Ha llegado el capi seis para que sonrían un poco. Espero que estos toques de humor sirvan para cambiarles un mal día.
Y además... Sé que muchas tienen tanta imaginación como la autora... Así que las dejo pensando.
Un beso grande y mchas gracias por comentar y contactarse conmigo.
Capítulo 6.
La dama y el vagabundo.
Scarlet.
Charles
insistió en que tendría que encargarse de traer la leña en su Ford Falcon
pero por suerte lo convencí que me permitiera ir en mi flamante Honda Civic, color
blanco. Anouk miraba la tv en la sala y en sus rodillas tenía una libreta donde
dibujaba una especie de planos.
-Anouk,
¿quieres acompañarme a la reserva?
Levantó
la vista y me miró. Vestía elegante a pesar de no haber tenido que ir al hotel
y llevaba unos zapatos cerrados con borde en piel muy bonitos.
-¿Yo
a la reserva de lobos? ¿Estás loca?
-Como
desees. Te noto un tanto aburrida y me pareció que te gustaría ventilarte por
ahí. No tardaremos.
-De
ninguna forma iré a esa reserva, Scarlet. Está llena de lobos inmundos.
-Como
quieras. Pero lo de lobos inmundos no lo digas más, mi ahijado Yako y Gloria
serán lobitos un día y los adoro.
-Bueno…
Todavía no lo son.
Puse
mis brazos en jarro.
-¿Y
Douglas? Tiene parte de lobo.
-Tú
lo has dicho, parte. Sin embargo sus genes de Craig predominan.
Arquee
una ceja.
-Por
ahora.
Cogí
mi cazadora del perchero y salí al parque para avanzar hacia el garaje. Desde
la noche anterior ya no nevaba.
Busqué
mis llaves en el bolsillo de los jeans y subí el cuello de mi abrigo. Apenas
introduje la llave de la puerta del coche escuché a Anouk llamarme.
-¡Ey,
Scarlet!
La
miré mientras me acomodaba en el asiento.
-¿Crees
que si te acompaño mi reputación ya no se verá intacta?
-Mira
Anouk, lo único que está intacto en ti es tu virginidad y sería bueno que la dejaras
de una vez por todas.
-¡Calla, Scarlet! Puede oírte alguien de la casa.
-Pues
fíjate que eso sería genial así me ayudaría a buscarte un voluntario que te
haga ver el paraíso.
Frunció
el ceño.
-Bueno,
¿me acompañas o no?
-Te
acompaño… Voy por mi abrigo.
Al
par de minutos regresó.
-¿Debo
cambiarme por ropa más común y sencilla?
-¿Pero
tú crees que en la reserva los lobos se visten como los Sami en el siglo XIX?
¡Sube al coche de una vez!
Destrabé
la puerta y ella se sentó a mi lado.
-Conduces
bien, ¿verdad?
-¡Puf!
Ni te imaginas.
Arranqué
el coche y salí despacio del garaje. Si aumentaba la velocidad lo haría lejos
de los ojos de Charles y Ron que paseaba por el parque. No era tonta.
Al coger la ruta aceleré.
-¿No
vamos muy rápido, Scarlet?
-No
te preocupes. Soy muy buena en esto.
-Vale,
te daré mi voto de confianza –dijo aferrándose al panel delantero del coche y
ajustando el cinturón.
-Pues
de la forma que te agarras pareciera que no.
-Es
que le tengo vértigo a la velocidad.
-¡Mentirosa!
Sé que eres la más veloz de los Gólubev. Relájate y disfruta el paisaje durante
el camino. Bellos árboles, bellas matas, bellas montañas.
-Scarlet
–dijo con dejo de preocupación-, las montañas las veo pero los árboles y matas
no. Insisto… ¿No estamos yendo muy rápido?
-Calla
Anouk. conduzco hace tiempo.
-Pero
si has sacado el registro dos meses antes.
-Es
suficiente.
Giré
en una curva y Anouk dio contra la ventanilla.
-¡Cielos,
Scarlet!
-Anouk
si no me apresuro la mansión se congelará.
-Creo
que exageras.
Al
llegar a otra curva cerrada el coche rechinó y levantó la fina capa de nieve.
Menos mal que era la última curva ya que la reserva se mostró a lo lejos con
sus cabañas bonitas y cipreses de hojas verdes cubiertos en parte por el manto
blanco.
El
olor a resina entró por la ventanilla baja.
-Respira
esto Anouk, ¿no te agrada?
-A
mi me agrada estar en casa con las comodidades de mis sillones acolchados de
terciopelo y la estufa encendida.
Rodee
mis ojos.
-Okay,
para tener la estufa encendida debemos llevar la leña así que no te quejes si
me apresuro.
-Está bien. Podemos ir disfrutando el paisaje y respirando el aroma a resina
que dices.
Al
llegar al claro del bosque donde el camino se abría y un brazo se transformaba
en un sendero angosto frené el coche lentamente hasta estacionar bajo un
frondoso pino. Bueno, no tan lentamente, frené un poco apresurada por bajar y
llevarme la leña. Lo admito.
Anouk
dio un portazo al bajar y frunció el ceño.
-Te
advierto Scarlet Craig, regresaré caminando. Quiero vivir muchos años.
Sonreí
con una mueca de burla mientras la esperaba al comienzo del camino.
-Mira,
para vivir eternamente y ser virgen como tú no sé que prefiero. Arriésgate a
vivir y disfruta de una vez por todas.
-No
hables de mi virginidad como si fuera un pecado.
-Lo
es, querida.
Ambas
bajamos por el sendero hasta un lago que se alimentaba de una cañada ancha que
se perdía entre los árboles. Una cabaña pequeña pero muy bonita, era la primera
vivienda antes que contemplaras un complejo de numerosas casitas de madera.
-Debe
ser el complejo que está edificando Bernardo y los lobos –comenté.
-¿Bernardo
es el amigo de Bianca?
-Sí.
-No
entiendo como siendo la dama de los Craig puede tener de amigo a un primitivo
lobo.
-Yo
no entiendo como viviendo en este planeta desde 1900 sigas siendo virgen.
-Calla
Scarlet, y no nací en 1900 sino en 1940.
-Vaya
diferencia.
Anouk
caminó con algo de dificultad entre el pequeño canto rodado del sendero y la
fina capa de nieve.
-Con
esos tacones, Anouk… Ay diablos no llegaremos más.
-Tú
tienes tacones también.
-Cierto,
pero camino con gracia y soltura.
-Te
comento que tengo a Venus por planeta y me baña su seducción, Scarlet.
-¿Venus?
Pues tu planeta está eclipsado, querida. Sino como explicas tu torpeza al
seducir.
Se
detuvo enojada con los brazos en jarro. Pateó el suelo con rabia y se escuchó
un “crack”.
-¡No
he querido seducir que es distinto! ¡No he encontrado nadie que esté a mi
altura!
-¿Qué
fue ese ruido?
Me
miró aterrada.
-Es
mi tacón…
-¿Se
quebró?
-Siiiii,
oh demonios Scarlet, ¿qué voy a hacer ahora?
Me
detuve y la miré.
-Bueno,
tampoco es una tragedia. Cógelo en la mano y cuando lleguemos a la mansión Ron
o Charles lo arreglarán.
-¿No
entiendes? No puedo caminar cojeando como idiota.
-No
caminarás cojeando como idiota, caminarás cojeando como alguien que se le ha
partido el tacón.
-Mira
Scarlet, si no fueras una Craig arreglaría cuentas contigo.
Sonreí.
-¿Sabes?
No te imagino revolcándote conmigo en una lucha en el barro.
-¡Oh
no! Una dama Gólubev no haría eso jamás.
-Oyeeee,
esa debe ser la cabaña del leñador.
-¿Cómo
sabes? Son todas las cabañas iguales.
-Anouk,
la perdida de tu tacón no te deja pensar. Si te fijas bien hacia la izquierda
hay una montaña de leña acumulada, junto a la vivienda. ¿No la ves?
-Lo
que veo es que no debí acompañarte, ¡qué mala elección!
-Calla,
deja de quejarte.
……………………………………………………………………..
Golpee
repetidas veces en la puerta de esa cabaña. Un ligero aroma a leña encendida se
colaba por las rendijas de las persianas. No había flores alrededor pero la
madera de la cabaña parecía recién pintada con berniz. Del lado de afuera
podían apreciarse las cortinas lisas color marfil.
-¡Qué
bonita cabaña! –dije, mientras me sentaba en una pila de troncos ordenados.
-A
mi parece una casa muy sencilla y ordinaria. No dice nada.
Anouk
se mantuvo de pie con el tacón en la mano.
-No
digo que no sea sencilla, me refiero que se ve bonita por su calidez.
Encogió
los hombros y cruzó los brazos.
-Insisto,
no dice nada.
Me
puse de pie. Caminé lo suficiente para que al alejarme tuviera la visión del
frente de la cabaña.
-Sí, dice… -observé la pulcritud y el esmero que habría puesto al mantenerla-. Dice
que quien vive aquí… siente el lugar como propio, y lo quiere… Me pregunto si
se habrá sentido así apenas llegó.
-¿De
qué hablas Scarlet? –protestó Anouk.
La
miré.
-Nada…
Supongo que al leñador le habrá costado dejar todo lo que creía
siempre sería parte de él. Pero aún así ha podido superarlo.
-Ay
Scarlet, estás extraña últimamente. Para mi gusto muy filósofa.
-No
me hagas caso… Es que… Alguna vez en el pasado me he sentido así, como el
leñador.
-¿Cómo
sabes tanto del leñador?
-El
leñador es Drank, amigo de Liz. A quien mi padre salvó de la muerte.
-¿No
digas que él vio a nuestro maravilloso Adrien?
-Sí,
él estuvo frente a frente con él.
-Ese
humano debería estar agradecido de por vida.
-Seguramente
lo está… Pronto llegará. No debe estar lejos.
-¿Ahora
eres adivina?
-No
tonta, elemental, nadie deja los leños encendidos y se aleja demasiado.
Al
escuchar ruidos de pisadas miré hacia el camino a espaldas de Anouk.
Sonreí.
-Ahí
viene.
Me
adelanté a su encuentro a medida que él avanzaba.
Caminaba
con la vista clavada en el sendero. Llevaba jeans gastados, botas de abrigo,
cazadora de piel, y gorro de lana. Al escuchar mi “buenas tardes” levantó la
cabeza y un par de ojos azules me miraron sorprendidos.
Su
incipiente barba cobriza hacia juego con algunos cabellos que sobresalían del
gorro.
-Buenas
tardes –saludó-. ¿En qué puedo ayudarlas?
-Señor
leñador, verá… Hemos venido por leña para nuestra mansión –se adelantó Anouk.
Sí
señoras y señores, casi la mato por no cerrar la boca.
Él
la miró un poco cohibido pero contestó en tono autoritario.
Muy
bien por él.
-Yo
no vendo leña en forma particular. Se encarga el señor Hoswall, hablen con él.
Me
adelanté hasta tenerlo frente a frente.
-Drank,
vengo de parte de los Craig. ¿Podrías ser tan amable de venderme leña?
-¿Los
Craig? –preguntó.
-Sí.
Mi nombre es Scarlet.
-Es
hija de Adrien –acotó Anouk en tono altanero.
Sí,
iba a matarla en la primera oportunidad que se me presentara.
Él
no ocultó su sorpresa. Para mí tranquilidad, una sorpresa grata.
-Señorita,
un gusto. Disculpe, desconocía quién era.
-No
te preocupes no vine en calidad de hija de mi padre. Vivo en una casa
grande que está helada la mayoría del tiempo si no la alimentamos con lo que
vendes.
Sonrió.
¡Madre
mía qué sonrisa! ¡Con razón mi hermano tenía celos!
-Por
favor, acompáñenme. ¿Tienen un vehículo? De lo contrario iré por la furgoneta del
señor Hoswall.
-No
te preocupes, Drank. Tengo mi coche cerca.
Dio
un vistazo alrededor y me miró.
-Bueno,
no tan cerca pero Anouk y yo la llevaremos.
-No
permitiré que la carguen ustedes, se las llevaré hasta el coche.
Sonreí.
-Eres
un caballero, pero no te olvides que somos vampiresas, no nos pesará, de
verdad. Ah, por cierto, no los presenté… Ella es Anouk Gólubev, pertenece a
otro aquelarre.
-Hola
–dijo él inclinando la cabeza gentil. Claro que el “mucho gusto” se lo debió.
No lo culpo yo tampoco lo hubiera pronunciado.
-Hola…
Drank
observó el tacón en la mano de Anouk.
-¿Se
le ha roto el tacón?
Anouk
miró el pedazo de madera puntiaguda que daba vuelta en sus manos.
-Ah
sí, pero no se preocupe, señor leñador. En cuanto llegué a la mansión lo
arreglarán.
Puse
mis brazos en jarro y la miré risueña.
-¿Señor
leñador? ¡Por favor, Anouk! Si Drank no debe pasar los treinta años, ¿verdad?
–lo miré.
Sonrió
apenas y negó con la cabeza. Sin embargo no dijo la edad. Sí… No era muy
elocuente que digamos.
-Por
favor, permítame ayudarla.
Extendió
la mano y Anouk titubeó.
-Dale
el tacón, Anouk. No pienso caminar junto a ti como tú lo has dicho, cojeando
como idiota.
Sin
tener opción Anouk entregó el tacón y se mantuvo inmóvil.
Él
pasó a su lado y siguió hacia la cabaña. Cogí a Anouk de un brazo girándola y
arrastrándola tras él.
Al
entrar a la cabaña el calor tibio me reanimó. Por más vampiresa que fuera el
frío del inminente invierno se hacía sentir. Él se detuvo junto a una puerta y
sonrió.
-Siéntense,
voy a buscar algo para solucionar lo del tacón. Téngalo mientras –dijo, entregando la pieza a Anouk.
-Gracias
–respondimos.
Me
senté en un sofá cerca del fuego. Las llamas no alcanzaban los diez centímetros
y el color naranja brillante se mezclaba con un amarillo fuerte. Los carbones
encendidos parecían salpicados de manchas escarlata. La estufa de leños en casa
era más grande pero ambas cumplían el mismo objetivo… Darle a una construcción
cualquiera el toque de un hogar.
Cuando
él regresó con una caja de metal Anouk todavía permanecía de pie.
Él
la miró y volvió a invitarla a sentarse.
Anouk
me miró y aproveché a echarle esas miradas asesinas que dicen todo antes que se
negara.
Ella
se sentó con modos elegantes y distinguidos. Menos mal que Drank no le prestaba
atención de lo contrario él se hubiera sentido incómodo y ella hubiera muerto
en mis manos apenas hubiéramos partido de allí.
Se
inclinó delante de Anouk, apoyando una rodilla en el parqué. Abrió la caja de
metal y buscó dentro de ella. Anouk me miró aterrada. Yo apreté mis labios para
no echar unas risas. Demonios, creo que era lo más cerca de un macho que había
estado en su vida.
Drank
cogió un martillo y la miró.
-¿Me
permite? –extendió la mano.
-¿Qué
cosa? –preguntó asustada.
-¡Qué
va a ser Anouk! ¿Una pieza de baile? –reí sin poder evitarlo-. ¡Dale el tacón!
-Perdón
–murmuró y le dio la pieza de madera que exprimía entre sus manos.
Él
no sonrió ni se inmutó. No parecía agradarle la presencia de ella. Era
comprensible. Parecía un cuadro de “La dama y el vagabundo”. O lo que era peor,
ella parecía haberse escapado de la película “Los aristogatos” de Disney.
Drank
no tardó en darlo vuelta entre sus dedos para observarlo y sin darle tiempo a
reaccionar con una mano quitó el zapato del pie. Ella dio un saltó sorprendida
que motivó que la mirara.
Anouk sonrió.
-Tengo
cosquillas, perdón.
Él
no contestó ni sonrió y en los minutos siguientes se dedicó a clavar el tacón
con agilidad y rapidez. Me parecía o él deseaba que se fuera lo más pronto
posible.
Me
acomodé en el sofá cruzando una pierna sobre otra… ¡Sí señor! Esto iba a ser
muy divertido. Pequeños placeres que la vida nos da a veces.
Observé
a Anouk cuyos ojos recorrían el techo buscando inexistentes señales luminosas o
qué se yo que buscaba. Imaginaba que fijaría la vista en cualquier cosa que no
fuera el rostro de Drank.
Mientras
un silencio rodeaba el pequeño living y parecía hacerse demasiado pesado me
decidí por hacer lo adecuado, es decir, romperlo.
-¿Y
qué tal la manada? ¿Te caen bien? –pregunté.
Drank
continuó en su tarea pero contestó rápidamente.
-Sí,
son todos muy amables.
-¡Qué
suerte! Me alegro… Y… No vas mucho por nuestra casa, ¿verdad?
-No…
-Ah…
Pues deberías. A Liz le encantaría –sonreí.
-Pero
a Lenya no –dijo Anouk.
¿Sería
posible que lo poco que hablara fuera una metida de pata tras otra?
Él
obvió lo dicho último y contestó.
-Tengo
mucho que hacer.
-Entiendo
–murmuré.
Miré
a Anouk… Tenía la vista fija en la lamparilla de luz que pendía sin artefacto.
Por mala suerte no fui la única que lo noté. Por unos segundos él la miró y
descubrió su gesto asombrado.
-Sí…
Es una lamparilla simple. No debo tener iluminación como en la sala de su
mansión.
Anouk
quedó sorprendida ante la frase, y un poco avergonzada.
Interrumpí
el mal momento.
-Ante
todo no es su mansión, es de los Craig. Y segundo la araña de luces que tenemos
data de mucha antigüedad. Fue una herencia que pasó de generación en
generación. Si tuviéramos que gastar el dinero no lo haríamos en esa estupidez.
Él
me miró.
Sonreí.
Los
minutos que siguieron fueron dedicados de mi parte a rogar al destino que Anouk
no abriera más la boca. Por suerte alguien del más allá me escuchó porque el
silencio reinó en la cabaña por el tiempo restante. Salvo… cuando Anouk estalló
en llanto.
Ambos
la miramos sorprendidos.
-¿Se
sientes mal? –preguntó con un dejo tierno.
-No…
-sollozó suavemente.
-Entonces,
¿por qué llora?
-Por
mis zapatos… son de buena calidad y costaron mucho dinero… y ya no volverán a ser
los mismos.
Drank
descansó el antebrazo en su rodilla y la miró con una mirada bañada en témpano.
-¿Y
por eso llora? ¿Por sus zapatos?
Quise
interrumpir, no sé hablar del tiempo, el clima, el costo de los vegetales de la
tienda, lo que fuera, pero él continuó.
-Se
nota que no ha perdido nada verdaderamente importante en la vida, ¿no es
cierto?
Ella
lo miró y avergonzada secó las lágrimas.
-Además
no se preocupe. Muy buena calidad no creo que sean, la engañaron. De lo
contrario el tacón no vendría pegado sino clavado.
-Ah…
-murmuró ella con una sonrisa débil.
Él
no sonrió y continuó la tarea.
Mierda…
¿Por qué no vendría una horda de demonios y me llevaban lejos de aquí?
Al
fin el tacón estuvo fijo en el zapato y Drank extendió su mano ancha de dedos viriles
y cogió el pie de Anouk antes de que ella proliferara un grito de espanto o
saliera corriendo.
Lo
que no evitó estremecerse al sentir el contacto de su mano.
Esta
vez no la miró y calzó el zapato. Vi como en pocos segundos su mano acariciaba
sin querer parte de su pie y el rostro de Anouk se volvía rojo como los
tomates.
Drank
se puso de pie después de guardar el martillo y cerrar la caja.
Anouk
también lo hizo y por primera vez sonrió feliz.
-Muchas
gracias, señor leñador. Ha sido muy amable.
Me
levanté del sillón.
-Llámalo
Drank, es muy joven –acoté.
-Está
bien, puede llamarme como ella se sienta cómoda.
Dicho
esto desapareció por la misma puerta.
-¿Y?
–pregunté.
-¿Y
qué, Scarlet?
-¿Lo
has notado?
-¿Qué
cosa?
-El
culo que tiene. Es perfecto. ¿Y la espalda? ¿Has visto el tamaño de esa
espalda, Anouk?
-Quieres
callarte, Scarlet.
Él
regresó de inmediato y guardamos silencio.
-Por
favor, acompáñenme así puedo facilitarles la leña.
-Claro…
-contesté.
………………………………………………………………………
Al
partir en el coche después que Drank insistiera en ayudarnos a cargar la leña
en el baúl, Anouk se mantuvo en silencio. La miré de costado y sonreí.
-Muy
guapo el leñador, ¡eh!
Noté
que giraba la cabeza para mirarme.
-No
tuve tiempo de mirar al humano de ojos azules, Scarlet. Estaba preocupada por
mi zapato. Costó mucho dinero y no quería imaginarme que no quedaría bien.
Bufé.
-Pero
quedó bien, ¿o no? Además… Yo no he notado que sus ojos eran azules. ¿Tú sí?
–la miré burlona.
-Sí…
-Ahora
dime, ¿no te gustó ese ejemplar de macho? ¡A qué te hubiera gustado que te
clavara otra cosa!
-¡Scarlet,
eres una desvergonzada!
-Estamos
solas di la verdad. Porque si no es así querida pensaré que tus gustos son las
hembras.
-¡No, Scarlet! No es así. Pero tampoco es un macho por el cual caigan las hembras a
su paso.
Arquee
la ceja.
-No
estaría tan segura.
-Es
increíble como andas por ahí pavoneándote y asegurando que estás enamorada de
ese tal Grigorii y te baboseas por otro macho.
-Ay
Anouk, sí estoy enamorada, pero no he quedado ciega. ¿O crees que tu hermana
Svetlana porque se ha casado no mira los cuerpos bellos de otros machos?
-Mi
hermana Svetlana no es una cualquiera.
-Eso
ya lo sé.
Aceleré
para llegar más rápido. Seguramente en la mansión estarían preguntándose porque
tardábamos tanto.
-A
lo que me refiero que no tiene nada de malo mirar la belleza del sexo opuesto.
Eso no quita que amemos a un macho y le seamos fieles.
-Pues
tú muy fiel que digamos no has sido con ese policía.
Rodee
los ojos.
-Eso
es por otro motivo.
-Claro,
porque te gustan varios machos a la vez.
-¡No
señorita! Es por miedo… ya sabes, es humano y podría matarlo… Aunque sé que
algún día tendrá que pasar… si es que sigo con la idea de tenerlo a mi lado.
-¿Has
cambiado de opinión?
-No…
A veces, solo a veces… pienso si Sebastien tiene razón. Grigorii es peligroso…
Temo que se asuste o quiera hacer justicia por todos aquellos que dejaron de
existir por ser nuestro alimento.
-Ya
ves Scarlet, tengo razón. Nadie mejor que uno de tu misma raza.
-Por
supuesto, es lo ideal… Ahora convence al corazón.
………………………………………………………………………
Al
llegar a la mansión Charles nos ayudó a bajar la leña.
-¿Qué
tal mis niñas? ¿Te ha resultado simpático Bernardo, Anouk? –sonrió Charles.
Colgué
mi cazadora en el perchero apenas entré a la sala.
-No
nos la vendió Bernardo, fue Drank –contesté-. Y la regaló.
-Oh…
Bueno, es un chico muy amable.
Me
acerqué a Charles para hablarle al oído.
-Y
está de infarto.
Charles
rio y observó a Anouk.
-A
mi no me mires Charles, es un humano común y corriente. No sé que le ha visto
Scarlet.
Miré
a Charles y arquee la ceja.
-¿Tienes
tiempo, Charles? Porque la lista es larga.
Charles
rio otra vez.
Liz
bajaba la escalera.
-¿Han
ido por leña? ¿Han visto a Drank?
-Sí
–respondí acercándome a Liz-. Te manda un beso y quizás te visite un día.
-¡Eso
no es verdad, Scarlet! Dijo que no tenía tiempo.
Miré
a Liz.
-Dime
que algún día no será pecado para los vampiros asesinar una Gólubev.
Liz
se sentó en el sofá sonriendo mientras Charles agregaba leños a la estufa.
-Sé
que no vendrá por Lenya.
-No
entiendo el porqué –aseguré sentándome a su lado.
-¡Cómo
que por qué! –protestó Anouk-. No queda bien que tenga esa clase de amigos tan…
tan…
-¿Atractivos?
¡Dilo! –me enfadé.
-¡Okay!
El humano no es feo.
-Te
diré algo –dije señalándola con el índice-. Mi hermano es amigo de tu hermana
Natasha, hembra que no es precisamente fea.
-Es
distinto.
-¡Eres
una idiota, machista!
-Chicas,
por favor. No discutan –interrumpió Liz.
-Ahora
sí tendremos una sala cálida –dijo Charles cogiendo el atizador. Después se
dirigió a Anouk.
-Tú
no te preocupes si es lindo o feo el leñador. Tú seguramente conseguirás un
macho que esté a tu altura –sonrió-. O bueno… quizás prefieras estar sola.
-Y
virgen –susurré.
Liz
me dio un codazo y habló con mímica.
-“Ya,
deja de pelearla”.
Anouk
se excusó y se retiró a su habitación.
Liz
aguardó perderla de vista y se dirigió a mí.
-¿Lo
viste bien?
-Siiii
–reí-. Está para comerlo.
-Tonta
–rio-. Me refiero si estaba triste.
-Mmm…
Bueno al principio me pareció. Pero no sé si es su carácter. Introvertido y un
poco hosco.
-¿Drank
introvertido? Nooo.
-Pues
entonces sí estaba triste.
-Mierda…
No debe adaptarse a la reserva. Extrañará Drobak.
-Tú
no te preocupes. Todo lleva su tiempo. No estabas aquí cuando comencé a vivir
en la mansión y dejé mis cumbres. Estaba apenada y furiosa. Y ya me ves ahora.
Sonrió.
-Tienes
razón.
-¿Por
qué no vas a visitarlo? ¿Por mi hermano?
-No,
él no tiene problema que lo vea. Es que me da la sensación que cada vez que nos
encontramos lo noto incómodo.
-Piensas
que sigue enamorado de ti.
-Me
temo que sí. Y no sé qué hacer porque no lo querré de la forma que él desea.
-Calma,
tranquila. Ya encontrará alguien que lo ame y conquiste su corazón.
-Ojalá
Scarlet. Deseo verlo feliz.
Mi
móvil vibró en el bolsillo…
Lo
cogí y miré el número.
-¿Quién
es? –preguntó Liz ante mi rostro estupefacto.
-Vikingo.
¡Qué extraño!
De
inmediato atendí el llamado…
Con
palabras entrecortadas casi sin poder reaccionar, escuché el relato y pedido de
Vikingo…
Liz
al ver que me ponía de pie y mi cara se transfiguraba se preocupó y su mano se
apoyó en mi hombro.
Al
fin corté la comunicación pálida como un muerto, más de lo que lucía siempre.
-¿Qué
pasó con Grigorii?
La
miré aterrada.
-Está
preso.
-Calma
Scarlet, siéntate. ¿Cómo fue?
-Parece
que uno de nuestros compañeros vino borracho. Es uno que siempre fastidia y que
ha recibido varias advertencias. Infinidad de veces se ha metido conmigo
diciendo cosas groseras… ¡Ay! No puedo creer lo que nos ocurre.
-¡Scarlet,
cuenta!
-Grigorii
me defendió y se fue a las manos. Pero el otro canalla sacó el arma y
forcejearon… Lo mató. Grigorii mató a su compañero.
-Dios
Scarlet… Tranquila, él no tuvo la culpa. No fue premeditado.
-¡Pero
lo mató! Conozco la ley, Liz. Deberá probarlo.
-Será
fácil.
-No
te creas. Vikingo dice que hay un testigo. Otro oficial que aseguró que
Grigorii le tenía odio. Que los vio discutir varias veces. Y que Grigorii
muchas veces lo amenazó de muerte.
-¡Ay
Scarlet! Cualquiera enojado o enfurecido dice “voy a matarte”.
-Sí,
lo sé… Sin embargo Grigorii es un oficial de la Fuerza. Todo es más estricto
para nosotros. ¡Pobre de él! ¿Qué voy a hacer Liz?
El
coche de Sebastien se escuchó a través del parque… Después, los portones
cerrarse.
-Mi
hermano, mi hermano lo podrá ayudar.
-¡Claro
que sí, Scarlet! Tranquila. Todo se solucionará.
Lenya.
Sentados
en el despacho Sebastien y yo nos mirábamos sin articular palabra. Hasta que él
encendió un cigarrillo y preguntó.
-¿Has
escuchado a Scarlet?
-Sí…
-murmuré.
-No
sólo quiere que lo libere sino que mientras esté detenido traiga a su hermana a vivir aquí.
-Lo
sé, es complicado. ´Pero la chica está sola y por lo que sé no sabe
desempeñarse.
Sebastien
se puso de pie.
Charles
entró al despacho.
-Pobrecita.
Ha ido a verlo y regresó con el alma destrozada. No dudo que sea inocente.
¿Ustedes?
Arquee una ceja.
Sebastien
lo miró.
-Puede
ser. No lo conozco tanto. Scarlet está enamorada. Podría ver cosas y hechos que
no son verdad.
-Recién
hablé con ella. Está en su habitación con las chicas –informó Charles
acongojado.
-No
quiero verla sufrir –dijo Sebastien-. Sin embargo comprendan. Petrov es
peligroso. Es nuestra raza. ¿Quién no me asegura que al seguir junto a Scarlet
sepa quiénes somos y nos delate?
-Es
verdad. Eso no puedo asegurarte. Pero también pudimos pensarlo de Bianca, de
Bernardo, o de Liz –contestó Charles-. Sabes que es el riesgo cada vez que nos
enamoramos de un humano.
-A
ver… Ni Bernardo, ni Bianca, ni Liz, son policías. ¿Entienden? Es su deber
decir la verdad y denunciar. ¡Hemos asesinado personas, señores!
-Lo
sabemos –murmuré-. Pero si ella lo ama… Es el riesgo que debemos correr por
ella.
Sebastien
se recostó en el marco de la ventana y echó un vistazo al parque nocturno.
-¿Cuánto
es la fianza?
-Bueno…
Ella dice que miles de coronas… Además quien la pague deberá hacerse cargo que
Petrov no parta del país. Debe asumir la responsabilidad –informó Charles.
-Ella
no tiene tanto dinero en cuentas bancarias –acoté.
-Yo
sí… -dijo mi hermano.
-¿Pagarás
la fianza? –pregunté.
-Dependerá
de él… Hablaré con Petrov… Mataré dos pájaros de un tiro.
Vaya en que gran problema se ha metido Grigorii, y tras de eso hay un supuesto testigo mmm que mal ojala que lo puedan ayudar, gracias Lou por el capitulo!
ResponderEliminar¡Hola Lau! Sí un problemón. Veremos si Sebastien lo ayuda.... Veremos.
EliminarMe alegro que te haya gustado y muchas gracias a ti. Besotes
Uy pobre Grigorii ojala salga del lío Scarlet está preocupada. Sebastien y Lenya creo que le ayudaran. Veamos que pasara con Anuok parece que se quedó impresionada de Drank Te mando un beso y buen fin de semana
ResponderEliminarAy Dior!! Esta Anouk que mujercita mas destartalada...abre la boca para meter la pata!! Me hiciste reir mucho nena! Me encantó el arranque.
ResponderEliminarNo me esperaba lo de Grigirori...pobre, no liga una como la gente...supongo q le cambiaras la suerte no?
Ta, como siempre, un placer leerte! Besos te quiero!!!
LOU, sabes que soy de pocas palabras, pero también sabes que me agrada lo que escribes,,,saludos
ResponderEliminarHola, Lou... Me ha encantado el título de este capítulo... "La dama y el vagabundo", suena muy bien
ResponderEliminarCreo que a Anouk no le ha gustado nada como conduce Scarlet... demasiada velocidad
Me ha hecho mucha gracia como llama Anouk a Drank..."señor leñador", y se ha fijado muchas veces en esos ojos azules
Es muy preocupante lo sucedido con Grigorii... sobre todo por su hermana Anne
Un placer leer tus capítulos
Besos
¡Hola Mela! A mi también me pareció adecuado el título, es que son dos polos opuestos. Scarlet conduce terrible, a cualquiera le daría pavor ir con ella. En cuanto a Grigorii es una pena pero a veces las cosas pasan por algo. Un besote grande amiga gracias por comentar.
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