Capítulo 19.
Aterrado.
Charles.
Llegamos
a la mansión con Margaret cuando el reloj daba las siete de la tarde. Habíamos
ido juntos a cazar cerca de las cumbres, y luego disfrutamos unos días de
nuestro hogar privado. Esa cabaña alejada sobre las montañas y con vista al Mar
de Barents, regalo de Sebastien y Bianca.
Margaret
corrió a ver a Sara para contarle como habían quedado los cercos repletos de
violetas de los Alpes florecidas. Sonreí mientras colgaba nuestros abrigos en
el perchero. Parecía una niña entusiasmada. La cabaña era magnífica y cómoda.
Cada vez que nos dábamos esas escapadas ella regresaba renovada. Sin embargo el
motivo no puntualizaba en lo material y en las vistas al mar a través de los
grandes ventanales, sino en poder hacernos tiempo para amarnos en soledad sin
nuestra querida familia alrededor.
De
todas formas con el correr de los días, mi hembra extrañaba a sus Craig, tanto
o más que yo. Podía notarse inquieta mirando por la ventana en sentido a la
mansión, aunque de allí no podía verse. Comenzaba a preparar recetas deliciosas
pensando en los integrantes de la casa o la visita que podía llegar a la
mansión. Claro que esta vez Douglas no se encontraría ya que había partido a la
Isla de Oso y por otro lado Marin no nos visitaba tan a menudo. Bernardo estaba
muy ocupado con la construcción de la nueva escuela en la reserva y Drank ni
que hablar de pisar la mansión. Sin embargo, con nuestra nueva huésped hermana
de Petrov, Margaret podía cocinar muchas delicias.
Ayer
después de hornear un pastel para llevar a nuestro regreso recordó con
tristeza…
-Charles,
es de fresas como le gusta a Liz, pero Liz ya no comerá como un humano.
Me
acerqué apenado.
-Querida,
cambia ese gesto de angustia o seré capaz de comérmela aunque me haga daño.
-¡Qué
tonto eres! -rio.
Volví
al presente al ver bajar de la escalera a Liz. Su cara era más pálida que de
costumbre y su mano derecha cubría su cuello.
-¿Qué
ocurre? ¿Te sientes mal?
Llegó
hasta uno de los sofás y se sentó.
-Tengo
sed. Quisiera cazar pero no tengo deseos de correr por ahí, ni de nadar.
-Oh…
Me
senté frente a ella.
-¿Le
has dicho a Lenya?
-No.
No quiero preocuparlo. Debe ser una tontería producto del estrés.
-Ah…
¿Estrés? ¿Problemas?
-Varios.
-Tengo
un remedio infalible para ello.
-¿Cuál?
-Comienza
a contarme que te preocupa. Larga todo lo que tengas en esa cabecita. Verás que
te sentirás mejor.
Sonrió.
-Huirás
despavorido.
-Te
apuesto que no.
Volvió
a sonreír.
-No
hablo con Drank hace tiempo. No quiere que lo vea. Dice que no lo ayuda a
quitarme de su corazón.
-¿Y
tú qué piensas?
-Que
tiene razón. Pero no por eso lo extraño menos. Ni siquiera sé cómo se encuentra
entre los lobos.
-Si
te sirve de ayuda de algo me he enterado. Sé que Bernardo está muy feliz con su
trabajo, es muy responsable y eficiente. Se lo ha dicho a Bianca cuando estuvo
aquí. Y con un par de amigos que se ha hecho… Mmm…Un tal Louk y el otro no
recuerdo el nombre, con ambos parece llevarse muy bien. Han acampado cerca de
las cumbres, se ha tirado en parapente y…
-¿Qué?
¿En parapente? ¡Pero si Drank sufre de vértigo!
-Parece
que el vértigo se le quitó –sonreí-. Lo importante que se ha adaptado muy bien.
-¿Lo
del parapente te lo ha dicho Bernardo?
-No,
Gloria, cuando vino a despedirse de Douglas. Bernardo la trajo y ambos se
quedaron bebiendo chocolate caliente un buen rato. A Bianca le encanta que su
amigo la visite. Estoy seguro que también ocurrirá lo mismo contigo y Drank.
Solo deja que pase un tiempo. Hazme caso. No te preocupes.
-Tengo
miedo que se adapte a estar sin mí, a no contar con mi amistad.
-Eso
no pasará si el cariño fue verdadero y yo no dudo de eso aunque no los conozca
demasiado. Por los hechos que han pasado entre ustedes. ¿Entiendes?
-Sí…
-Ánimo
y paciencia.
-Mi
madre está en Kirkenes.
La
miré sorprendido. Recosté la espalda en el sillón y estudié su rostro.
Ella
bajó la vista y jugó con los dedos de su mano.
-¿Así
que está aquí? –eché un vistazo a planta alta por si Bianca rondaba.
-Sí.
Está con mi tío. Me lo dijo Marin por teléfono.
-Diablos…
-Sí,
diablos y todos los infiernos. No quiero cruzármela. No sé qué decirle o qué
hacer. Por lo pronto le contaré a mi prima. Ella merece saber que su padre está
en Kirkenes.
-Por
supuesto. ¿Y Marin? ¿Cómo lo ha tomado? ¿Dónde se han encontrado? Kirkenes no
es una ciudad tan pequeña.
-Parece
que pidió una habitación en el hotel de Sabina. Marin estaba allí en el hall.
-Madre
mía… El destino es caprichoso.
-Mi
hermana dijo que llegó de Drobak, allí preguntó por nosotras y que un vecino le
informó sobre Kirkenes.
-Eso
es buena señal. Ella quería encontrarlas. No fue casualidad.
-Lo
sé. Pero Charles… Por su culpa nos han ocurrido cosas horribles.
-Aguarda,
debes separar lo que ha ocurrido por desgracia y fatalidad de lo que ha
dependido de ella. Piensa bien. No actúes por la rabia y el rencor.
Lenya
avanzó por el pasillo de planta alta y nos miró sonriendo. Bajó las escaleras
con actitud alegre y despreocupada pero al ver la cara de Liz cambió el gesto.
-Liz,
¿estás bien?
-Sí,
amor. Solo que no voy a ir a cazar contigo.
-¿Eso
por qué?
-Quisiera
tumbarme un rato en la cama y dormir un poco.
-¿Dormir?
Me
puse de pie y traté de tranquilizarlo.
-Liz
es neófita, Lenya. No es como nosotros. Puede estar agotada. Son cambios
bruscos.
-Sí…Pero…
Insisto, ¿te sientes bien?
-Estaré
bien, no te preocupes. Es sueño.
-¿Y
sed? ¿No tienes sed?
-Sí,
pero no lo suficiente para salir a saciarme.
-¿Quieres
que te traiga el alimento aquí?
-¡Tú
has perdido la cabeza! –me exalté-. ¿Cómo se te ocurre traer el humano aquí?
Liz
rio.
-Mi
amor…
Lenya
titubeó.
-Bueno,
yo pensé que…
-Tú
no pienses nada. Es evidente que enamorarte te redujo las neuronas.
Él
se acercó y encerró el rostro entre sus manos.
-Haría
cualquier cosa por ti.
Ella
besó sus labios y se refugió en sus brazos.
-Ve
a descansar, cariño.
Liz
se despidió y subió las escaleras perdiéndose en el pasillo de planta alta.
-Tu
frase comienza a darme miedo –murmuré.
Lenya
me miró.
-¿Acaso
ignoras que sea así? Haría cualquier cosa. ¿O piensas que salvar a mi rival de
la muerte ha sido una decisión fácil?
-No,
ya lo creo. Sin embargo hay un límite y lo sabes. El secreto de los Craig debe
permanecer oculto. Somos vampiros.
-No
tengas miedo. Sé hasta dónde podría llegar.
Anouk
y Rose salieron de la cocina.
-Me
voy, Charles. Regreso a Moscú pasado mañana.
-Oh,
querida. ¿Nos abandonas?
Sonrió.
-Por las fiestas. Ya mismo iré por mis maletas, pero aún tengo que cumplir con
una tarea.
-¡Qué
bien! Te esperaremos ansiosos. Ya eres parte de nosotros.
-Los
extrañaré –miró a Rose divertida-. Algunos más que a otros. ¡Ah! No te olvides
de los regalos que compré para el arbolito.
-No
me olvidaré. Y no me hagas llorar, nunca he llorado por nadie –contestó Rose
con cara de apenada.
-Pero
ahora tienes una amiga nueva.
Ambas
sonrieron.
Conocía
que Anouk y Rose habían hecho una linda amistad y parecían muy compinches el
último tiempo. La menor de los Gólubev había cambiado muchos detalles de su
personalidad para bien desde que vivía con nosotros. Me alegraba. Los Gólubev
eran un aquelarre muy querido y admirado por Adrien y por mí.
Sebastien.
Olaf
Arve bajó la escalera en actitud pensativa. Todos los que nos encontrábamos en
la sala lucíamos realmente preocupados. Por supuesto, Lenya era un manojo de
nervios. Sabíamos que Liz se había sentido débil a pesar de ir a cazar a
menudo, y el malestar era cotidiano. Tanto era así que prácticamente pasaba en
su habitación recostada y sin deseos de visitar las costas de mar de Barents,
su debilidad.
Scarlet
y Bianca se pusieron de pie, preocupadas por el dictamen del doctor en cuanto a
la salud de Liz. Me acerqué a mi hermano y palmee su hombro. Quería darle valor
ya que parecía que iba a desmayarse por la tensión en cualquier momento.
Charles se acercó con un café para Olaf, sonrió mientras el doctor cogía el
pocillo que le ofrecía.
-Doctor
–pronuncié a modo de pregunta.
Suponía
que mi hermano no estaba en condiciones ni siquiera de balbucear.
Olaf
bebió un sorbo de café y asintió con la cabeza.
-Muy
buen café, Charles.
Lo
miramos con gran expectativa. ¿Retrasaría el diagnostico por que el tema era de
gravedad? No quería ni pensarlo.
Adivinando
nuestra desesperación se dirigió a mi hermano con palabras firmes y precisas.
-Señor
Craig, Lo de la señorita Liz no es de gravedad, ni es para preocuparse. Bueno
en realidad, si ella fuera humana podría afirmarlo. Dadas las condiciones
ustedes sabrán…
Mi
hermano agrandó los ojos y abrió la boca.
Intervine
antes que le diera un infarto.
-Pero
Olaf, ¿qué está diciéndome? Si Liz no es humana. ¿En qué quedamos es para
preocuparse o no?
-Lo
siento debí ser más claro con el señor Craig y con todos ustedes.
-Por
favor… -susurró Lenya.
-Señor
Craig, usted y Liz serán padres. Liz está embarazada y…
Miré
a mi hermano. Su rostro quedó lívido como fantasma.
-¿Qué,
qué dice? –tartamudeó.
Bianca
y Scarlet saltaron de alegría.
-Lo
que escuchó señor Craig, será padre. Lo felicito.
Lenya
se tocó el pecho con una mano y jadeó.
-Ay,
¡ay qué me da!
-¡Hermano
estoy feliz por ti! –exclamé.
-Ay
no, me muero, me muero.
-¡Cómo
que te mueres, idiota! –protestó Scarlet.
-Querida,
dale tiempo. Es una noticia demasiado importante para tomarla con naturalidad
–explicó Charles sonriendo.
Abracé
a mi hermano y se escurrió entre los brazos hasta desplomarse sentado en el
sofá.
-No
puede ser… No puede ser –balbuceó.
Scarlet
se cruzó de brazos.
-¡Claro
que puede ser! Si lo que escucho pegado a mi habitación casi todas las noches
son jadeos y gemidos, ¡por supuesto que puede ser!
-¡Scarlet!
–protesté-. No seas ordinaria.
-Ay…
ay… estoy feliz… Nosotros no planeamos nada… Yo… Yo no puedo creer como pasó.
-Pues
pasó no gracias a la cigüeña precisamente, querido –sonrió Scarlet- ¿Quieres
que te haga un diagrama o un dibujito de la secuencia?
-Scarlet…
-murmuré.
Lenya
se puso de pie de un salto y corrió hacia la escalera pero antes de subir se
detuvo en forma abrupta.
-Ay,
no… No puedo verla.
-¿Cómo
que no? –preguntamos todos al unísono.
-No,
No tengo anillo de compromiso. ¡No nos casamos y tendremos un bebé!
Arquee
la ceja.
-¿Y
eso que tiene que ver? –preguntó Bianca risueña.
-No,
es que… no… Tenemos que casarnos ya mismo.
-¿Ya
mismo? –preguntó Charles mirando alrededor-. ¿Y dónde sacamos un Juez de Paz?
-No
importa, lo consigo, sí. ¡Voy por él!
-¿Te
has vuelto loco? ¿A las dos de la mañana? –pregunté con los brazos en jarro.
-¡Ustedes
no entienden! Liz será madre y no está casada.
-¡Y
eso qué! –exclamamos al mismo tiempo.
-No
está bien visto que tenga un niño y no esté casada.
-¿Este
loco perdió la cabeza? –preguntó Scarlet.
-Lenya
cálmate, yo creo que estás nervioso y… -dijo Bianca.
-¡Cómo
no estar nervioso si voy contra el tiempo! Ella es madre soltera. ¡No es moral!
-¿Moraaaal?
–preguntamos todos.
-¡Desde
cuando te importa la moral! –me exalté.
-¡Desde
ahora! ¡Seré padre y mi hijo tiene que estar orgulloso de mí!
-Tu
hijo estará muy orgulloso de ti –la voz de Rodion se escuchó en la sala.
Bajó
la escalera sin dejar de mirarlo. Lenya aguardó inmóvil.
Rodion
se acercó con los ojos brillosos por la emoción.
-¿Así
que me convertirás en abuelo?
Mi
hermano asintió en silencio.
-Sé
que todavía estás en shock, ¿pero cómo te sientes?
-Ahora,
aterrado –murmuró.
Rodion
sonrió.
-Es
normal. Bienvenido a un mundo maravilloso, querido mío. Estoy feliz por ti.
Lenya.
Caminé
por el pasillo de planta alta poco menos que temblando. ¿Qué le diría a Liz? No
sabía cómo disculparme. Yo solo había pensado en estar juntos, enamorados,
teniendo sexo, y despertarme entre sus brazos para escuchar sus “te amo”. ¿Cómo
no pensé que podía quedar embarazada? ¿Cómo no medí las consecuencias de hacer
todo prolijo y ordenado como correspondía a una dama como ella?
Inmóvil
frente a la puerta titubee… Liz no se merecía enterarse que iba a ser madre en
la situación de cualquier hembra soltera. Por supuesto que no era nada malo
serlo, pero yo aseguraba que a “mi rubita” le gustaría vestir de blanco y dar
el sí en un altar lleno de flores. No se parecía a Marin y sus sueños clásicos
de un hogar. Sin embargo, ¿qué joven no sueña con el día de su boda? Joder… Lo
había arruinado por no pensar en un futuro probable.
A
la vez, el hecho de ser padre había movido los cimientos bajo mis pies. Ni
siquiera sabía si había llegado hasta allí caminando o flotando. ¿Cuánto debía
esperar para tenerlo en brazos? ¿Sería igual a ella? ¿Gozaría de perfecta
salud?
Mi
mano se apoyó en el picaporte pero no tenía valor de abrir la puerta. Liz debía
estar triste, aunque deseara un hijo mío. ¿Y ahora? Ahora debía prometerle que
me apresuraría con los trámites para convertirla en mi esposa. Respiré profundo
y me animé a entrar.
Lo
primero que vi fue parte de nuestra habitación a media luz. Las cortinas
cerradas, la alfombra reluciente, parte de mi imagen en el espejo del ropero…
Lucía asustado… Bueno ahí íbamos…
Entreabrí
la puerta despacio y me asomé con timidez. La vi… Acostada de perfil hacia la
ventana, espaldas a mí.
Abrí
la boca y las palabras no salieron. Mejor… volvería cuando mi hembra habría
descansado. Quizás en un par de horas. No… Mejor volvería cuando supiera qué
decirle… ¿En un año o dos? Uf… ¡Vamos idiota qué cobarde eres! Aunque no era
buena idea interrumpir el descanso. Había pasado tan mal los últimos días.
Cerré
la puerta despacio mientras me retiraba silencioso, entonces… la escuché…
-Lenya.
Abrí
la puerta apresurado.
-Ah
sí soy yo… ¿Estás despierta?
Giró
hasta quedar de frente y apoyó un codo en el colchón para incorporarse.
-Ven.
-¿Yo?
Sonrió.
-Sí,
tú. Ven…
Extendió
su mano y avancé lentamente con mis manos sudorosas por los nervios.
Me
senté en la cama y cogí su mano.
-Hola,
¿cómo estás? –tartamudee.
Ella
sonrió más.
-¿Estás
nervioso?
Negué
con la cabeza pero en segundos asentí.
-Un
poco.
-¿Pero
estás feliz?
-Lo
dices por…
-Obvio.
Lo digo por el bebé. El doctor me dijo que te lo diría.
-Sí,
sí. Estoy muy feliz. Sin embargo…
-¿Sin
embargo qué? –se asustó.
-Es
que no nos hemos casado. Yo… lo siento…
Su
sonrisa iluminó mi corazón y me dio un poco de ánimo.
-Mi
amor. No importa ese detalle. De verdad. Soy tu hembra, eres mi macho.
Formaremos una familia con o sin papeles. Eso es suficiente.
-Sé
que a ti te hubiera gustado hacer las cosas correctas –murmuré cabizbajo-. Y no
te cumplí.
-Tú
ya me cumpliste ese día que juraste amor eterno. ¿Sigues sintiendo lo mismo por
mí? ¿No te cansarás de que sea tu hembra toda la vida?
-No,
nunca. Te amo. Te amo tanto que si tú no vives no viviré yo.
Se
estiró hasta rozar mis labios.
-Tampoco
viviré sin ti.
Sonreí
contra sus labios.
-¿Puedo
tocarlo?
Ella
buscó mi mano y la guio a su vientre.
-Por
supuesto. Siéntelo, está aquí. Aún no se mueve. Es muy pequeño.
-¿Muy
pequeño?
-Así
–dijo mostrando el tamaño de su uña.
-Oh…
Es muy pequeño. Necesitará de muchos cuidados.
-Lo
sé. Pero muy pronto notarás como crece cada semana, y también comenzará a
moverse.
-Sabes
mucho y yo no sé nada. ¿Seré buen padre?
Acarició
mi mejilla.
-Serás
el mejor padre del mundo.
Sebastien.
Estaba
feliz por la noticia que Liz y mi hermano me harían tío. Imaginaba la dicha
que sentiría Lenya con una noticia de semejante envergadura. Lo que también debí
imaginarme es que su estado de aparente tranquilidad y equilibrio, léase shock,
iría explotar en el momento menos pensado.
Nos
encontrábamos en la gran sala del hotel Thon, en una reunión con nuevos
inversores para la explotación del carbón en la Isla del Oso. Nos acompañaba
Anouk muy elegante como acostumbraba. De pie junto a una pizarra improvisada
que exponía un plano de las tuberías, vestía falda tubo negra con chaqueta,
zapatos stiletto. Sus delicadas manos sostenían un fibrón negro y aguardaba mi
orden para explicar el plano según sus conocimientos en arquitectura. Lenya
escribía unas anotaciones mientras yo extendía unas carpetas a los seis futuros
inversionistas. El camarero del hotel enviado por el principal conserje, servía
una ronda de whisky de la mejor marca.
-Señor
Gulbrandsen –pregunté a un caballero sentado a mi izquierda-, ¿ha podido
solucionar el conflicto con sus empleados?
Bebió
un trago de whisky y respondió negando con la cabeza.
-Mis
ex empleados, señor Craig. Mi empresa no tiene posibilidad de retomar las
actividades. Por eso me interesa no seguir perdiendo dinero.
-¿Podría
sugerirles a alguno de ellos si desean continuar trabajando para usted? Supongo
que antes de quedarse sin empleo.
-¿Cree
que habrá posibilidades para ellos en la isla?
Iba
a responder cuando Lenya exclamó golpeando la mesa con las palmas de las manos.
-¡Voy
a ser padre!
Lo
miré sorprendido, no por la noticia que ya conocía muy bien, sino por el
énfasis que había puesto al transmitirla.
Anouk
giró para fijar la vista en él, y cada uno de los inversores levantó la vista
de la carpeta que leían y lo observaron con sorpresa. El camarero dejó de
servir y también lo miró sorprendido.
Sonreí.
Me puse de pie y prendí el botón de mi chaqueta. Rodee la mesa hasta llegar a
mi hermano y lo palmee en el hombro.
-Caballeros,
mi hermano y su mujer me darán un sobrino aproximadamente para septiembre.
Lenya
me miró boquiabierta.
-¡Ah!
¿Septiembre? No había sacado la cuenta.
-Permiso,
señor –el camarero se retiró en silencio.
Volví
a sonreír y lo palmee nuevamente para tomar mi lugar en la mesa. Hice seña a
Anouk que comenzara a explicar los pormenores de la construcción y explotación
que ya estaba avanzada, pero Lenya volvió a interrumpir.
-¿Septiembre?
¡Es un mes hermoso! Me gusta el otoño.
Se
escuchó un murmullo discreto. Carraspee.
-Bueno,
sigamos caballeros, la señorita Gólubev les mostrará en qué consiste la
inversión de ustedes y…
-¡Señor
Hagebak!
El
hombre de alrededor de cuarenta años de barba espesa miró a mi hermano.
-¿Usted
ha sido padre?
-¿Perdón?
-Le
pregunto porque tiene cara de haber sido padre, me gustaría saber su
experiencia y esas cosas.
Anouk
me miró de reojo y volvió la vista a la pizarra.
-No
he sido padre, de hecho soy soltero y vivo solo.
Anouk
me miró esta vez aterrada.
-¿Es
gay? Porque no tendría nada que ver, podría adoptar y en ese caso supongo debe
ser maravilloso también.
-No
señor, no soy gay. Soy soltero sin hijos.
-¡Ah
pues! ¡No se imagina lo que se pierde!
-Lenya
-murmuré.
Sus
ojos brillaron divertidos.
-¿Qué
ocurre, Sebastien?
-Bueno…
Yo diría que podemos seguir con el temita este… de las inversiones…
-Sí,
claro.
-Okay.
Anouk, por favor –señalé la pizarra.
La
menor de los Gólubev no giró inmediatamente tras mi orden sino que aguardó en
mi mirada la afirmación de que la reunión continuaría en los cánones normales.
Imposible
otorgarle esa confianza ya que ni yo sabía si Lenya iría a callar la boca.
Asentí
con la cabeza levemente y Anouk fibrón en mano comenzó a explicar con voz clara
y precisa lo hecho hasta ahora en la isla.
A
los tres minutos Lenya volvió a interrumpir. Lo había notado mirando la pizarra
pero algo me decía que no estaba con las luces puestas allí.
-¡No
puedo creerlo aún!
Silencio
en toda la sala…
Él
dio un vistazo a todos y sonrió.
-¡No
se imaginan como me siento!
Tres
de ellos sonrieron con disimulo.
-Lo
felicito, señor Craig –dijo un caballero joven de alrededor de treinta años.
-¡Gracias,
señor Raske! ¿Usted tiene hijos?
-Aún
no.
-¡Qué
pena!
-Lenya…
-murmuré.
-Oh,
siii. Sigamos con la reunión.
-Yo
sí tengo hijos, señor Lenya Craig –vociferó uno de los inversores que se había
mantenido al margen.
-¿No
diga? ¿Qué puede contarme sobre su maravillosa experiencia?
Miré
a uno y a otro varias veces con clara desesperación.
-¿Maravillosa?
¡No qué va, querido mío! Desastrosa, horrible, ni se imagina lo que pené.
-Pero,
¿por qué señor, Voll?
-Porque
los hijos solo me han dado dolores de cabeza. En la primera etapa, señor Craig,
olvídese de dormir, será imposible. Y del sexo con su mujer, ni que hablar.
Ambos verbos serán desconocidos. Después vendrá la etapa de la sociabilidad y
el colegio. Se hartará de las maestras enseñándole cómo debe educar, y que en
su hogar seguramente debe haber problemas ya que la conducta del retoño da que
hablar, siempre y cuando no lo expulsen del colegio y usted vaya por la ciudad
rogando que se lo inscriban por piedad. Eso no es todo –Anouk depositó el
fibrón en la canaleta de la pizarra y se cruzó de brazos. Yo estiré las piernas
para relajar mis músculos tensionados-, cuando crea que ya llegaron a la
madurez aunque haya dejado en esos años parte de su salud física y psíquica, se
equivoca. Comenzarán a pedir y pedir dinero como si usted fuera un cajero
automático y créame, tienen una facilidad y aprendizaje para gastar plata como
nunca habrá visto en ningún ser humano. Usted no dormirá nuevamente porque
faltarán de casa a la madrugada, se preocupará pensando que podría haberles
ocurrido algo pero no, ellos estarán despilfarrando el dinero con el sexo
opuesto hasta que caigan con embarazos y bodas no deseadas. Sin embargo no
termina allí. No piense que se ha desligado de ellos sino que aumentarán sus
gastos porque seguramente usted se compadecerá y les brindará una ayuda porque
ellos son buenos para nada. Y si no se compadece, su mujer le dejará las pelotas
tan llenas hasta que lo haga.
-¡Qué
horror!
La
voz de Anouk se escuchó y con ella sus pasos de tacos finos avanzando hacia el
señor Voll.
-Usted
habla por su experiencia. Mis padres están felices de tenernos. Somos cinco
hermanos y ellos están orgullosos.
-Eso
cree usted, señorita, quisiera escuchar a sus padres sobre el tema.
Me
puse de pie.
-Okay,
caballeros, dejemos el tema de los hijos y volvamos a la inversión. Para eso
están aquí.
-Yo
creo que usted no ha sido tan buen padre.
-Anouk…
murmuré.
-¿Cómo
puede acusarme de algo así?
-Por
favor –traté de calmar los ánimos.
Imposible… Imposible
calmarlos, imposible frenar la discusión en la que ya se habían sumado casi
todos los miembros de la reunión, imposible cerrar las inversiones…
Cuando
salí a la intemperie junto a Anouk, la noche estrellada y fría me envolvió como
manto de nostalgia. Lenya había logrado que regresara al pasado con su gran
entusiasmo por ser padre. Me vi muchas veces con Douglas de pequeño,
acompañándolo a cada paso, sufriendo y alegrándome por infinidad de momentos
compartidos. No podía decir que veinte años junto a él eran toda una vida, sin
embargo si me preguntaran sobre ella diría que el sentido de mi existencia
había comenzado con mi hijo. No había nada tan importante que mencionar sino
recordaba primero algún hecho junto a Douglas.
Los
hijos… Su existencia, la razón de las mejores y privilegiadas dichas. Su
pérdida o desaparición… el dolor más grande que debía existir.
Anouk
siguió mis pasos muy enojada.
-¡Qué
humano idiota! ¡Viejo resentido y amargado! ¡Un mal follado!
La
miré sorprendido y se detuvo de forma abrupta. Llevó la mano a la boca y
horrorizada se disculpó.
-¡Ay
perdón! –lloriqueó-. ¡Perdón! Esa es Rose y su bendita boca, me ha contagiado.
¡Pido disculpas!
-Está
bien Anouk, no es para tanto.
-¡Sí,
lo es! Una señorita no debe hablar así, menos una Gólubev.
Sonreí.
-De
verdad, no hay de qué disculparte. Aunque te aconsejo que tus padres nunca te
escuchen, dirán que te he arruinado.
Sonrió.
-No,
tú me has tratado muy bien y me has guiado perfectamente. Solo que yo…
últimamente… No sé… Estoy extraña. Perdón nuevamente.
-Vamos,
no te preocupes. Sube al coche. Mañana empacas y nos dejas, así que trata de
descansar.
Apenas
Anouk se adelantó bajé los tres escalones que me separaban de mi hermano. Él
estaba sentado en el primer peldaño con las piernas abiertas en actitud de
agotamiento. Escuchó mis pasos y miró hacia arriba para encontrarse con mis
ojos.
-Lo
siento, lo he arruinado.
Sabía
que debía llegar a la mansión cuanto antes porque ya se había hecho tarde y
Bianca debía estar preocupada pero mis ganas de unirme en ese sentimiento que
taladraba a Lenya desde que se había enterado de su paternidad, pudo más.
Me
senté a su lado…
-No
te preocupes, no ha sido grave después de todo. Los que están interesados
volverán a comunicarse, el resto… el resto no importa, conseguiremos más
inversores.
Fijó
su vista en las baldosas de la acera.
-No
seré buen padre.
-¿Por
qué no?
-No
sé… Me da esa sensación que no podré cumplir con lo que deba hacer
correctamente.
-¡Claro
que podrás!
-Tú
lo dices porque te ha salido todo bien.
Suspiré…
Recordé
el día que Douglas me confesó que había consumido droga por primera vez. ¿Dónde
estaba yo? ¿Cómo no había podido darme cuenta que la mala junta de esos
imbéciles lo llevaría por el camino equivocado? Sin embargo no le di la
importancia que hubiera tenido.
-No
te creas –murmuré.
Me
miró detenidamente.
Observé
el cielo azul profundo decorado con una incipiente aurora boreal.
-No
soy un ejemplo ideal.
Un
silencio nos rodeó. Silencio demoledor. Ese que usas para pensar en cuántas
veces te has equivocado.
-Eres
un buen padre –murmuró sin dejar de mirarme.
Sonreí
con los ojos húmedos.
-A
veces creo que Bianca no desea un hijo porque tiene temor de cómo enfrentaré una nueva experiencia.
-No
es por eso. En el fondo lo sabes. Miedo, claro que lo tendrá. Sin embargo no es
por tu rol sino por el suyo propio.
-¿Estás
seguro?
-Por
supuesto. Quisiera poder criar a mi hijo como lo has hecho tú. Dándolo todo.
Sonreí
y lo miré.
-Estoy
convencido que lo harás. Somos hijos de Adrien Craig. Llevamos en la sangre sus
genes y su mayor virtud fue la de ser un buen padre.
Asintió
con la cabeza y palmeó mi rodilla.
-Vamos,
Anouk comenzará a protestar.
Jajajajajaja pobre Lenya....le va a dar algo.
ResponderEliminarPresiento que será un gran padre...sobreprotector y celoso pero un papá genial.
La que lo va a sufrir es Liz...ya veo q no la dejará ni respirar en paz.
Me hiciste reir nena...adoré como siempre
¡Hola Ale! Siii, es de terror. Tenés razón pobre Liz.
EliminarY lo que falta aún en nueve meses. Me encanta que te haya hecho reír. Eso es genial. Un besazo y gracias! Te quiero mi sol!!
Me da cierto paralelismo con gente que conozco (conocemos) que tambien supongo eventualmente sera padre....pobre novia te imaginas???? 😂😂😂😂
EliminarMira lo imagino como si lo viera frente mío. Jajajajaja
EliminarUy que tierno que es Lenya, adoro a ese personaje me encanta que el y Liz estén bien y ahora esperando familia. Van ser geniales como padres,
ResponderEliminar¡Hola Citu! Lenya es adorable para nosotros porque para Liz creo que será asfixiante. Será divertido. Muchas gracias por leerme y comentar. Pasaré por tu blog cariño ahora que estoy de vacaciones. Un besote grande.
EliminarSiii pegue!!!!
ResponderEliminarVan hacer padres que noticia más bella y Lenya esta que no cabe de felicidad anda tan emocionado que no sabe ni que hacer jejeje que bello él, Liz y Lenya van hacer unos padres excelentes, muchas gracias Lou por el capitulo me encantó!
¡Hola Lau! Gracias por pasarte. Siii serán padres para septiembre así que esperemos con paciencia.Será difícil para Lenya y creo que para Liz aguantar a Lenya jajajaja. Pero seguimos en esta aventura de los Craig. Muchas gracias cielo un besazo
EliminarHola Lou... Este capítulo ha sido encantador de verdad
ResponderEliminarMe alegra que Liz no tenga nada malo, y estoy segura de que Lenya será un excelente padre
Como muy bien ha dicho Sebastien... son hijos de Adrien, y Adrien fue muy buen padre
Bueno, en la reunión se ha hablado de todo menos de lo que se debía ;-)
Creo que la nefasta experiencia del señor Voll no ha servido para calmar al pobre Lenya ;-)
Lo dicho, creo que Lenya será un buen padre... de hecho, ya lo está siendo
La familia Craig se agranda por momentos ;-)
Un capítulo que he disfrutado mucho
Besos
¡Hola Mela! ¡Qué alegría saber que lo has disfrutado! Ese era mi objetivo para con el lector, pasar un rato ameno y divertido. Claro está que al parecer Lenya esta bastante obsesionado. Esperemos que Liz tenga paciencia. Y sí son hijos de Adrien y el líder de los vampiros siempre actuó buscando lo mejor para ellos, incluso para quien era hija del corazón.
EliminarUn besazo enorme amiga y gracias por leerme y comentar.
He vuelto con la lectura! Lenya no puede ser tan tierno, es divino. Y con respecto a su miedo sobre si va a ser un buen padre... por supuesto que lo será, va a ser la clase de padre que siempre quiso tener!
ResponderEliminarTe quiero bella!♥
¡Hola belleza! Qué gusto tenerte por aquí nuevamente.
EliminarLenya será excelente padre, eso supongo.Con Liz será sobreprotector por lo que llego a adivinar. La familia Craig se agranda y llegarán nuevas sorpresas. Un gusto compartirlas contigo. Un besote enorme y gracias como siempre!
vaya, Lenya descubrió el hilo negro,,,,muy ameno tu capítulo como siempre,,,abrazos amiga,,LOU
ResponderEliminar¡Gracias por comentar amigo Lobo! En la semana pasaré por tu bello blog. Te envío un abrazo enorme.
ResponderEliminar