora Gólubev es descendiente de los Romanov.

No podía contarle que ella misma había estado en la masacre, no era posible debido al tiempo transcurrido.

Mi abuelo abrió la boca sorprendido.

-¡Maldita suerte, mi niña! Pero… ¿Pero tú no le has explicado que nosotros somos diferentes? Que nunca hemos incursionado en la política ni nos interesa. Además que repudiamos los actos de violencia y…
-Sí abuelo, se lo dije. Pero él insistió que su madre jamás me recibirá y aceptará en su familia. ¿Entiendes?
-Lo que entiendo es que estás pagando crímenes ajenos, y no es justo.
-¿Qué puedo hacer?
-Debes hablar con ella.
-Es inútil, me odiará por esos actos cobardes.

Mi abuelo se mantuvo meditabundo. Sus manos unidas se mantenían tiesas. Hasta que su voz sonó firme y decidida.

-Te diré algo, Anoushka. En nuestra familia hubo actos de valentía como el de luchar por la justicia de un pueblo, pero también actos de cobardía como aquellos capaces de empuñar un arma contra un enemigo desarmado. Tú arrastras ese pasado contigo… Ahora, te pregunto Anoushka… ¿Por cuáles actos te decidirás para forjar tu vida? ¿De actos cobardes o de actos valientes?

Lo miré con los ojos llorosos. Él insistió…

-Vamos dime, ¿te quedarás sentada en esta casona llena de fantasmas o irás a plantarte frente a los Gólubev a decirles que lucharás por el amor?


Mijaíl.


Regresamos con Sasha del paseo vespertino por el centro de Moscú. Hacía tiempo que no disfrutábamos de esas caminatas solos, en buena parte por mis obligaciones y viajes a la Isla del Oso. Extrañaba ir de la mano de mi esposa como si fuéramos dos enamorados en la primera etapa. Es que Sasha me tenía enamorado como aquel primer día que la vi. Miento, más enamorado, porque en ese instante no conocía sus otras virtudes. La había contemplado bella, como seguía siéndolo. Después fui descubriéndola como hembra, como amiga, como madre, ella era única para mí.

Reconocía que tenía un carácter difícil si se enfadaba. En ese sentido yo era más conciliador pero nos acoplábamos muy bien. Sería por el gran amor que a través de los años nos profesábamos.

La única vez que estuvimos separados fue con aquella discusión sobre los Romanov. Recuerdo que me había dolido y no pensaba regresar a ella aunque sabía que tarde o temprano moriría de amor. Fue la primera vez que conocí el verdadero miedo. Sí, yo un vampiro que podía haberme enfrentado a innumerables enemigos desde tiempos inmemorables. Sin embargo no hay peor temor que quedarse sin el amor verdadero.

Por suerte no hizo falta desfallecer ante sus pies, ella me buscó con el mismo amor que yo tenía por ella. Así superamos ese fatal escollo.

Al pasar por una vidriera Sasha se detuvo.

-Mira Mijaíl que cama más bonita. ¿Te gusta para Milenka?

Observé los detalles del mueble en rosa pálido.

-Querida, Milenka aún duerme en cuna. Esa cama es preciosa pero es para una niña más grande. No tiene los barrotes de sostén.

Ella sonrió.

-Lo sé, Mijaíl. Pero el tiempo pasa muy rápido. Ya tiene siete meses.

Reí.

-Para que use esa cama tendrá que tener por lo menos tres años.
-¿Tú crees? ¿Has notado que aprende rápido y es más despierta que otros niños?
-Sí, no pienses que no me preocupa ese detalle. Mientras pueda crecer entre humanos…
-Entonces, esperaremos para comprar la cama.
-Claro, amor. Además sabes que Svetlana vive en París, no querrá cargarla en avión.
-Sí, eso lo entiendo cariño, Pero cuando pase un poco más de tiempo podríamos comprarla para cuando nuestra nieta se quede con nosotros unos días.

Volví a reír.

-¿Tú crees que Anthony se separará de la niña aunque sea días? Lo dudo.
-Mijaíl, querido. Aunque sus padres sean reticentes a esa idea, ¿qué nieto no le gusta pasar unos días con sus abuelos?
-No la consientas demasiado. La harás caprichosa, después no la soportará nadie. Fíjate los problemas con Anouk, le hemos dado todo y hemos logrado que no sirva para nada.
-No digas eso Mijaíl, no te enfades con ella.
-No lo digo enojado, lo digo con pena. Me gustaría que pudiera valerse sola de una buena vez.
-Pero querido, lo está intentando.
-Ay Sasha, a veces creo que eres demasiado inocente. Resulta que nuestra hija menor ahora quiere ser docente de Jardín de Infantes. Dime, ¿hasta cuándo piensas que le durará esa idea?
-Creo que esta vez va en serio. Ella siempre le ha gustado los niños, se desvive por su sobrina.
-Eso es diferente. Una cosa es amar a tu propia sangre y otra soportar críos ajenos que lloran y patalean entre caprichos.
-Tengo fe que será buena docente. Y no quiero que la reprendas mientras está aquí con nosotros. Las fiestas son motivo de unión familiar y paz.
-Vale, no diré nada pero no pienso darle un solo peso. Ni tú tampoco. ¿Has escuchado Sasha? Será por su bien. Ah, además dile a Natasha y a Iván que tampoco la ayuden a mis espaldas. A ver si logramos que Anouk sea responsable una vez en la vida.
-¿Qué te ha dicho Sebastien sobre ella?
-Bueno… Él está conforme pero… No sé. No creo que mi amigo venga con chismes que sabrá que dolerán. Si Anouk no es suficientemente apta no me lo dirá.
-Mijaíl, por favor. Solo por esta vez… Confía en ella.
-Okay.

Besé sus labios y sonreí.

-¿Qué tal si regresamos a casa? Iván y Natasha estaban desempolvando los artículos de Navidad.
-Vamos amor.
……………………………………………………………………...

Apenas llegamos, Natasha nos sirvió un café para después dedicarse a desenredar las guías de color dorado del árbol navideño. Dimitri revisaba la agenda sentado junto al fuego. A decir verdad lo notaba extraño. Como si no estuviera presente entre nosotros. Varias veces sus ojos se perdían en los leños artificiales que irradiaban un calor agradable.

Me acerqué…

-¿Qué tienes hijo?

Levantó la vista de su agenda y sonrió.

-Nada papá, estoy bien.

Iván trajo a la sala el enorme árbol de Navidad y lo depositó en el suelo.

-¿Dónde quieren que lo armemos?
-Mi querido, donde lo armamos siempre –dijo mi esposa sonriendo.
-Bueno, pensé que deseaban darle un toque distinto a estas fiestas.
-Compré adornos nuevos –agregó Natasha.

En ese instante el timbre de casa sonó.

-Iré yo –dije avanzando hacia el portero eléctrico.

Al preguntar por el micrófono una voz dulce y femenina contestó.

-Buenos días. Mi nombre es Anoushka, necesito hablar con la señora Gólubev.
-Aguarda un momento, por favor.

Busqué a Sasha con los ojos y ella dejó de hablar con Natasha para mirarme curiosa.

-¿Qué ocurre?
-Hay una señorita que desea hablar contigo. Su nombre es Anoushka. ¿La conoces?

Sasha se puso de pie y unos instantes de silencio rodearon la sala. Silencio que quebró Dimitri dando un salto del sofá y acercándose a la puerta.

Lo miré sorprendido.

-Veo que tú sí la conoces.
-Mucho –murmuró.

Sasha avanzó hacia la puerta.

-Anoushka es la chica que preguntó por ti la otra vez. Trabaja en el Hogar de San Basilio. Dime, ¿has tenido algo serio con ella? –preguntó mi esposa-. Dinos toda la verdad. Si esa chica te persigue es peligroso que sepa quiénes somos.
-Ella ya sabe quiénes somos.
-¿Cómo que lo sabe? –me exalté-. No nos has dicho nada que rebelaste a una humana nuestro secreto. Sebastien se enfadará. No le gusta los actos desprolijos. Fíjate si…
-No contará nada a nadie ni lo hará –interrumpió mi hijo.
-¿Cómo estás tan seguro? –preguntó Natasha acercándose.
-Porque la conozco hace dos años.
-¿Qué?

La pregunta que sonaba a exclamación salió de la boca de todos.

-Sí, es así. La conocí, me enamoré, y no puedo quitarla de la cabeza. Así de simple.
-¿Así de simple? –protestó Iván. ¿Crees que es guardar un secreto como cualquier otro? Es nuestra raza. Los humanos no deben saberlo. ¿Te has vuelto loco?

Dimitri lo miró.

-Loco sí. Por amor. Y créanme que ha sido una tortura disimular tanto tiempo ante ustedes.
-Querido –dijo Sasha con voz suave-, ¿por qué no has confiado en nosotros? ¿Por qué era una chica pobre o humana pensaste que no íbamos a apoyarte? Yo misma era humana al conocerme tu padre, dime. ¿Merecíamos que nos lo ocultaras?

Dimitri la miró y sus ojos brillaron de emoción.

-Mamá, no es tan fácil… Con ella no es tan fácil –susurró.

Sasha ordenó con voz firme.

-Iván, por favor, esconde ese árbol. La chica se sentirá horrible si mostramos tanta opulencia.
-¿Qué haremos con los muebles? ¿Los quemamos?
-Haz lo que te digo y no seas insolente. Mijaíl hazla pasar.

Dimitri se abalanzó y con una mano apoyada en la puerta titubeó.

-Esperen, yo hablaré con ella quizás pueda volver otro día, después de las fiestas, no sé…

Sasha arqueó la ceja.

-Estás comportándote como cavernícola. No la dejaremos plantada. Ella ha venido hasta aquí.
-No, es que… puedo acompañarla hasta su casa y explicarle que no es fácil y…
-Pero si lo difícil ya pasó –contesté impaciente-. ¿No dices que nunca nos ha delatado?
-Sí, es verdad… Sin embargo repito… Lo difícil no pasó.
-¿Quieres dejar de hacerte el misterioso? –protesté.

Dimitri miró a su madre con actitud de súplica.

-Mamá, solo recuerda que la amo con toda mi alma. Ahora más… Ahora que sé que haría cualquier cosa por mí, incluso… enfrentarte.

Sasha lo observó sin entender. Yo tampoco entendía dónde quería llegar nuestro hijo. ¿Por qué insistía en la comprensión de su madre? Ella era quien más defendía el amor en los jóvenes sin importar diferencia social ni raza.

-Apártate Dimitri, sé caballero y recibe a esa chica si es verdad que la amas –ordenó mi esposa.

Los minutos que transcurrieron mientras la señorita subía el ascensor y llegaba a nuestra puerta fueron interminables. Observaba mi hijo con el rostro desencajado y me preguntaba qué diablos estaba ocurriendo para desestabilizarlo de esa forma.

Todas las respuestas a mis preguntas fueron contestadas un momento después, cuando al abrir la puerta, la joven sonrió apenas, temblando de pies a cabeza.

-Adelante –autoricé-. Buenos días.
-Buenos días –balbuceó.

Sasha se acercó.

-Pasa, por favor. Dimitri nos ha contado todo.

Ella sin moverse del pasillo buscó a mi hijo con la mirada. Él la miró embelesado pero a la vez cierto temor cubría sus ojos púrpura.

-Gracias, señora Gólubev. Pero no entraré a su casa antes de que sepa quién soy. Si usted está de acuerdo que imploro que así sea, entonces pisaré su hogar.
-Querida, por favor. Nosotros no hacemos diferencias sociales. Sé que eres una chica humilde y no nos importa. Lo importante es que ames a mi hijo como se lo merece.
-Lo amo, sí… Y quiero que sepa que jamás divulgué el secreto.
-¿Entonces?
-Pero… Pero también debe saber quién soy…
-No entiendo.

La joven bajó la vista y respiró profundo para darse ánimo.

¿Era una delincuente? ¿Una ladrona? ¿Se dedicaría a la prostitución? No…

-Mi nombre es Anoushka Yurovsky. Soy bisnieta de uno de los asesinos de los Romanov.

Creo que una bomba silenciosa explotó en la sala. Porque no se escuchó pero tuvo el mismo efecto. Sasha abrió la boca y sus ojos largaron chispas.

-¡Esto es una broma de mal gusto! ¡Dime! ¿Qué es todo esto?

Miró a nuestro hijo con actitud desesperada.

-¡Dimitri, dime ya mismo que esto es una broma pesada!

Todos sabíamos incluso la propia Sasha que nadie haría una broma de ese tipo y menos alguno de mis hijos. Conocíamos cuánto dolor albergaba el alma de mi esposa por aquellos hechos tan tristes que arrebataron a quienes amaba como su familia.

-No, mamá. No es una broma. Me enamoré de la bisnieta de quien más has odiado en esta vida. Pero es así. No lo buscamos.

Sasha llevó la mano a su pecho y su respiración se volvió agitada.

-Cariño, ¿quieres sentarte? –pregunté temeroso que cayera redonda en la sala.

Mi esposa trago saliva y respiró profundo tratando de estabilizarse. Podía escuchar los latidos de su corazón acelerando el pulso.

Al fin la miró. Su iris tan cálido y amable que lucía casi permanentemente se volvió un cristal helado y oscurecido por la sombra del pasado.

-Quiero que partas de aquí ya mismo. Y nunca, escucha bien, nunca vuelvas a cruzarte en mi camino.
-¡Mamá!
-¡Cállate Dimitri! El dolor que has provocado en mí no lo consiento viniendo de ti. ¡Tú sabes! ¡Tú me conoces! ¡Soy tu madre! ¿Cómo puedes hacerme esto?
-Mamá, no lo busqué. Me enamoré y punto, no tengo porque pedir disculpas ni ella ni yo. No tenemos que ver con los actos crueles de otros.
-¡Lárgate de aquí! –volvió a repetir a la joven.

Anoushka se disponía a retirarse pero Dimitri la detuvo.

-¡No te vayas!
-¡Quiero que desaparezca de aquí!
-Entonces me iré yo también y no me verás nunca más.

La segunda bomba en la sala…

-Por favor, tranquilicémonos –supliqué.
-¿Me pides que me tranquilice mientras este ser por el que corre sangre asesina quiere ser parte de mi familia?
-Solo pido que entremos en razón. Hablemos. Anoushka, pasa y siéntate.

Sasha le cerró el paso.

-Tú no pisarás mi hogar jamás.

Dimitri desapareció hacia su habitación no sin antes ordenar a la joven que lo esperara fuera del edificio.

Cielos… Tenía razón Dimitri, no iba a ser fácil para nadie.

Después de cerrar la puerta Sasha desapareció tras de Dimitri, y yo tras ella.

Dimitri había tirado una maleta sobre su cama y con rabia metía sus prendas sin ningún cuidado.

-Dimitri, ¡Dimitri no puedes hacerme esto!
-¡Tú, no puedes hacerme esto! Entiendo todo tu dolor pero debes comprender que nadie buscó nuestro encuentro, ni que la conociera ni que me enamorara.
-¿Cómo puedes enamorarte de ese ser con genes asesinos?
-Ella no tiene que ver con su bisabuelo. Ella es muy noble, no la conoces. Deberías tratar de conocerla. Por lo menos por mí.
-Ni por ti ni por nadie permitiré que una Yurovsky se siente en nuestra mesa. No voy a transigir de ninguna forma.

Dimitri buscó unos papeles en el cajón de la mesa de luz, seguramente sus documentos y dinero.

-Entonces despídete de mí, no volverás a verme.

Sasha se agitó, su llanto conmovedor movilizaría hasta las piedras, sin embargo Dimitri estaba muy seguro de su decisión y no volvió atrás.

Abandonó nuestro hogar sin despedirse de nadie, solo murmuró a sus hermanos, “me comunicaré con ustedes, no se preocupen”.

Después, cerró la puerta de este que había sido su hogar por tanto tiempo dejando atrás a nosotros desconcertados sin creer aún lo que había ocurrido, y a su madre desconsolada.

NOTA: Buenooo comenzamos con un problema serio que no duden que se solucionará, por supuesto ignoramos cómo. Habrá que esperar. En cuanto a Drank y Anouk espero haberlos sorprendido con este cruce del destino y ojalá que de aquí en más los haga emocionarse y sonreír. Un beso grande. Gracias totales por comentar.



8 comentarios:

  1. Uy pobre ANOUK esta loca por Drank, pero creo que no le gusta mucho al chico . Me dio pena por Dimitri y ANOUSHKA ojlaa logren que los padres de Dimitri la acepten te mando un beso y te me cuidas

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    1. ¡Hola cielo! Gracias por comentar. No quiero dejar pasar más tiempo sin hacerte esa visita a tu blog que tanto me gusta. No tardaré lo prometo. Sasha deberá hacerlo por su hijo eso quizás todos lo esperamos y adivinamos que será así, el modo y el cuándo ni la autora lo sabe, sólo la dama de los Gólubev y espero que sea pronto.
      Drank y Anouk es una pareja que promete te lo aseguro, confía en mí. Un besote enorme y muchas gracias por hacerte el tiempo para comentar.

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  2. Ahhhhhh no podes dejarme asiiii!!!! Me vas a matar del infarto!! Sabes q soy ansiosa y no se esperar...que momento por favor... pense que la liquidaba ahi mismo...
    Lei los dos capis q tenia pendientes de un tiron y aun asi no me alcanza...para cuando el 9???

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    1. ¡Hola Ale! Querida amiga, muchas gracias por pasarte por el blog y comentar, sabes que amo leer comentarios. Sobre Sasha te diré que no la asesinó pero ganas no le faltaron. Anoushka es muy parecida aquel despiadado hombre que de un plumazo arrebató once vida entre ellos niños. Pero el destino, vos sabes, a veces parece que nos juega bromas pesadas. Me alegro mucho que te guste leerme y te mando un besazo enorme nena.

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  3. Oh Anouk esta loca por Drank lo que no entendí porque él la trato de ese modo, ella no ha hecho nada malo, veremos como avanza este par pero me gusto leer sobre ellos, y Dimitri se fue ufff momentos difíciles para está familia, creo que cuando hay situaciones de pecados de tus antepasados no tienes que pagar por ellos en el futuro que mal 😢...gracias Lou un super capítulo!

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    1. ¡Hola Lau! Me alegro que te haya gustado. El tema de Drank es complicado. Por un lado ya ha conocido a Anouk y no fue de la mejor forma ya que la más consentida de los Gólubev aún tiene que aprender a no ser engreída y pretenciosa. Va por buen camino pero le falta. Sin embargo nosotras la conocemos un poco más, él no. Por otra parte la amargura de no poder luchar más por Liz siendo el amor de su vida le ha cambiado el carácter, habrá que esperar que ocurre con él. Drank en su esencia es muy noble, dale tiempo.
      En cuanto a Dimitri... uf, se viene una gran tormenta y una decisión de Sasha que aunque parezca fácil no lo es. Ver permanentemente los ojos muy similares a aquel asesino no será grato, pero veremos en que queda todo esta jugarreta del destino.
      Un beso enorme y te agradezco que te tomes el trabajo de comentar. Muchas gracias.

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  4. Hola, Lou... Drank se muestra realmente antipático con Anouk... sí, ya sé que todavía no supera lo de Liz
    Pues me encanta cada vez que Anouk le llama "señor leñador"
    Me da pena que el abuelo de Anoushka sea ciego, y me ha gustado su conversación
    Mijail se da cuenta de que algo le sucede a Dimitri... pero para Sasha ha sido demasiado enterarse de que Anoushka es bisnieta de uno de los asesinos de la familia que ella quiso tanto
    Y Dimitri se marcha de casa ante la negativa de su madre de aceptar a Anoushka
    Yo creo que Sasha acabará entendiendo que Anoushka no es culpable
    Otro capítulo que me ha parecido genial
    Besos

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    1. ¡Hola tesoro! Siii es muy antipático con ella, dos polos opuestos en cuanto a lo social y raza pero... hay que esperar que resulta.
      Anoushka es un personaje muy dulce y su abuelo también. Deben demostrar auqnue no deberían, que nada tienen que ver con actos asesinos de otros. Sasha ama a su hijo, sí... pero no será fácil aceptar a la chica. Es difícil para ella ver en sus ojos a Yurosvky, es algo que la hará regresar al terrible acto de esa madrugada. Habrá que esperar y créeme a mí también me tienen en vilo. Muchas gracias amiga, un beso enorme.

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