Helloooo! He terminado capi 14... Puf, que decirles... hay de todo. Se enterarán de nuevos detalles y de nuevos personajes. Sé que les dará mucha rabia alguno de ellos pero la novela es como la vida misma, existe el mal y el bien.
La segunda parte será muy divertida y una Anouk que creo... está ganándose sus corazones.
Todo de ustedes, gracias por acompañarme.
Capítulo
14.
Órdenes.
Carl.
Subí
las escaleras que daban a las habitaciones. La de mi madre era la segunda. Eran
las cuatro de la tarde. La hora que bajaba a la sala a tomar el té como todos
los días. Pero esta vez sabía que no lo haría hasta estar lista para recibir a
Marin. Le había dicho a mi chica que la esperábamos cuatro y media en punto así
que aún había tiempo.
Me
detuve frente a la puerta y me miré de pies a cabeza. Zapatos lustrados,
pantalón y chaqueta planchados, camisa impecable, sin corbata. Me observé en el
espejo del pasillo y comprobé mi cabello peinado. Estaba listo.
Golpee
la puerta suavemente unas tres veces y escuché su voz.
-Pasa
Carl.
Abrí
y al instante pedí permiso. Ella me miró por el espejo de tocador y simuló una
sonrisa.
-Adelante.
Me
acerqué lentamente hasta quedar a su espalda.
-Estás
muy bella.
-Gracias,
querido. A ver, no te quedes ahí. Ven aquí a mi costado, quiero verte.
La
rodee y esperé su aprobación.
Me
miró de arriba abajo deteniéndose en el cuello de mi camisa blanca.
-No
llevas corbata.
-No
mamá, creo que la ocasión…
-Siempre
es la ocasión para vestirse elegante –interrumpió- aunque presentes a una
pueblerina.
El
disgusto en su voz fue difícil de no adivinar.
-Marin
es de Drobak pero es una chica de estudio.
-Ponte
una corbata, Carl –continuó ordenando sin escuchar mis palabras.
-Lo
haré. Estaba contándote que Marin no es ninguna chica ignorante. No la hubiera
elegido para ser mi pareja, mamá.
Suspiró
mientras acomodaba algunos mechones de cabello de su elegante peinado.
Me
mantuve en silencio por unos segundos. Sin embargo sentí la necesidad de
contarle sobre ella y porque me atraía tanto.
-Marin
es muy dulce, y es muy bonita, ya lo verás.
-Carl…
Lo dulce es sinónimo de falta de carácter. Y lo necesitará para llevar adelante
un hogar. Como yo con tu padre, que en paz descanse. Y en cuanto a lo bonita,
es insignificante para mí. En la actualidad no hay nada que arregle la medicina
estética. Así que…
-Mamá,
es importante la genética. Si fuera fea…
-Si
fuera fea Carl tendrías que cuidarte de no tener descendencia, eso es todo.
Además, ¿qué puede ser peor? Has escogido a una humana.
-Sé
que no te gusta la idea pero…
-¿No
me gusta? Me desagrada, me altera, me pone de muy mal humor. Evidentemente tu
padre tenía razón, fracasarás de algún modo. No lo has hecho en tus estudios
pero lo serás en tu vida familiar. Él nunca se equivocaba.
-Te
demostraré que no, mamá.
Se
puso de pie y alisó el vestido tres cuartos de lana peinada con bordes en piel.
-Si
fueras como Suly, tu hermana sí que ha sabido elegir. Un caballero importante
dedicado a los negocios de la bolsa como tu padre. De familia prestigiosa de
lobos. Pero claro… Tú no te pareces en nada.
-Mamá,
he obtenido un título Universitario. Tengo un negocio de ropa de marcas
francesas de hombres en pleno centro de Kirkenes. ¿Por qué nada te viene bien?
-Corrijo,
nada haces bien. Ahora… Ahora tendré que poner mi mejor cara a esa humana
mediocre y sin dinero.
-Por
favor, mamá. Es importante que ella se sienta cómoda.
-Pues
no será mi culpa si ocurre lo contrario. Si no se haya en nuestro ambiente
sofisticado y de cultura lo siento, no puedo hacer milagros.
-Sólo
pido que la trates bien. Es mi novia.
-Ni
me lo recuerdes. ¿Has llamado a tu hermana? ¿La has visto? Dice que te ha
dejado decenas de mensajes.
-Estuve
ocupado.
-Revolcándote
con esa insignificante muchacha.
Suspiré
agotado.
-No
pude porque tuve que viajar a París, son unos encargos especiales y quise
traerlos yo mismo. Es para una familia importante de Kirkenes. Ya la llamaré.
-No
demores. Suly necesita tu firma para pasar las acciones de tu padre a su
marido. Mi parte ya se la he firmado.
-Pero…
¿De qué trata? Es la herencia que nos dejó papá. ¿Si algo sale mal?
-Por
favor, Carl. Tú dedícate a perseguir humanas y relacionarte con seres comunes.
Gasta tu dinero del negocio en lo que más te plazca, y deja a los inteligentes
manejar el dinero de la familia.
-Es
mi dinero también.
-Por
eso Suly necesita tu firma, de lo contrario no estaría pidiéndotela. Es absurdo
como me haces hablar sin razón. Es que a veces pareces tonto.
-Mientras
mi hermana no lo gaste en sus amantes.
-¡No
hables así de tu hermana! Ella es una hembra inteligente y de buena familia.
Nunca deshonraría el apellido.
-Inteligente
ya lo creo. Mi cuñado no se da cuenta que tiene más cuernos que los renos de
este bosque.
-¡Cállate!
Esa es tu envidia por no ser exitosa como ella. Hasta he dejado de pensar en
nietos perfectos como los que me ha dado ella. Viniendo de ti ya me hago la
idea de lo que serán. Maleducados y bulliciosos.
-Los
nietos que te ha dado ella no son bulliciosos porque no parecen niños. Son
tristes. Tristes porque los cría una niñera las veinticuatro horas del día. A
quien le pagan para que les enseñe a no sonreír. Sólo estudian, aprenden reglas
y más reglas, no juegan, ¡no saben jugar mamá!
Ella
se giró y me miró furiosa.
-¿De
dónde sacas esas ideas estúpidas? Debe ser de los seres que te rodean. Y serán
humanos porque nunca te he visto con camadas de lobos ignorantes. Eso es lo
único que he podido sacar bueno de ti.
-Es
cierto, no tengo ningún amigo en la reserva.
-Mejor
para ti, no sirven de nada. Ni siquiera el supuesto alfa. Un humano convertido.
Unos
golpes en la puerta cortaron la conversación. En segundos se escuchó la voz de
la criada.
-Señora
Rosalie.
-¿Sí,
querida?
-La
señorita Marin está en la sala.
-Muy
bien, dile que bajaremos enseguida.
-Es
mejor que baje yo primero. Debe estar nerviosa –susurré.
-¡Carl!
Ponte una corbata.
-Sí,
lo haré.
………………………………………………………………………………………..........................
Cuando
bajé la escalera de madera lustrada, vi a Marin sentada en uno de los sofás
mirando distraída un cuadro al óleo pintado por mi madre. Sonreí y me acerqué
carraspeando. Ella me miró sobresaltada y se puso de pie.
-No
te preocupes, quédate sentada. ¿Te gusta el cuadro?
Ella
sonrió y volvió la vista a la obra de colores apagados.
-Sí.
Es… muy lindo.
-Di
la verdad, ¿te parece lúgubre? –me acerqué a ella y le di un beso en los
labios.
-No
–corrigió de inmediato-. Sólo que nunca había visto un paisaje en esos tonos
oscuros.
-Es
el reflejo de mi madre –avancé hacia el bar y me serví un coñac. Ella me miró
fijo-. Es una broma, aunque parte es cierto. Dime, ¿has viajado bien hasta
aquí?
-Sí…
He llegado en un coche de alquiler. Gracias.
-Siéntate.
Se
sentó cuidando de no arrugar la falda de su vestido beige. Me senté a su lado y
la miré aunque logré ponerla incómoda.
-Carl,
¿por qué me miras así?
-Porque
eres muy hermosa, pareces un ángel –señalé el vaso de coñac en mi mano-. No te
convido porque beberás té con mi madre.
-De
todas formas no bebo a estas horas.
-Cuéntame,
¿se sabe algo de tu hermana?
Ernestina,
la criada, entró al salón. Su cuerpo de sinuosas formas provocó que mis ojos se
perdieran en su figura.
Sonrió
a Marin y me echó una mirada rápida. Colocó en la mesa de comedor dos
servilleteros de bronce y antes de retirarse me clavó los ojos con actitud de
disgusto.
Ernestina
y yo éramos amantes desde hace mucho tiempo, creería que cinco o seis años. ¿Si
significaba algo para mí? Sí… Era la hembra que daba vuelta mi mundo y lo ponía
al revés. La misma que me esperaba a mitad de la madrugada en su cama con los
brazos abiertos y me hacía vibrar hasta la última molécula de mi cuerpo. Pero
cómo decirle a mi madre que estaba manteniendo un romance de hace tiempo con
una criada nuestra. Me hubiera echado y no hubiera querido verme más. Aunque a
veces pensaba que sería lo peor en mi vida, que mi familia me desheredara o
dejar de compartir la cama con el amor de mi vida. Por suerte nunca había
tenido que elegir.
Mi
madre bajó la escalera con el aire soberbio que la caracterizaba. Se acercó a
Marin sin sonreír y murmurando un “buenas tardes” que casi ni se escuchó señaló
el comedor invitándola a pasar. Marin se puso de pie y sonrió débilmente.
Mis
ojos se desviaron hacia la puerta que daba al pasillo y éste a la cocina.
Ernestina estaría furiosa y con razón. Pero era lo acordado y no me echaría
atrás.
-Disculpen,
ya regreso –me excusé.
Escuché
a mi madre dirigirse a Marin, “así que tú eres la novia de mi hijo”.
Al
entrar a la cocina la vi doblando en cuatro un mantel que habría llegado del
lavadero. Sintió mis pasos acercándome pero no volteó para verme.
Avancé
hasta pegar mi pecho a su espalda y la rodee con mis brazos.
-Lárgate
Carl, no quiero verte.
Hundí
mi boca en su cuello perfumado y susurré.
-Lo
siento, por favor, entiéndeme.
Giró
para enfrentarme deshaciendo mi abrazo.
-¿Y
tú cuándo me entenderás a mí?
-Escucha…
Tú sabes… Las cosas son así, nunca te he engañado. Dijiste que no te importaría
estar en las sombras con tal de estar conmigo.
-Sí,
lo dije. Pero comienzo a pensar que no podré sostener esta parodia.
-Por
favor…
Resbalé
los labios por las comisuras de los suyos sintiendo la suavidad de la piel
tersa y sensible.
-Apártate.
-No,
por favor… Dime que me entiendes…
-Sal
Carl, no estoy de humor.
-Ernestina,
tú eres mi amor, mi verdadero amor. Lo sabes. Debo mantener lo de Marin si
quiero permanecer en esta familia y en esta casa.
-Pues
debería importarte poco permanecer en esta casa si no puedes gritar a todo el
mundo que me amas. No tienes pelotas.
-Por
favor, no discutamos.
-Vete
con tu noviecita, vamos… ¡Vete! Eres un pobre diablo.
-No
me hables así, sabes que me destrozas.
-No
sé por qué. Tu familia te lo dice casi permanentemente. Deberías estar
acostumbrado.
-Pero
que tú me lo digas me duele el triple. Significas mucho para mí.
-No
será lo suficiente ya que vas a comprometerte con otra hembra. ¡Pues que te
vaya bien!
La
abracé con desesperación.
-No,
no me hagas esto. Ernestina, amor, por favor…
Mi
boca buscó sus labios y la besé con la misma pasión de cada día.
Ella
se resistió al principio. Sin embargo poco a poco su cuerpo quedó laxo entre
mis brazos y su boca correspondió al beso intenso. Acaricié sus piernas subiendo
la falda del uniforme y mis dedos jugaron dentro de sus bragas.
No
sé qué hubiera pasado si entraba mi madre y nos hubiera visto en esa situación
engorrosa. Quizás la besaba sin temor porque en el fondo sabía que la señora de
la casa jamás pisaría un lugar como la cocina y menos teniendo visitas en el
salón.
-Carl…
-jadeó sofocada por la excitación-. Déjame ya… Me siento usada y eso me
lastima.
-No,
no te uso. Juro que eres la hembra dueña de mi corazón, por favor… Créeme.
Nos
miramos a los ojos y la cogí del rostro.
-No
puedo enfrentar a mi familia y decirle que te amo. No puedo.
-¿Y
qué haremos? ¿Seguir eternamente siendo amantes?
Una
de mis manos encerró su pecho lleno y turgente.
-¡Me
vuelves loco, mi amor!
Ella
presionó mi mano masajeando su seno.
-¿Y
piensas que a mí no? Por eso te permito lo que a nadie permitiría. Porque estoy
enamorada de ti. Pero no sé hasta cuando resistiré nuestra patética situación,
No lo sé Carl.
Besé
sus labios suavemente y la miré a los ojos.
-Te
juro que digo la verdad. Eres la única hembra que me tiene a sus pies.
Acto
seguido me arrodillé.
-Levántate,
no seas ridículo.
-No,
no me pondré de pie hasta que me digas que seguiremos lo nuestro. Que esta
noche como tantas me esperarás para hacerte el amor. Por favor… Por favor, un
tiempo más.
Ella
me miró con dolor, sin embargo noté esa pasión que siempre le brillaba en su
iris caramelo.
-Dios…
No sé qué hacer contigo.
Sonreí
aliviado.
-Yo
sí sé, mi amor. Hazme gemir de placer en tu cama, como siempre. Juro que no
miento cuando digo que te amo.
-Sólo
un tiempo Carl. Hasta que decidas que puedes vivir sin las directivas de tu
madre. Lo único que me aterroriza… Es pensar que eso nunca ocurrirá.
Marin.
Sentada
frente a la taza de té respondía a las preguntas de la madre de Carl. Estaba
interesada en saber sobre mi árbol genealógico a pesar de que el hecho de que
fuera humana ya no le caía en gracia. Su disgusto porque yo ingresara a la
prestigiosa familia y me convirtiera nada menos que en su nuera me lo hizo
notar a cada momento. Me hubiera levantado de allí y le hubiera dicho métase su
linaje en el culo, pero yo no había sido criada de esa forma. Mi madre nos
había enseñado el respeto ante todo así que si deseaba no volver a verla lo
haría pero cuando mis pies estuvieran fuera de la casa. De esa forma ahorraba
escenas chocantes y desagradables.
Liz y yo éramos hijas de la misma madre, sin
embargo algo falló en ella que la educación pasaba a segundo plano si se hubiera
encontrado en una situación similar a la mía. Ya la imaginaba diciéndole cuatro
frescas y dando un portazo. Y pobre de Carl si no la hubiera ido a buscar.
¡Pues si te he visto no me acuerdo! Ella hubiera empezado una nueva vida con
nuevo novio antes de que el fin de semana llegara al almanaque. Pero claro, yo no
era Liz a quien los hombres volteaban la cabeza para verla, o la que sus ex la
llamaban rogándole que volviera con ellos.
Por
unos instantes pensé en Drank… Ojalá pudiera quitársela de la cabeza. Se
merecía encontrar a alguien que lo amara. Aunque mi hermana lo adoraba nunca lo
querría como a Lenya Craig. Se notaba apenas él ponía un pie en el mismo sitio
y se acercaba. Los ojos de Liz brillaban y parecían saltarle chispas de pasión.
A
mí no me saltaban chispas de pasión cuando veía a Carl, no… pero sí me sentía
querida y él deseaba formar una familia conmigo, un proyecto de vida juntos
hasta que fuéramos ancianos. Eso me brindaba él, estabilidad emocional. Lo
contrario que Douglas a quien verlo me producía hormigueo en el bajo vientre,
transpiraban mis manos, y me convertía en una tonta. No quería eso para mí. No
deseaba ser una mujer que ansiara estar en su cama y después despertarme
completamente sola. Mi prioridad era no sufrir, y con el hijo de Sebastien
Craig, era seguro que derramaría lágrimas de desdicha por no ser correspondida.
-¿Estás
escuchándome?
La
voz autoritaria de la señora Rosalie me trajo al plano terrenal. Me miró con
evidente molestia y enojo.
-Sí,
la escuchaba –mentí.
Arqueó
la ceja.
-Pues
pareciera que no. Te he preguntado cuando piensan realizar el compromiso y te
me has quedado como imbécil viéndome a la cara.
-Lo
siento… Es que no lo hablé con Carl y pensé…
-Hablaré
yo con él. Ahora… Me gustaría que fuera aquí en esta casa de personas de bien y
honorables. Lo único que no podrás traer a cualquiera que se te ocurra. Por
otra parte no tienes opción, el hotel donde vives no me parece adecuado para
tal celebración. Pasarás a ser parte de una familia de prestigio y…
-Disculpe.
Lo de invitar a cualquiera me parece erróneo. No tengo personas indeseables a
mí alrededor. En cuanto a mi hermana es una Craig pero… pero no podrá asistir
por un tiempo a reuniones.
Me
miró con sorna.
-Ah,
cierto… Me ha llegado el comentario por la criada que se ha convertido en
vampiresa.
-Sí…
Es muy reciente.
-No
es que me guste el chusmerío o cotilleo, pero los Craig siempre están en la
boca de todos. Además… la madre de ese tal… Douglas es una de nosotros.
-Sí,
Sabina.
-Sí,
la misma que se enamoró de un simple humano y le permitió ser un alfa de
nuestra manada, nunca le perdonaré lo que ha hecho.
-Sabina
es un ángel de buena –protesté-. Y Bernardo se merece el cargo de alfa.
-¡Y
tú me dirás a mí quién es apto para llevar adelante la manada! Eres atrevida.
-No
quise molestarla, sólo que los conozco muy bien. Además se dice que es un
guardián, que la verdadera alfa será Gloria cuando alcance la edad apropiada.
-Así
dicen. Veo que estás enterada de todo… Bueno, esa chiquilla criada por ellos dos,
será un desastre guiándonos –tiró la servilleta sobre la mesa con evidente
enfado.
Debería
ser el único ser sobre la tierra que no adorara a Gloria. Y eso me molestó.
-Aún
es pequeña, quizás usted tenga la suerte de no llegar a verla convertida en el
alfa –dije sin pensar lo que decía pero con la rabia de sentirme tan incómoda.
Ella
me miró fijo como si me odiara.
-Viviré
mucho tiempo, te lo aseguro. Y ya que lo insinúas, ten la seguridad que estaré
vigilándote para descubrir el mínimo detalle que pueda servirme para desechar
la boda con mi hijo.
-Soy
lo que ve. No se preocupe. No tengo maldad ni llevo una vida de descontrol.
-Veremos…
¿Y dónde están tus padres? ¿Eres huérfana?
-No,
mi padre falleció y mi madre vive en… en Kaliningrado.
-¿No
vive en tu pueblo?
-No,
desde hace un tiempo.
-¿Qué
extraño? Carl me dijo que tu familia era de allí. ¿Vendrá tu madre al compromiso?
Quiero estar preparada, saber cómo dirigirme a ella. El léxico de una persona
de pueblo no es lo mismo que el de una de ciudad y con estudio.
-Mi
madre fue muy trabajadora y… No, yo no tengo relación últimamente con ella.
-¿En
serio? ¿Y qué fue lo que ocurrió? La familia es lo más importante que uno
tiene. Lo único que sirve.
-Los
amigos son importantes también.
-Te
he preguntado por qué no la ves.
-Bueno…
ella tuvo que mudarse por negocios y…
-¿No
digas? ¿Y por ello no se hablan? Carl me dijo que tú hermana y tú no le
perdonan que las abandonara. ¿Por qué lo hizo? ¿Por un macho?
Me
puse de pie furiosa. Hasta aquí había llegado mi bondad y paciencia.
-¡No
quiero que hable de mi madre sin conocerla!
-Siéntate,
no seas patética. Como tu futura suegra debo conocer toda la verdad.
-Aquí
estoy, disculpen la demora –Carl entró un poco agitado.
-Carl…
¿No te parece que es de mala educación habernos abandonado? ¿Dónde estabas?
-Dando
unas directivas al chofer para mañana, mamá.
-El
chofer no ha venido hoy, Carl. Es su día libre.
Vi
a mi novio realmente incómodo.
Ella
sonrió despectiva.
-De
todas formas no te has perdido de nada. Acompaña a la señorita, creo que ya se
iba.
Me
mantuve de pie y con una inclinación de cabeza susurré un “buenas tardes”. Me
dirigí al perchero donde colgaba mi abrigo y lo cogí apresurada. Deseaba
desaparecer de allí. Carl siguió mis pasos y me ayudó con el abrigo. Yo hacía
fuerza por no llorar.
-Cariño,
sé que debió ser difícil. Mi madre es un poco parca y antipática pero ha
sufrido mucho y…
-Está
bien Carl, abre la puerta sólo quiero irme de aquí.
En
el instante que él abrió la puerta Camile intentaba entrar.
-Oh,
¡qué sorpresa! ¿Pero ya te vas?
-Sí,
me voy. Que tengas buenas tardes –contesté.
Carl
fue tras de mí y creí que al menos mi tarde no iría para peor… Me equivoqué.
-Marin,
aguarda –dijo la idiota sonriendo-. Ya que he llegado tarde para compartir el
té contigo y mi adorable tía, déjame darte la bienvenida a nuestra familia.
-Gracias.
-¡Qué
fantástico! Tú y yo seremos primas políticas, mejor aún… Estaremos emparentadas
también en poco tiempo. Cuando Douglas y yo… contraigamos matrimonio. No sabes
lo feliz que me hace saber que podemos convertirnos en amigas, ¿verdad?
-Camile,
Marin está cansada, ha trabajado en el hospital así que seguramente desea
regresar al hotel.
-Oh,
por supuesto. Que pases buenas noches.
-Adiós
–saludé secamente.
Al
coger el sendero hacia la ruta Carl seguía convenciéndome de llevarme en su coche.
Le dije mil veces que deseaba caminar pero era muy duro de entender cuando de
mis deseos se trataban.
Me
detuve de improviso y lo miré a la cara.
-Carl,
voy a regresar sola. Necesito caminar. Si continúas insistiendo me enfadaré
contigo.
-Okay
–respiró con los brazos en jarro-. Es que está oscuro y no quiero que partas
sola por la mitad del bosque.
-No
es la mitad del bosque, es un camino y lleva a la ruta. Estamos en la reserva,
todos me conocen. Por otra parte tengo a una manzana la parada de autobús.
Repito, me iré sola.
-Vale…
Yo… Te pido disculpas si mi madre te ha hecho sentir poca cosa, ella es así.
Pero te prometo que cuando nos casemos nada va a interferir en nuestra
felicidad. Tendremos un hogar como el que sueñas.
Me
cogió de la mano y la llevó a la boca. Besó mis dedos mientras sus ojos
castaños me miraban con dulzura.
-Está
bien, hablaremos mañana, por favor despidámonos aquí.
-Okay…
Me
envolvió en sus brazos fuertes y poderosos y me besó.
................................................................................................................................................................
Caminé
unos diez minutos hasta divisar la parada de autobús. A esa altura el nudo de
mi garganta apretaba demasiado y deseaba llorar como Magdalena, pero el ruido
de una moto a mis espaldas me paralizó.
No,
Dios mío, Douglas no…
Continué
mi andar con la vista clavada en el suelo. Rezando una plegaria para que quien
se acercara en el rodado no fuera él y fuera un desconocido. Bueno, el deseo se
cumplió a medias.
La
moto pasó a mi lado bajando la velocidad hasta frenar a unos metros delante de
mí. Al quitarse el casco lo reconocí.
-¡Drank!
Corrí
hacia él y lo abracé.
-Marin…
¿Qué haces a estas horas sola por la ruta?
Rompí
a llorar.
-¡Marin!
–se enfadó-. ¿Es por culpa de Carl?
-No
–dije secando mis lágrimas.
Él
me cogió de la barbilla y me miró a los ojos.
-Marin,
dime la verdad. Porque si algo te ha hecho juro que le daré de trompadas que no
reconocerá su rostro.
Sonreí
a pesar de todo.
-Tonto,
es un hombre lobo.
-Pues
a mí me importa un rayo así sea un velociraptor.
Reí.
-Quien
te viera contra un dinosaurio, exagerado –enjugué mis lágrimas.
Sonrió.
-Dime,
¿qué ocurrió?
-Nada,
sólo que la madre de Carl es un ser detestable, pero Carl no tiene que ver.
Quiso acompañarme. Yo deseaba caminar sola y pensar.
Arqueó
la ceja. Sus ojos azules brillaron por las farolas del costado de la ruta.
Después de mirarme fijo dirigió la vista hacia el camino, pensativo.
-Es
que no sé qué haces dentro de esa familia… Marin… Los Rotemberg no son queridos
en la reserva. Carl no tiene amigos que se les conozca. Y eso que hace poco
estoy viviendo aquí. Pero todo el mundo sabe como son. No entiendo cómo puedes
ser novia de ese engreído.
-Drank,
yo lo quiero. Él es muy atento y considerado conmigo, de verdad. Me cuida.
-Sí,
ya veo. Te ha dejado sola por la ruta.
-Yo
insistí.
-Puedes
contar conmigo, contarme lo que sea, lo sabes.
-Sí…
-Okay,
sube. Te llevaré.
-El
hotel queda muy lejos y tú quizás tenías planes.
-Nada
que no pueda postergar. Vamos, sube y no me contradigas. Sabes que soy terco.
Reí.
-Lo
sé.
Antes
de subir me dio el casco de protección.
-¿Y
tú?
-Tengo
la cabeza dura. No te preocupes… Oye… sólo quiero hacerte una pregunta.
-Dime.
¿Sobre Liz?
Negó
con la cabeza.
-Quiero
preguntarte si estás segura de lo que vas a hacer, digo… eso de comprometerte
con él.
-Sí…
-Tu
“sí” no me convence.
Cerré
los ojos y apreté los labios.
-Vamos,
dime la verdad. Tu corazón no le pertenece a Carl. ¿A quién le pertenece?
-No
puedo decírtelo –dije sollozando.
Me
abrazó nuevamente.
-Marin…
Otro hombre no tapará tu amor verdadero. Sé porque te lo digo.
Lo
miré con tristeza.
-No
la olvidarás, ¿verdad?
-Créeme
que quisiera. Por ahora no puedo negártelo. ¿Tu amor vive en Drobak?
-Douglas
–susurré-. Douglas es de quien estoy enamorada, sin embargo me pasa como a ti,
no me corresponde.
-¿Douglas
Craig? ¿Te lo ha dicho?
-No,
pero está junto a Camile.
-Otro
al que no entiendo que hace con esa gente. Douglas me cae bien, no se parece en
nada a esos seres vanidosos.
-La
cuestión es que son novios formales. Es serio lo de ellos.
-Bueno,
no sé qué decirte no conozco a Douglas demasiado. Lo único que me da impresión
que muy enamorado no debe estar. Casi ni pisa la reserva para visitarla. Si lo
ha hecho es para hablar conmigo o visitar a su madre. No sé… No deberías
rendirte.
-Tú
te rendiste.
-Es
diferente. Tu hermana me ha dicho que ama a Lenya. Yo tengo la batalla perdida
pero tú…
-Yo,
nada. Las cosas son así. Yo tendré un hogar junto a un ser que me quiere y me
cuida. Y también me respeta.
-¿Tanto
añoras un hogar?
-Es
lo que más deseo.
-Bueno,
si tú estás tan segura. Vamos, sube que está haciendo mucho frío.
Apenas
subí me puse el casco. Antes de darle arranque al motor volvió a hablarme.
-Haremos
un trato, si yo puedo llegar a estar seguro que Douglas no está enamorado de
esa chica, te lo haré saber. Y tú, prométeme que harás lo imposible por
conquistarlo.
-Drank.
-Prométemelo
Marin.
-Te
lo prometo.
………………………………………………………………………………………………...............
Sentada
en una de las mesas cuya ventana daba a la calle principal del pub Arena, Anouk
contaba alguna anécdota de su trabajo y yo divertida ante su elocuencia y
cómicos ademanes, la escuchaba.
Eran
las nueve de la noche y el invierno nos invitaba a tomar unas copitas de
alcohol para entrar en calor. Con más razón yo, siendo humana. Mi hermana ya no
lo era, sin embargo no sentía ningún apuro en convertirme ni en vampiro ni en
lobo. No sé si era temor a lo desconocido. Ignoraba por lo que había atravesado
Liz para llegar a ser lo que ahora era. De todas formas yo estaba junto a Carl
y él me había dicho que era imposible que un lobo convirtiera a un humano sin
caer en el desprecio por parte de la manada. Mejor así…
El
objetivo de la salida no era otra cosa que tratar de olvidar a Liz por un
momento ya que me tenía preocupada. ¿Sería feliz? ¿Lenya se encargaría de ello
por toda la eternidad? La charla con Anouk me distrajo lo suficiente para
sonreír incluso varias veces en una hora. Miento… Charla no, era casi un
monólogo. ¡Cómo le gustaba hablar a la Gólubev!
En
una oportunidad, cuando me dejó meter bocado, le pregunté por la visita a la
reserva ya que Scarlet me había contado que habían conocido a Drank. Me
contestó que le había parecido un joven muy cerrado y antipático, a lo que le
aseguré que era extraño porque Drank no tenía esos defectos y yo lo conocía muy
bien.
Anouk
y yo, no éramos amigas desde tiempo pero con ella me ocurría como con Scarlet.
Parecía que nos hubiéramos conocido desde pequeñas. De Scarlet me gustaba su
alegría constante y su deseo de disfrutar cada minuto de la vida. Te escuchaba
cuando estabas triste e intentaba darte ánimo. Anouk era alegre y aunque un poco
torpe lograba hacerme reír. Incluso cuando dejaba deslizar esas frases que
rozaban la soberbia. No sé cómo hacía para no caer mal. Pensaba que por más que
ella intentaba demostrar en algún hecho su superioridad
en el fondo ni ella se lo creía.
Miré
el reloj pulsera en mi muñeca y Anouk protestó.
-Marin,
¿estás escuchándome?
-Sí,
sólo que me preocupa Scarlet. Ha dicho que compraría el regalo de Charles ya
que no pudo regalarle en noviembre y el de Sebastien para el fin de semana, y
que no tardaría en unirse a nosotras. Pero ya han cerrado los negocios.
-¿No
conoces a Scarlet? Habrá comprado media tienda… Descuida es el mes de Navidad,
las tiendas estarán abiertas con horario extendido.
-Es
que conduce que ni veas.
-Sí,
lo sé. Ella misma me llevó a la reserva a buscar leña. Fue a una velocidad que
ni me dio tiempo a acomodarme en el asiento.
-Ah
siiii. Cuando conociste a Drank.
-Sí.
Hubo otra vez que me trajo a la mansión en la moto de Anthony.
-¿Y
eso?
-No,
no pongas esa cara de hembra sorprendida y feliz. Lo hizo después que le rogué
que lo hiciera.
-Drank
es caballero, no te dejaría rogar por ello.
-¡Qué
va, querida! El caballero perdió la armadura en una esquina y al caballo lo ha
vendido porque lo que es a mí me ha tratado muy mal.
-Ay
Anouk, tú no le habrás dicho esas frases de vanidosa que te salen del alma.
-No.
Te lo juro. Me comporté como una simple humana que necesitaba ayuda.
-Okay…
No sé… De todas formas… Nunca pasarás por lo que pasé cuando conocí hace dos
días a la familia de Carl.
-¿Qué
ocurrió?
-Fue
horrible. Su madre me hizo sentir incómoda a cada momento. Es viuda y rica.
-¿Viuda?
Es por eso Marin, debe estar amargada.
-No,
me ha dejado en claro que yo no soy de su clase pero que si él me ha elegido no
tendrán más remedio que aceptarme. Además que ella se encargará junto a su hija
de enseñarme buenos modales y protocolo.
-Dime
que te has levantado de tu silla y le has dicho que puede irse a la puta que la
parió. Cielos… Si escuchara mi padre la boca sucia que tengo por culpa de vivir
con los Craig.
Sonreí.
-No,
me quedé en silencio y muy quieta. Y no era una silla. Era un sillón tapizado
en terciopelo azul y brazos de roble.
-¿Azul
y roble? ¡Qué mal gusto el de los lobos! –arqueó una ceja y su sonrisa se
ensanchó-. Tú no te preocupes, mi madre dice que las hembras podemos cambiar a
los machos cuando están muy enamorados. Verás que se alejará de esa familia
funesta y vivirá contigo feliz.
-Si
tú dices… Cuéntame de ti y de Drank.
-No
tengo nada que decir de ese troglodita.
-Dime,
¿no te ha gustado un poquito? –sonreí animada por el coñac.
-Es
un humano, Marin. Humano y cavernícola.
-Pero
tiene una espalda así de grande.
Señalé
una medida amplia extendiendo los brazos.
-Marin
por favor, baja los brazos. La gente pensará que hablas de otro tipo de
tamaños.
Reí.
-La
gente no le importa si hablamos de espaldas o de penes, da igual.
De
pronto mi risa se fue como soplido.
Por
la ventana del lado de afuera, Douglas y Camile avanzaban hacia la entrada por
la acera.
-¡Me
muero!
-¿Qué?
-Anouk,
me muero.
-Marin,
¿qué diablos te ocurre? ¿Te ha hecho mal el coñac?
-Douglas
está entrando al pub. Acompañado…
-¿Puedo
girar la cabeza y mirar? Dime la verdad. No quiero parecer una joven
entrometida y maleducada. No es propio de una Gólubev.
-No,
no mires.
-¿Ahora
sí?
-¡Qué
no, Anouk! Ay Dios mío vienen hacia esta mesa.
-Marin,
no puedo con mi curiosidad. Me giraré a la una… Me giraré a las dos… Y…
Ambos
pasaron a nuestro lado. Inútil era rezar que no se detendrían a saludarnos.
Después de todo sería anormal que siguieran haciendo cuenta que no nos
conocían.
-Buenas
noches.
La
voz de Douglas hizo que mi cuerpo temblara.
Anouk
apartó la vista de mis ojos y lo miró.
-Ah,
Douglas… ¿Qué tal estás? ¿Paseando por el centro de Kirkenes?
De
un trago me bebí el coñac que quedaba en mi vaso.
-Sí,
salimos un rato para distraernos. No he hecho otra cosa que estudiar.
-Te
felicito. Así llegarás lejos –sonrió Anouk.
-¿Y
qué hay de ti? –preguntó a la menor de los Gólubev, de pronto dio cuenta-.
Perdón no las presenté. Anouk ella es Camile, mi chica.
Anouk
clavó los ojos en la loba y ella sonrió.
-Hola
Anouk. También eres de la familia Craig.
-No,
no. Soy Anouk Gólubev. Aquelarre ruso. Bueno, amigos de los Craig para que tu
entiendas. Porque aunque eres loba entiendes, ¿verdad?
Carraspee…
Ella era así, sin filtro.
Camile
arqueó la ceja. Por suerte no le prestó demasiada atención a la crítica.
-Hola
Marin.
Camile
me miró y la miré.
Nuestros
ojos saltaron chispas.
-Hola.
Ella
enredó los dedos con los de Douglas aferrándole la mano.
-Amor,
¿qué tal si dejamos a las chicas que sigan conversando y buscamos una mesa?
Cenaremos algo rico. Por suerte –dijo mirando despectivamente a Anouk-, puedo
alimentarme normal como lo hacen los humanos.
Anouk
que tamborileaba los dedos de una mano sobre la mesa la miró de arriba abajo, y
sonrió.
-¿Te
alimentas como los humanos? Eso se nota querida, por esos kilitos demás
instalados en tu abdomen.
La
loba la fulminó con la mirada.
-Vamos
–refunfuñó Douglas.
-Que
pasen bien –saludó Anouk-. Tengan cuidado con las grasas y azúcares.
Yo
ni siquiera hablé. En el mismo instante que se retiraron llamé al mozo.
-Marin,
¿quieres irte? Aún Scarlet no llegó.
-No
me iré. Pediré una copa más.
-Pero…
¿Estás acostumbrada a beber alcohol? Mira que el coñac es traicionero parece
suave y liviano y se te subirá a la cab…
-No
pediré coñac –interrumpí.
-Ah,
okay.
-Pediré
vodka.
-¿Qué?
-Vodka,
lo que has escuchado.
El
mozo se acercó.
-Señoritas.
-Un
vodka, que sea doble, por favor.
-¡Marin!
¡Qué no te llevaré en brazos!
-Calla
Anouk, por favor señor, no demore con el pedido.
-Muy
bien –dijo el mozo con una inclinación de cabeza.
Cuando
se hubo ido, Anouk volvió a reprocharme.
-Marin,
el vodka es para personas acostumbradas a beber.
-No
te preocupes. El vodka es la salida. Estoy muy triste. Quiero olvidarme que
esos dos están allí, mimándose y besándose. ¿La has visto? Es bellísima.
-Es
horrible.
-Mentira,
yo soy horrible.
-Tú
eres hermosa.
-No,
lo dices porque eres buena.
-Ya
le tengo rabia a esa loba. No me gusta verte triste. Tranquila. No creo que esa
loba dure mucho con él. Los Craig son inteligentes, querida. Por supuesto al
igual que los Gólubev, claro.
-Mejor
cuéntame de ti mientras no llega el mozo.
-Pues…
No sé qué decirte. Llevo una vida de lo más aburrida, mis padres lejos, mis
hermanos también. Acabo de descubrir que me gustan los niños y la docencia y ya
ves estoy inmersa en planos geométricos y medidas exactas. Y además soy virgen…
Sí… Creo que pediré un vodka igual que tú.
-Pues
entonces que sean dos.
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Evidentemente
Anouk estaba acostumbrada a beber vodka mejor que yo. Ella lucía radiante
aunque un poco más charlatana y yo… Bueno yo tenía serios problemas para
detener la mesa que parecía flotar sobre el piso balanceándose suavemente.
-¿Estás
bien?
La
voz de Anouk me sonó lejana.
La
miré tratando de hacer enfoque.
-No,
tú no estás bien, no señor. A ver, ¿cuántos dedos observas en mi mano?
-¿Ocho?
-¿Cómo
ocho, Marin? ¡Si una mano tiene cinco dedos!
Reí
con esa risa floja que daba el alcohol.
-Miraaaa,
¡Anouk que bonito está Douglas!
-Ssssh…
Está con su chica, Marin. Bueno, si “chica” se puede llamar a una loba.
-¡No
me importa!
-Ay
madre mía, no saldremos como damas distinguidas de aquí. Todo por tu culpa.
-No,
no saldremos como damas –murmuré-. Después de todo quien quiere ser una dama.
Es aburrido.
-¿Sabes?
Estás asustándome.
Me
puse de pie al ver al mozo dirigirse con dos platos suculentos hacia la mesa de
Douglas.
-¿No
crees que el mozo tiene mucho trabajo yendo y viniendo? –pregunté.
-¿Qué?
Para eso le pagan.
-No
es justo, noooo nooo –moví el dedo índice negando-. Hay que ayudarlo.
-¿Ayudarlo
a qué?
-Ay
Anouk, a servir a los comensales. Ya regreso.
Alisé
mi chaqueta de pana y mi jeans ajustados mientras Anouk arqueaba la ceja y sus
ojos se abrían de asombro.
-Oye,
¿qué harás?
-Ya
verás.
Caminé
hacia el mozo que zigzagueaba entre las mesas. En realidad no sabría decir si
era yo la que zigzagueaba. Probablemente.
Cuando
lo intercepté me aseguré de no equivocarme.
-Disculpe,
¿esos platos son para esa mesa?
-Sí
señorita. Unos champiñones en salsa roquefort y arrolladitos de carne de
cordero.
-Mmm…
¡Qué exquisito! Permítame, se los llevaré yo.
-No,
pero…
-No
se preocupes, son amigos y quiero darles una sorpresa.
-No
sé… Es que.
-Tranquilo,
créame, se sorprenderán.
Cogí
los platos antes que el mozo lo pensara y me dirigí a la mesa de Douglas.
Al
faltarme sólo unos metros Douglas levantó la cabeza y me vio llegar. Camile
estaba de espaldas con la maldita mano sobre la de él.
Deposité
el plato en el lugar de Douglas y lo miré.
-El
mozo tiene mucho trabajo y decidí ayudarlo.
Douglas
juntó las cejas y me miró con cierto temor.
Me
volví hacia Camile y sonreí.
-Querida,
disfruta la comida.
Ella
me miró de arriba a abajo con enojo por la interrupción.
Douglas
que no era tonto adivinó que nada bueno planeaba para Camile. Se puso de pie
pero fue tarde. El plato íntegro de champiñones con salsa incluida y
arrolladitos cayó sobre la cabeza de la loba.
Camile
abrió la boca y un grito desgarrador inundó el pub. No supe ni quienes giraron
desde las mesas, sólo supe que producto de los nervios y el alcohol comencé a
sentirme muy mal.
-¿Qué
has hecho? –protestó Douglas mirándome fijo.
Sus
ojos que al principio contenían la rabia y la incomprensión ante mi acto
salvaje, poco a poco se suavizaron.
Veía
borroso, escuchaba pésimo, era un desastre en pie.
Noté
que Anouk se acercaba con la intensión de sacarme de allí pero alguien le ganó
de mano.
Douglas
me cogió del brazo y salimos a la calle mientras Camile lloraba tras nosotros y
Anouk preguntaba muy enojada…
-¿Dónde
te la llevas?
Cuando
todos llegamos a la calle, de pie, en la acera, Douglas ordenó.
-Vamos,
te llevaré al hotel. Estás borracha.
-Puedo
ir sola –protesté, aunque mi protesta se diluyó en una débil voz al ver el
entrecejo fruncido de mi amado.
-Se
irá conmigo –dijo Anouk.
-No,
lo haré yo y me aseguraré que llegue bien.
-¡Douglaaas!
–pataleó Camile-. ¡Mira como estoy! No me dejes por esa loca. Que se vaya sola.
¡Me arruinó el costoso vestido!
-Espérame
aquí –ordenó él.
-No
iré contigo a ningún lado –dije arrastrando las palabras producto del vodka.
Él
volvió a coger mi brazo y tironeó suavemente.
Anouk
se volvió a la loba y abrió su bolso.
-Ay,
no te preocupes Camile o como te llames, por suerte tengo un “quitamancha” en
el bolso que te solucionará el problema.
Mientras
Douglas seguía insistiendo en llevarme y Camile se interponía, Anouk sacó un
frasco de su bolso y sin que la loba dijera esta boca es mía lo volcó
prácticamente todo en la mancha enorme del vestido. Aunque su cabello con salsa
era otro tema.
Por
supuesto nadie se imaginaba que la hija menor de los Gólubev era excelente
aliada como amiga. Nunca hubiera deseado tenerla en contra mío.
Anouk
se retiró unos pasos y miró su obra.
Camile
que había dejado de protestar clavó su vista en el vestido y sus ojos se
abrieron desmesuradamente.
-¡Noooooo!
¿Qué has hecho al vestido, grandísima idiota?
Una
mancha azul oscura acaparaba gran parte de la tela dibujando un dibujo
surrealista digno de Dalí.
-¡Aaaay
perdón! ¡Creí que era “quitamancha” y es la tinta de repuesto de la oficina!
Bueno… No quedará otra. Tendrás que comprar otro, pero como eres adinerada no
habrá problema –sonrió.
En
ese instante llegó Scarlet que observando el cuadro en la acera dejó caer los
paquetes al suelo y abrió la boca sin dar crédito a lo que veía.
No
debía tener demasiada imaginación para adivinar, sobre todo porque Camile no
dejaba de repetir que yo era una loca y que Anouk las pagaría.
Scarlet
se acercó y Douglas me cogió firme del brazo apartándome del grupo.
-Vamos,
te llevaré en la moto.
-¡Douglas!
¡Nooo me dejeeees así! –pataleó Camile.
-Calla
loba chillona –exclamó Anouk-. Estás logrando que todo el mundo mire.
-Mira
idiota, si hay alguien que ha cometido un acto vergonzoso y denigrante es tu
amiga.
-Idiota
tu madrina, imbécil. Soy Anouk Gólubev y cuidado con levantarme la voz.
-¡Basta!
–gritó Scarlet a las dos. Después se dirigió a Douglas-. No puedes llevarla en
la moto.
-¡Sí
puedo!
-En
su estado podría caerse –protestó Scarlet-. La llevaré yo.
-De
ninguna forma. La llevaré yo. No dejaré que le ocurra nada malo.
Ambos
cruzaron miradas. La de súplica de Douglas, la de comprensión de Scarlet.
Scarlet
asintió.
Pensé
que al subir a la moto de Douglas con su ayuda, todo había terminado, pero no…
Camile se abrió paso entre la gente y se acercó.
-Escúchame
bien loca desquiciada, Carl se enterará de lo que hiciste, te lo juro.
Douglas
me entregó el casco y encendió la moto, pero ante su advertencia hizo quedar
plasmada a Camile.
-Si
tú le dices a Carl lo que ocurrió esta noche no me tocarás un pelo en tu puta
vida.
Ella
lo miró.
-Pero
Douglas…
-¡Te
lo juro, Camile!
Ella
se retiró unos pasos hacia atrás con el rostro desencajado.
Antes
de arrancar la moto se aseguró de aferrar mis brazos a su cuerpo.
-Agárrate
fuerte, Marin.
-Sí…
-murmuré.
Scarlet
ya con los paquetes en su poder se acercó seguida de Anouk.
-Por
favor Scarlet, lleva a Camile a la reserva –ordenó él.
-Lo
haré.
Camile
las miró a ambas. Anouk aún conservaba una sonrisa pícara.
-Será
un placer viajar contigo –aseguró.
-Mejor…
Cogeré un taxi –susurró la loba.
Hola, Lou... La presentación de Marin en casa de Carl ha sido un auténtico desastre
ResponderEliminarEn fin, la señora Rosalie me ha caído muy mal... y qué pesada con la corbata
Desprecia a Marin por ser pueblerina y, por tanto, creerla inferior a ella... Hay gente así de absurda
También compara mucho a Carl con su hermana, Saly... y parece estar muy orgullosa de su hija
Comenzaba a Ver a Carl de otra manera hasta que ha salido Ernestina... Desde luego ya estoy más que segura de que no ama a Marin... pero es que también dudo de que ame a Ernestina
Drank se ha portado muy bien con Marin... estoy segura que se dará cuenta de que Douglas está enamorado de Marin
La parte final ha sido divina, la he disfrutado mucho
Bueno, en realidad todo el capítulo ha estado muy pero que muy bien
Me he sonreído cuando Anouk se refiere a Drank como "troglodita" y "cavernícola"
Y ya ha sido más que una sonrisa cuando he leído lo que Marin le hace a Camile
Yo creo que Camile debería darse cuenta, por la reacción de Douglas, que quien realmente le importa es Marin
Cuando Marin ha pedido el vodka, después de haber tomado coñac, ya he pensado que algo iba a ocurrir
Lou, he disfrutado mucho de este capítulo... y sospecho que tú también habrás disfrutado y reído al escribirlo
Hasta el próximo
Besos
¡Hola Mela! Siii, es cierto, me he divertido como si estuviera allí. Me alegro de haberte trasladado a la situación. Douglas ama a Marin pero lo detiene el engaño de Clelia, fue su primer amor y él aún ignora que la vida da varias oportunidades para ser feliz. Veremos que ocurre con los dos. Creo que Marin no debería estar junto a Carl por olvidar a Douglas pero eso es una visión mía. Carl es un pobre tipo. No se anima aenfrentar a su prestigiosa y odiosa familia. Fue criado con otros valores, hay que ver si la autora le da una oportunidad.
EliminarAnouk y Drank son polos opuestos, cada uno debe hacer un camino distinto pero eso no significa que en algún momento puedan cruzarse. Es más, creo que se cruzarán varias veces. Drank tiene metido a Liz en el corazón y Anouk deberá aprender que es lo más importante de una persona, si lo que lleva puesto o su corazón. Creo que lo entenderá.
Muchas gracias por comentar querida amiga, un placer leer tus comentarios. Besos gigantes.
La mamá de Carl me a caído super mal sólo porque tiene plata se cree que es mejor, vieja bruja!...y Marin debería de dejar a Carl nada gana estando con él y me encantó cuando ella le tiró ese plato a Camile jajaja excelente se lo tenia bien merecido!!!!...gracias Lou por el capitulo!
ResponderEliminar¡Hola Lau! Yo también la detesto. Espero que pague lo que hace. Y coincido contigo, más allá de lo que haga Douglas, Marin debería dejar a Carl. Es preferible estar sola que mal acompañada.
EliminarHe disfrutado con Anouk y Marin, se lo merecía... veremos que pasa... Douglas acaba de irse con Marin... besos grandes y miles de gracias por estar siempre
Uy pobre Marin con ese novio y esa suegra. Por lo menos se vengo de Camile me encanto esa parte. Te mando un beso
ResponderEliminar¡Hola mi sol! La verdad que familia que se ha ganado pero bueno ella por capricho también. Podría estar sola y creo sería mejor. Mis personajes ya ves, hacen lo que quieren jajaja. Gracias por comentar y me alegro que te haya gustado. Besotes miles.
EliminarAy por favor que capitulo nena! No se ni por donde comenzar a comentar...ponele que empezamos con que casi, CASI me da pena Carl...con esa madre estirada y estructurada no se puede pretender nada bueno del tipo. Igual recalco el casi porque sabes que lo detesto.
ResponderEliminarLa charla entre Anouk y Marin me recordo a alguna que hemos tenido..."que vos sos mas bonita,que por que la elige a ella y no a mi bla bla bla" es bueno tener una Anouk en tu vida (gracias por eso). Creo que mas que merecido tiene el plato de comida en la cabeza la fulana de Camile...aunque se quedaron cortas....yo creo q tambien hubiera usado unas tijeras o algo en ese pelo....ay ta, es que tampoco la quiero nadita jajajaja
Cuando Douglas va a ver que si en una situacion de catástrofe prioriza a Marin antes que a su "chica" es porque esta con la chica equivocada?.... Hombres!
Lo unico que no se si agradecer o reprochar es que Scarlet se perdió toda la diversión....aunque a lo mejor esta bien, porque las tres juntas son un peligro para la sociedad! Jajajaja
Esperando con ansias el próximo!! Y ojalá traiga novedades de mi parejita predilecta.
Te quiero!!!
¡Hola Ale! Gracias por pasarte y comentar, me encanta. Carl es un engreído y soberbio, pero supongo que fue criado de esa forma. Pero es cierto no tendría que seguir las normas de esa familia insufrible. Tiene parte de culpa.
EliminarLa parte que más me he divertido en escribir fue la de Marin y Anouk ya que puede pasar entre amigas humanas, claro sin el plato de comida en la cabeza... no sé, quizás... Lo de las tijeras y pelo no se me ha ocurrido pero la tinta de Anouk creo que dio el broche de oro a esa loba detestable.
Douglas, bueno Douglas un tema aparte. Va a tener que ponerse pilas y actuar o le robarán el amor en sus narices.
Pienso que Scarlet hubiera sido genial en la reunión pero parece ser que la princesa de los Craig ya no toma en broma la vida y va ocupando ese puesto que le pertenece, el de representar a su aquelarre tan bien como lo hacen sus hermanos. Aunque el humor ten la seguridad que no lo perderá.
Gracias por tu hermoso comentario en cuanto a tu parejita... bueno hay alguien que se mudará a la mansión en el próximo capi. Un besazo reina!!
Aaaaaaaaaahhhhhhhh!!!! Te amoooooooo que notición! Espero sea quien yo creo y que arda el mundo.... porque me juego la cabeza que debajo de esa inocencia hay puro fuego...
EliminarFalta mucho para el proximo capitulo???
¡Hola cariño! Yo creo que será intensa pero todo a su tiempo... sobre todo por ella.
EliminarEl próximo capi está por la mitad, supongo el fin de semana subo el 15. Un besazo amiga!!
Mi querida Lou, sabes que siempre te comento personalmente, no voy a comentar el capi, que de sobra sabes lo que he disfrutado con su lectura, como con cada maravilloso capitulo que nos das tan maravillosamente escritos y descritos.Si te voy a decir que adoro tu forma de escribir, de llenarme con cada situación, de hacer que disfrute con cada momento, gracias por las carcajadas que se me escapan con las diferentes situaciones de los personajes. Gracias por crear esta obra tan fantástica que son LOS CRAIG. Cada libro es mejor que el anterior si eso es posible porque todos son buenísimos. Me haces reir, llorar, enojarme y cabrearme seriamente con algunos de ellos. Eres sencillamente GENIAL.Gracias Lou.
ResponderEliminarMi querida Anabel! Gracias por estar aquí. Sé que siempre me comentas por whatsapp y tus opiniones sabes que valen mucho.
EliminarNo tengo palabras para agradecer que estés a mi lado no sólo en aquellas correcciones que te parecen necesarias sino en reír y emocionarte junto a este aquelarre que quieres tanto.
También sé que te enojas con algún que otro personaje pero es que la autora no tiene nada que ver, jajaja. Tú sabes yo pongo el teclado y ellos me soplan al oído.
Muchas gracias cariño por tu apoyo y por creer en mí. Besotes miles.
feliz año nuevo, querida amiga LOU, divertido tu capítulo, gracias,,,abrazos
ResponderEliminar¡Hola Lobo! Feliz año para ti. Que tus proyectos se hagan realidad. Me ha gustado que te hayas divertido con el capi, esa era la idea, un poco de sonrisas. Un abrazo desde Argentina. Y gracias por comentar.
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